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Mar del Sud

Alumnos de tres escuelas de Mar del Sur tenían continuamente vómitos y diarrea: los padres descubrieron la causa

Redacción Vanguardia

 “Dale por favor, tenemos un quilombo”. La vicepresidenta del Consejo Escolar de General Alvarado apuraba por mensaje al contratista para que le envíe el documento que debía confirmar que el agua del Polo Educativo de la localidad de Mar del Sur era potable. Tenía ante ella a varios padres de alumnos que habían sufrido vómitos, descomposturas y sarpullidos que atribuían a consecuencias de napas y tanques contaminados en esas escuelas.

El certificado llegó: decía que el agua era apta para consumo, pero la desconfianza de los padres desentrañó el engaño y evitó un riesgo sanitario de dimensiones inimaginables si la situación se sostenía: los análisis enviados por el contratista eran falsos y manipulados como imagen digital para hacerlos parecer veraces, con supuestos sellos de un área especializada de la Universidad Nacional de Mar del Plata. Más grave aún: las máximas autoridades educativas del distrito lo sabían.

A esa conclusión llegó la Justicia federal, que acaba de imputar la comisión de delito a la presidenta del Consejo Escolar de General Alvarado, Carolina Palacios; la vicepresidenta, Adriana Parodi; el tesorero, Fernán Gorostiza, y también para Ezequiel Bravo, prestador privado para la limpieza de tanques

Se los acusa por igual de defraudación a la administración pública, uso (también falsificación en el caso del contratista) de documento público falso y suministro de aguas para consumo humano disimulando su carácter nocivo y (para los tres primeros) incumplimiento de los deberes de funcionario público. “Durante mucho tiempo a nuestros hijos les dieron agua con mierda para tomar, para comer y para lavarse”, acusan los padres.

Los establecimientos afectados en principio son la Escuela de Educación Primaria N°2, la Escuela de Educación Secundaria N°8 y el Jardín de Infantes N°910, todos parte del complejo que tiene sus sedes en la manzana de calle 106 y 27 de Mar del Sud, a unos 16 kilómetros al sur de Miramar.

Mar del Sud no cuenta con red cloacal ni de agua corriente. Este problema en el Polo Educativo tendría su origen en reiterados desbordes de su pozo séptico y la derivación de esos desechos hacia la demasiada cercana perforación hacia las napas desde donde se abastece de agua a los tres edificios escolares.

Esta semana los padres volvieron a decidir que sus chicos no vayan a clases porque las autoridades educativas dispusieron suspender el programa “Agua segura” que, desde que estalló este caso a comienzos de marzo, proveía agua embotellada para consumo e higiene de las instalaciones. Los directivos aseguran que el nuevo pozo de abastecimiento y el tanque ya están en condiciones óptimas, pero los padres entienden que falta documentación que certifique de manera “fehaciente y determinante” que no hay riesgo de contaminación.

“Los papás hemos dicho que ‘con los chicos no’ porque acá se pasó toda raya y límite, todos nos dieron la espalda y nos dejaron solos”, dijo Norberto Lamelas, padre de uno de los alumnos de primaria y quien sería luego la llave para comenzar a desenmascarar este engaño que llegaría a la justicia penal.

“Nadie pensó en los pibes ni se pusieron en nuestra piel”, aseguró a LA NACION. Y recordó: “Nuestros hijos iban a la escuela y les daban agua con materia fecal”.

Vómitos, diarrea y fiebre

La historia se comenzó a escribir bastante antes. El año pasado era tema repetido entre padres comentar sobre cuadros de vómitos, diarrea y hasta fiebre de sus hijos. Uno de ellos llegó a internación por riesgo de deshidratación. Lo llamativo fue que durante el verano, sin ir a la escuela, nada de eso se veía. Por eso el día de comienzo del actual ciclo lectivo plantearon la situación a directivos.

Por propia iniciativa, con apoyo de la cooperadora, los padres avanzaron con el encargo de un estudio del agua que hizo la firma Aqualab, documento al que accedió LA NACION. El resultado fue espeluznante: lo que salía por las canillas tenía Escherichia Coli y pseudomonas, bacterias de fuerte capacidad para infectar. Así asomaba la primera explicación firme de aquellas descomposturas y algo más que sufrían los alumnos.

El revuelo se armó cuando desde la escuela avisaron al Consejo Escolar de General Alvarado de este análisis negativo por fuera de lo institucional. Respondieron con otro estudio de supuesta calidad de agua óptima. Los padres exigían verlo y lo que llegó y les mostraron, con cierta demora según recuerdan, no conformó. “Una mamá es bioquímica y advirtió que tenía fallas”, cuenta Lamelas, que luego y con sus dudas se fue hasta Mar del Plata en busca del Laboratorio de Bromatología de la Universidad Nacional de Mar del Plata donde supuestamente se había hecho aquel análisis bacteriológico.

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