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Fútbol

Argentina goleó a Brasil en una noche inolvidable

Redacción Vanguardia

Lo del equipo nacional rozó la perfección, dándose el gusto de ganarle los dos partidos de esta Eliminatoria por primera vez en la historia, y marcándole cuatro goles a su clásico rival, una marca inédita también para la selección “verde amarela”.

 

Jugando en un nivel superlativo, el seleccionado argentino goleó a Brasil por 4-1, en el marco de la decimocuarta fecha de las Eliminatorias Sudamericanas, desatando una verdadera fiesta en el estadio Monumental. El conjunto nacional, que ya se había asegurado su clasificación al Mundial, brilló ante un elenco brasileño muy alejado de sus mejores versiones y se terminó floreando ante un Brasil reducido a un papel de sombrío partenaire.

Lo del equipo nacional rozó la perfección, dándose el gusto de ganarle los dos partidos de esta Eliminatoria por primera vez en la historia, y marcándole cuatro goles a su clásico rival, una marca inédita también para la selección “verde amarela”.

ARRANQUE A PURO GOL

El arranque del partido estuvo a la altura de lo que se respiraba en un Monumental vibrante. El equipo empezó a mostrar recuperación, gran velocidad y precisión en tres cuartos de cancha y no tardó en dar sus frutos a los tres minutos, cuando una buena jugada colectiva terminó con Thiago Almada habilitando desde la izquierda a Julián Álvarez, quien dominó entre Guilherme Arana y Murillo y atropelló ante Bento, conectando por lo bajo a la red. Fue el rápido 1-0.

El show continuó a los 12 minutos ante un adversario perdido. Tras una interminable conexión de 33 toques, Nahuel Molina habilitó desde la derecha a Enzo Fernández para que definiera fuerte y alto, ingresando libre por el segundo palo. 

A partir de ese momento, de las tribunas comenzó a bajar un fervor aún más ensordecedor y se empezó a gestar una noche histórica. Rodrigo De Paul amenazó con el tercero, pero se lo tapó Bento.

Impensadamente, a los 26 minutos los visitantes descontaron inmerecidamente gracias a la presión de Matheus Cunha sobre Romero. El zaguero dudó en la salida y sufrió el robo del brasileño que enfrentó a un Martínez, que debió retroceder rápido, y no pudo sacar el disparo que se metió abajo junto a su palo derecho.

Tras un breve respiro sin sobresaltos, Argentina reaccionó y Thiago Almada volvió a exigir a Bento. Hasta que a los 36 minutos llegó el tercer tanto albiceleste. Un exquisito y preciso centro desde la derecha de Enzo Fernández, le permitió a Alexis Mac Allister anticipar al golero brasileño y, con un toque no menos lujoso, estiró la diferencia.

Más adelante, la promesa de chispazos se hizo realidad cuando un cruce entre Raphinha y Nicolás Tagliafico derivó en una pelea general y la amonestación de ambos, lo que avizoró un complemento caliente.

 

SEGUNDO TIEMPO

Más allá de las especulaciones, la tónica del partido no varió en el segundo período. Pese a los tres cambios que realizó Brasil, Alvarez aprovechó una indecisión defensiva y casi mete un golazo de emboquillada, motivando otra gran atajada de Bento.

Argentina era mucho más y no tardó de trasladarlo a la red. Sobre los 25 minutos volvió a golpear a fondo. Tagliafico trepó por su lateral y cruzó el centro atrás, que parecía perderse, pues Mac Allister se pasó de largo. Pero el recién Giuliano Simeone, entrando por la derecha, conectó un potentísimo disparo a la carrera, que pegó en el travesaño antes de picar adentro, decretando el 4-1.

Ya con más relevos de parte de Scaloni -metió a Facundo Medina y Nicolás Paz-, sólo bajaban "oles" de una enfervorizada tribuna y los chispazos entre los protagonistas terminaban con los argentinos entendiblemente al límite del “canchereo”. Uno que sucumbió a la tentación fue el golero Martínez, que hizo jueguitos y se ganó el reto de Scaloni.

En lo que quedaba de partido, Raphinha ejecutó un tiro libre desde las puertas del área, que termino besando el travesaño, y el golero Bento, con una notable volada, le negó el quinto a un colocado disparo de Paredes. Incluso De Paul se perdió la última con un disparo alto. 

Fue un final a la altura de una velada inolvidable, de esas que se escriben a fuego en las páginas de la historia. Argentina ganó, gustó y goleó, ratificando su condición de mejor seleccionado del mundo.

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