El ex jugador y reconocido profesor de tenis habló de su relación con Guillermo Vilas, del impacto de la última foto, y de sus vivencias junto a uno de los más grandes tenistas de todos los tiempos. “Vilas es mucho más que un antes y un después, él creó el tenis profesional en Argentina y ha sido, creo, un fenómeno sin igual. Guillermo nos enseñó que siempre se puede dar más, que cuando hay trabajo y sacrificio los logros aparecen”, sostuvo Corti.
Para los amantes del deporte, y del tenis en particular, Guillermo Vilas tiene un lugar de privilegio entre ese selecto grupo de elegidos que han trascendido más allá de sus títulos y campeonatos. Vilas fue una máquina de jugar al tenis, de ganar títulos y de la autoexigencia al límite de sus posibilidades. Fue y es un símbolo de la perseverancia, un ejemplo para la juventud, un orgullo argentino, un hombre que abrió caminos que hoy otros transitan. Guillermo Corti –quien nació en Balcarce y conoció el tenis a los 8 años por su padre, Honorio, quien era en ese momento vicepresidente de la Federación Atlántica de Tenis- construyó una valiosa etapa en el circuito de menores y llegó a estar entre los primeros 500 del ranking mundial de la ATP en 1981. Así fue que tuvo el honor y el gran privilegio de entrenar con el gran Guillermo Vilas, nada más y nada menos. Fue parte de su historia y, como tal, de una verdadera leyenda del tenis mundial.
-¿Qué le generó la última foto de Vilas?
-En la miniserie de Netflix, que hizo Eduardo Pupo, me impresioné un poco más porque en esa miniserie, en el último capítulo, él -por Vilas-aparece y no está en buenas condiciones. Y estamos hablando de una serie de 2018. En realidad yo me enteré del problema de salud de Vilas en el año 2012. Hoy sigo frecuentando a mis ex compañeros de la época de tenista que nos reunimos en el Buenos Aires Lawn Tennis junto a Ricardo Cano que fue compañero de él desde menores, en Copa Davis, y nos contó a mí y a otros amigos hace años que andaba con ese problema, una enfermedad relacionada con el Alzhéimer y no lo podíamos creer. En ese momento todavía Guillermo no tenía 60 años. Él se cuidaba mucho con su salud, dentro y fuera d al cancha, con el tiempo también seguía practicando deportes, tenía una vida muy sana pero bueno, está con este problema. Vi la foto también, ahora no me sorprende pero es realmente muy dura.
-¿Qué recuerda de Vilas desde aquel trato tan cercano?
-Yo conozco a Vilas o empiezo a relacionarme con él cuándo ya era un campeón muy consagrado. La primera vez que lo vi fue en 1972 cuando yo tenía 11 años, recién llegaba al Náutico, y ya era el uno de Argentina. Por esos años se jugaba un torneo muy importante en Mar del Plata, venían muchos jugadores de nivel internacional y fue en ese año ´72 cuando yo ingreso al Náutico. Vino Manolo Santana, que fue un gran campeón de los años ´60, campeón de Wimbledon que falleció el año pasado, y jugó la final con Vilas. Guillermo ahí tenía 19 años y Santana le dio una clase de Tenis. Ahí empecé a conocerlo y ya me impresionaba como corría y, claro, por su juego. Después fue lo que fue, en el año ´77 fue el mejor de todos ganando 16 torneos, aunque el ATP no le dio el número uno por la forma de puntuación que tenía. Después lo seguí porque yo iba al Lawn Tennis pero no tenía trato con él. En el año ´81, cuando él se distancia con Clerc, estuvieron un tiempo sin hablarse, aunque funcionaron muy bien en la final de la Copa Davis. Yo conocía al padre que era el presidente del Náutico y él entrenaba con su maestro, Felipe Locícero, y fue a raíz de ese acontecimiento que me invitó a practicar entre muchos otros jugadores jóvenes del Lawn Tennis. Él era de entrenar mucho, varias horas, corría mucho, y nos pedía que no erráramos. A mí me gustaba eso porque empezamos a tener así onda deportiva, empezamos a entrenar más días y terminamos casi dos años entrenando muchísimo acá y en Europa también.
-Vilas tenía algo que era la constancia y el querer superarse permanentemente…
-Absolutamente. Vilas siempre hacía frontón desde chiquito y por supuesto que es así; Ricardo Cano, de quien soy bastante amigo, fue un jugador tan habilidoso y tan extraordinario que ya habiendo pasado sus mejores años del ATP siguió mostrando su jerarquía, pero claro no fue Vilas. En una oportunidad, Ricardo me invitó a jugar dobles en el ATP de Buenos Aires, para mí un honor jugar con él, y llegamos a la final, es decir, él me llevó a la final, las cosas que hacía, la ubicación que tenía, realmente tenía un talento natural increíble. Cano fue un jugador muy habilidoso, pero Vilas yo creo, a fuerza de entrenamiento, de correr, era como Nadal, era invencible. Muy increíble las cosas que yo le vi hacer dentro de la cancha. Un día, entrenando en la Copa Davis, en el día anterior a que Argentina jugara la semifinal ante Inglaterra en el Lawn Tennis, Vilas había decidido ir a un country en la zona norte de Pilar, alquiló una casa muy linda que tuviera cancha de cemento porque él quería entrenar en esa superficie, aunque se jugara en ladrillo en el Lawn Tennis. Como los británicos hacían saque y red, él quería una superficie rápida para correr y contrastar el juego veloz de los británicos. Me llevó a mí, estuvimos dos semanas y nos quedamos entrenando hasta, incluso, la noche. Yo le digo: “Guillermo, está oscuro, no se ve nada”,… me miró y me dijo: “Qué dijiste?”, y le respondo “estamos errando porque está oscuro, porque no se ve”, a lo que me contesta; “Así que vos decís que estamos fallando porque no se ve, vení a la red”…“¿A quién le ganaste vos?”. Yo la verdad venía del juvenil pero al lado de él …cero, y me dice: “Yo me voy a quedar, ¿vos te quedas conmigo?”…Guillermo lo que vos digas, le respondí. Nos quedamos hasta las diez de la noche, una aventura, le pegábamos a una pelota cada 10 minutos, nunca le importó, él quería mejorar. Hoy los jugadores no hacen eso. Bueno Nadal habla de eso en su libro, dice que el tío le dijo a Rafa “tenes que hacer lo de Vilas”, bueno, a juzgar por su carrera lo copió bastante. Lo de Vilas fue muy, muy increíble. El amor propio, la fuerza de voluntad, el deseo de superación y el afán por no claudicar nunca. Después está lo que hizo en Montecarlo, en el año ´82, eso fue muy impresionante.
-¿Qué recuerda del trabajo con Iion Tiriac?
-Fue determinante. Tiriac se transformó prácticamente en el padre de Vilas porque él fue a buscar eso. Si bien Vilas dice y es verdad que su único profesor fue Felipe Locicero, fue “mi maestro” dice, fue el profesor de profesores, fue extraordinario Felipe, siempre trabajó en el frontón y la verdad que habría que hacer un programa entero. El año pasado le hicimos un homenaje donde los frontones del Náutico, de la cancha número 8, llevan su nombre. Pero volviendo a la pregunta, sí, Tiriac fue determinante porque transformó a un jugador en un verdadero campeón. Vilas era de los mejores jugadores del mundo pero no ganaba los Torneos de Grand Slam, eso lo hacían Borg y Connors, después vino también McEnroe, pero Vilas no podía alcanzar el nivel de ellos. En el año ´75, después de ganar el Master, Vilas lo contrata a Tiriac pensando que él lo podría ayudar a ser campeón. Yo compartí mucho también con Tiriac, esas semanas que entrenamos en Pilar éramos sólo tres; Vilas, yo y Tiriac que dirigía, pero dirigía a nivel de que Vilas no podía tomar una aspirina sin que estuviera Tiriac. Era más que un coach, deportólogo y manager de Vilas, hacia todo, además era una persona muy viva para los negocios. El Torneo de Master 1000 de Madrid lleva su nombre porque lo consiguió él, tanto Tiriac como Vilas promocionaron y descubrieron a Boris Becker, también ayudaron muchísimo a Gabriela Sabatini. Tiriac era un visionario, lo sigue siendo porque vive, fue un factor determinante en su vida y en la cancha era tan duro como Vilas; los dos fueron campeones, los dos crearon un campeón incomparable. Vilas sigue teniendo varios récords hoy vigentes gracias a aquella preparación.
-¿Qué ha significado Vilas para el deporte y para el tenis en particular? -Vilas es mucho más que un antes y un después, él creó el tenis profesional en Argentina y ha sido, creo, un fenómeno sin igual. Guillermo nos enseñó que siempre se puede dar más, que cuando hay trabajo y sacrificio los logros aparecen. Al igual que Fangio, con el automovilismo, puso al tenis argentino en la consideración del mundo. Insisto, fue mucho más que el más grande tenista argentino de la historia; el legado de Vilas es muy superior a su éxito deportivo. Tiene en su haber los 62 títulos que ganó de ATP, ese es un récord no sólo en Argentina, es un récord yo creo que en este siglo no va a poder ser superado. El jugador de Latinoamérica que más ganó fue Guga Kuerten que ganó tres veces Roland Garrós, incluso más que Vilas aunque Vilas ganó 4 Torneos de Grand Slam, y Kuerten ganó 30 torneos. Hoy ganar 30 torneos es para muy pocos, tenes que hablar de los grandes campeones que ya se están por retirar.
-Vilas, a lo largo de su vida, ha sido también un ejemplo para los pibes que están hoy empezando…
-Sin dudas, Vilas, como Messi, por ejemplo, demostraron con su disposición al trabajo y con el control de su vida deportiva y de su vida extra deportiva, que trascendieron a sus propios logros. Yo soy mucho más maradoniano que fanático de Messi, pero tengo que reconocer que no solo consiguió la tercera estrella -yo viví las 3 copas del mundo- sino que el pibe sigue igual que siempre, con su familia, es súper profesional dentro y fuera de la cancha y lo demostró. Vilas, durante 10 años, estuvo entre los cuatro mejores jugadores de mundo. Primero tenes que ser un crack pero además, para no errarle y ser grande, tenes que tener una conducta a prueba de todo.
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