Un proyecto interinstitucional, que une esfuerzos del sector público y privado, está promoviendo el cultivo de cáñamo industrial en Argentina, con Balcarce como una de las regiones elegidas. Esta iniciativa busca reintroducir el cáñamo en el país, aprovechando su potencial dentro de la bioeconomía y diversificando la producción agrícola.

El proyecto, que involucra a instituciones como INTA, INTI, CONICET, CREA y AAPRESID, ha comenzado sus primeros ensayos en parcelas experimentales utilizando semillas importadas de Canadá. La meta es crear un germoplasma propio que beneficie tanto al país como a la región.

“El cáñamo industrial tiene un gran potencial por su capacidad de capturar dióxido de carbono y generar subproductos que pueden reemplazar derivados de combustibles fósiles”, afirmó un portavoz del proyecto. Además, se resaltó que este cultivo es extensivo y no requiere el uso de fitosanitarios, facilitando su manejo agronómico.

Históricamente, el cáñamo fue cultivado en Argentina hasta la década de 1950, pero su producción disminuyó debido a la competencia con fibras sintéticas. Ahora, se busca reconstruir la industria, comenzando desde cero para recuperar la genética local y establecer vínculos con países que han avanzado en la mejora genética del cáñamo.

Santiago Chavallier Boutell, gerente de Nuevos Negocios de Buck Semillas, que ha gestionado la importación de semillas, destacó que el objetivo es desarrollar un cultivo que no solo contribuya a la descarbonización, sino que también agregue valor en las zonas de producción.

Actualmente, se están evaluando 10 variedades de cáñamo en diversas estaciones experimentales, con el fin de caracterizar los materiales y validar su potencial industrial en diferentes ecorregiones del país. Esta iniciativa promete no solo diversificar la producción agrícola, sino también fortalecer las economías regionales y avanzar hacia una soberanía genética en el cultivo de cáñamo.