En las jornadas del popular espectáculo se alcanzaron quizás las mayores presencias de público en el cerro El Triunfo. El festival llegó con historia a esta tierra traído por Miguel Franco y Orlando Gargiulo. El domingo 11 de abril de 1971 marcó un récord de espectadores.
Los recuerdos de vecinos coinciden. Todos aseguran que nunca se vio tanta gente en nuestro cerro El Triunfo. A Lonja y Guitarra, el festival que unía jineteadas y música folclórica, llegó con historia a esta tierra traído por Miguel Franco y Orlando Gargiulo. Hace más de medio siglo cuando ya los festivales del Canto Argentino se habían ganado un espacio en la cartelera anual de espectáculos de ese carácter, la Municipalidad sumó la nueva propuesta. El gobierno que encabezó Juan José Mare decidió entonces utilizar el cerro con un encuentro diferente al ya conocido, de menor duración y que además captaba a un público más afecto a las costumbres criollas. La organización estaba a cargo de la Comisión Municipal de Turismo y en el secretario de Gobierno, Agustín Enrique Cordero Mujica –tiempo después fue concejal- se centralizaban gran parte de las decisiones. Ya Lonja y Guitarra tenía historia con presentaciones en Vicente Casares o Lobos. En fines de semana llegaba la gente atraída por los caballos de Gargiulo, los diestros y bravos jinetes de distintas zonas y figuras de la canción y la poesía nativas. Franco -locutor, presentador y recitador- promocionaba el espectáculo en la semana previa desde su exitoso y muy escuchado “Un alto en la huella”, espacio que en varios años integró las programaciones de las radios Antártida, Argentina y Rivadavia.
Y El Triunfo fue un magnífico escenario para esas jornadas. Las jineteadas se llevaban a cabo en la mañana y primera parte de la tarde en la zona próxima al lugar donde hoy está el Monumento Héroes de Malvinas. Luego, los miles de espectadores caminaban hasta el anfiteatro natural y allí se cumplía la segunda parte con la canción, el recitado, la danza.
En esas tardecitas y noches se marcaba otra diferencia con respecto al Canto Argentino. En estos festivales lo que se denominaba platea era obviamente el sector ocupado con cientos y cientos de sillas. En A Lonja y Guitarra, en cambio, la gente estaba parada.
Y llegaba a ser una multitud. El domingo 11 de abril de 1971 quizás marcó el récord. El Liberal afirmó luego que se había vivido “la jornada más espectacular de todas para esa vieja cantera de piedra, que fue ocupada por una marea humana, donde las cifras y los cálculos se pierden porque prácticamente es imposible saber cuánta gente estuvo allí”.
Apuntó algo más el matutino balcarceño: “cayeron todos los récords para este cerro acostumbrado a las cifras grandes y esta fue gigante”.
Ya desde muchos años atrás las cooperadoras eran importantes para el funcionamiento de los establecimientos de enseñanza. Al igual que ocurrió con varios quioscos y quinchos de venta de comestibles y bebidas, no se olvidó en mucho tiempo el ingreso económico de ese fin de semana: “fue impresionante. Creo que muchos ladrillos de ampliaciones y obras que se hicieron en la Escuela se compraron por los festivales A Lonja y Guitarra, como también por el comedor que durante años se atendió en las exposiciones de la Sociedad Rural”, contaron testigos de aquellas jornadas históricas.
La promoción llegó a Córdoba y Santiago
Populares figuras de la canción y el recitado actuaron en nuestro cerro.
Omar Moreno Palacios, Horacio Guarany, Los Indios Tacunau, Julia Elena Dávalos, José Larralde, El Soldado Chamamé, Argentino Luna y muchos otros intérpretes fueron los que subieron al escenario del anfiteatro del cerro El Triunfo, en las tardecitas y largas noches de A Lonja y Guitarra. Junto a ellos voces y poetas de nuestra zona como el Paisano Carlos Cabrera y el Vasco Víctor Abel Giménez, nacido en Coronel Vidal cuando se lo conocía como Arbolito, integraron esos elencos que recibían los aplausos y ovaciones de aquellas multitudes.
El balcarceño Carlos Máximo Cabrera tenía ya entonces una trayectoria reconocida. Recordarlo es hacer mención al conjunto Huella que formaron –además del recitador- los hermanos Alberto y Atilio Medina y Raúl González, con una presencia que cumplieron en escenarios de la Capital Federal en la década del ´50, que no se olvida. También el cuarteto estuvo en el cerro. Giménez venía a nuestra ciudad cuando ya era conductor de ”Buenos días, señor día” –estuvo 23 años en LU6 Radio Atlántica- y libretista y autor, que llegaría a registrar más de 200 obras en SADAIC. Grabó discos con Larralde, Víctor Velázquez, Alberto Merlo y Argentino Luna y su labor sería más adelante distinguida con los premios Martín Fierro, Santa Clara de Asís y Lobo de Mar.
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