Jorge Lanata fue, sin dudas, uno de los periodistas más influyentes y destacados de la República Argentina desde el retorno de la democracia con investigaciones que fueron luego aportes para que causas de alto impacto político terminen en la justicia con condenas ejemplares.

Paralelamente, tuvo un papel importante en el desarrollo y el crecimiento que experimentó La Vanguardia desde su salida en 2005. En un momento álgido de su carrera, siempre encontró el tiempo para recibirnos, compartiendo su experiencia y brindando consejos, como una suerte de mentor que guía a sus discípulos. En aquel primer encuentro, quiso conocer todo el proyecto que ibamos a desplegar en La Vanguardia y hasta nos adelantó hace 14 años, como sería " el futuro próximo" el formato digital que hoy desarrollamos exitosamente en Balcarce.

Lanata no solo fue un apoyo, sino que se convirtió en una suerte de padrino de La Vanguardia. Fue uno de los primeros en creer en este emprendimiento, motivandonos y marcando el camino hacia un periodismo libre e independiente. En cada encuentro, desde la primera entrevista en Radio Del Plata en 2007, mostró interés genuino por los proyectos y desafíos que enfrentamos como empresa periodística.

Para dos periodistas que soñaban con un diario innovador, aquel respaldo fue esencial y determinante en muchos aspectos. Lanata, que vivió en carne propia las luchas y éxitos de proyectos como Página 12 y Crítica, sólo por nombrar algunos, quizás vio en quienes impulsamos La Vanguardia esa pasión por un periodismo sin ataduras y dispuesto a enfrentar y a mostrar lo que el poder a menudo intenta ocultar.

Durante las cenas de la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (Adepa), su generosidad y humildad se destacaban en todos los planos, recordandonos que "no hay jerarquías, todos somos periodistas sin importar la geografía dónde lo ejerzan, está claro? Hagan periodismo", repetía.

La vida de Lanata, marcada por intensas experiencias, éxitos y también fracasos, se apagó a los 64 años, después de una prolongada lucha por su salud. Su fallecimiento dejó un vacío en el periodismo, pero su legado perdura.

El vínculo que estableció con La Vanguardia es también un testimonio de su compromiso con el periodismo y su deseo de ver nacer nuevos proyectos en el ámbito de la información.

Hoy, La Vanguardia honra su memoria, buscando seguir su ejemplo de pasión, honestidad intelectual y profesionalismo en cada nota, como un homenaje a quien tanto aportó a la cultura periodística de nuestro país.