La Dirección de Espacios Públicos, Ambiente y Servicios Generales desarrolló con la primera campaña de recolección de Residuos de Aparatos Eléctricos y Electrónicos (RAEE) del año. Durante esta jornada, se logró la relevante recolección de 4460 toneladas de residuos, que fueron enviados a la Unidad Penal de Batán Nº 44, donde se enmarca esta iniciativa.

Este programa forma parte del Programa de Disposición y Reutilización de Tecnologías en Desuso (DRTD), una acción conjunta con los ministerios de Justicia y Derechos Humanos y de Ambiente de la Provincia de Buenos Aires. 

La iniciativa busca no solo reducir el impacto ambiental de estos desechos, sino también promover la reutilización y reciclaje responsable de los mismos.

Santiago Garrido, quien coordinó la actividad en la plaza Libertad para la Dirección Gestión Ambiental, mencionó en una entrevista con Radio Líder que "la participación de la gente fue muy alta. Trae televisores viejos, plasmas, impresoras, cargadores, ventiladores, algunos celulares y computadoras. El objetivo es recuperar lo que sirve, y el resto se inactiva porque los residuos electrónicos son muy nocivos para el medio ambiente y por eso es importante su adecuado reciclado y, claro, este tipo de campañas", indicó.  

Cabe mencionar que los residuos electrónicos contienen sustancias que, si no se gestionan adecuadamente, pueden ser perjudiciales para el ecosistema. A través de esta campaña, se promueve la reparación de dispositivos, su reutilización y la gestión adecuada de los materiales reciclables. De esta forma, los participantes contribuyen activamente a un entorno más sano y a la mejora de la calidad ambiental de nuestra comunidad.

Además de los beneficios ecológicos, el Programa DRTD tiene un impacto social significativo. Más de 205 internos del sistema penitenciario participan en esta actividad, recibiendo capacitación especializada. Este aprendizaje contribuye a su rehabilitación personal, para el futuro laboral y su reinserción social.

Los aparatos electrónicos recolectados son sometidos a un proceso de diagnóstico y reparación. Aquellos que aún tienen vida útil se destinan a escuelas, hospitales, comedores e instituciones locales que los necesiten. Los dispositivos en estado irrecuperable se desmantelan cuidadosamente para recuperar materiales valiosos como aluminio, cobre, plástico y componentes electrónicos, que luego serán reciclados.