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Volver de Arabia Saudita: ´fue una experiencia única, pero creo que no regresaría'

Redacción Vanguardia

El doctor Ángel Reveruzzi, médico del Hospital de Balcarce, especialista en Clínica Quirúrgica y miembro de la Asociación Argentina de Cirugía, retornó a la ciudad luego de varios meses en Arabia Saudita donde trabajó en uno de los centros de salud más reconocidos y destacados. Fue asignado al Hospital General de Sharorah y allí compartió y vivió una experiencia a la que calificó de “única”. Según contó el profesional a La Vanguardia, “no la encuentro comparable con nada. No es como cuando uno va a España o a Italia y se siente como en casa;  allá es una cultura totalmente diferente a la nuestra, con sus cosas buenas, con sus cosas no tan buenas, pero totalmente diferente a la nuestra y creo que lo cultural es muy importante y movilizante”, destacó.

-Respecto de la medicina, de la salud, ¿Cómo se vive en Arabia Saudita?

-Con respecto a la medicina, la infraestructura, la medicina que tienen, por lo menos en el Hospital en el que yo estuve, y supongo que en todos los hospitales de allá, es espectacular. El Hospital en el que yo trabajé es un Hospital nuevo en una ciudad de 260 mil habitantes y está todo construido solamente en dos plantas con aparatología de primer nivel. Y los profesionales que componían la planta médica en la inmensa mayoría eran de fuera de Arabia Saudita.

 -¿Existen en Arabia Saudita los problemas que tenemos en Argentina?

-En realidad la salud pública es excelente, y no existen los inconvenientes de escases de insumos; hay de todo, pedí lo que quieras y siempre lo vas a tener. Se podría decir que algún tipo de inconveniente es que, alguna vez ocasionalmente, se cortó la internet y como todo esta computarizado teníamos alguna demora de 15 o 20 minutos, pero era el único problema que recuerdo.

 -¿Cuáles son las demandas en materia de salud de la población?

-La patología que se atendía en el Hospital donde yo estaba era una patología que se da en cualquier parte del mundo, vesícula, hernia, hemorroides, y apéndice. Ellos tenían mucha patología tiroidea que calculo que estará relacionada con alguna insuficiencia con el suministro de iodo en su alimentación, supongo, pero también vale decir es una patología que se ve en cualquier Hospital general del mundo. Ellos tienen todo muy protocolizado y lo que no se puede resolver integralmente en el Hospital en el que uno está se manda directamente a un centro de mayor complejidad. Por ejemplo, si cae un paciente con un cáncer de colon y el Hospital no cuenta con un oncólogo se lo deriva directamente a un Hospital que tenga cirujano, oncólogo y demás profesionales relacionados con la enfermedad.

 -En el choque cultural, ¿qué cosas lo sorprendieron?

-Fundamentalmente lo que me llamó la atención en la vida diaria es que la mujer está siempre como en un segundo plano. Te puedo decir una Sala de Espera de un consultorio con unos sillones impresionantes, espectaculares, y los hombres sentados ahí y las mujeres o de pie  o sentadas en el piso y las que tienen chicos chiquitos sentadas en el piso con sus hijos en la espalda, eso me sorprendió bastante. Por otro lado, también me llamó mucho la atención el tema del respeto a las plegarias en los momentos de oración. Ellos tienen por todos lados los altavoces de los edificios públicos y las Mezquitas. En mi caso particular, pongo dos ejemplos; respetan tanto la religión que hasta que no rezan no comienzan la cirugía. Por otra parte, yo iba a un gimnasio de tarde, pero a las 6 de la tarde era la hora de la plegaria y el único que se quedaba haciendo actividad física era yo, mientras todos tiraban la alfombra en el medio del gimnasio y empezaban a orar.

 -¿Cómo era su día en Arabia?

-Mi actividad arrancaba a las 8 de la mañana hasta más o menos las 14, después tenía el día libre, pero a las ocho de la noche ya están cenando, no para mí, porque era muy temprano pero no para ellos ya cenan para iniciar el día siguiente bien temprano; no nos olvidemos que uno de los factores influyentes en la vida cotidiana es el calor. Teníamos temperatura de 37, 38, 39 grados todo el día en invierno y, en verano, llega a los 49 o 50 grados. En el tiempo en que yo estuve allá llovió solamente dos veces y durante media hora, es decir, dos veces en un poco más de 90 días. Por eso se aprovecha mucho más la tardecita para las tareas de los supermercados o los comercios que están abiertos.

 -¿Qué sabe el saudí promedio de la Argentina?

-No mucho más del fútbol y algunas cosas básicas de nuestro país.  Si bien tienen Google está un poco restringida la información. Sí está habilitado el servicio de internet a todo lo que era la parte científica para buscar protocolos de cirugía, de diagnóstico y tratamiento. Obviamente, el mundial de Qatar nos abrió una ventana al mundo árabe también. Yo tenía en el ambo la banderita de Argentina y decían “Argentina, Messi, Maradona”, y hasta por ahí alguno me dijo “Del Potro”, pero bueno, el deporte y el fútbol en particular es lo que más conocían de nosotros.

 -¿Y cómo era la ciudad donde usted se encontraba?

-La defino así: la ciudad más aburrida que he conocido; no había cines, no había teatros, no había espectáculos públicos que pasaran música en ambientes públicos, todo eso también está relacionado con la parte religiosa; los restaurantes se usaban más como un lugar para ir a retirar comida y llevarla a su domicilio, o bien comer en el lugar (si sos hombre), ya que las familias tenían como habitaciones cerradas para hacerlo. Muy raro.  

 -¿Volvería?

-Fue una experiencia única, pero creo que no regresaría. Es muy difícil la vida allá para lo que uno está acostumbrado en el mundo occidental, o sea, la manera de trabajar es excelente, la parte más feliz del día es mientras yo estaba trabajando. Después, en cuanto a la vida social, lo que hay para hacer, por lo menos en la ciudad en la que yo estuve, es muy poco y es difícil de sobrellevar estando tan lejos.

 

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