La justicia junto a la SubDDI Balcarce avanzan por estas horas con la investigación por la muerte de Claribel Medina, una joven de 22 años, en el Hospital Municipal de nuestra ciudad. La causa, caratulada “homicidio culposo por mala praxis médica”, se tramita ante la Unidad Fiscal de Delitos Culposos del Ministerio Público, a cargo del doctor Pablo Cistoldi. Fuentes de la causa, a las que accedió de manera exclusiva La Vanguardia, revelaron detalles, situaciones y en principio responsabilidades que pudieron determinar el fallecimiento de la joven que ingresó al centro de salud en la mañana del 22 de noviembre por presentar dolores que asoció con “contracciones” al estar cursando un embarazo avanzado. La médica que la asistió -señala el documento- dictaminó que la paciente se encontraba en trabajo de parto, y que por encontrarse el bebé en posición podálica (el bebé está sentado dentro del útero), debía ser internada para la práctica de una cesárea. Aquí la primera contradicción ya que testigos que dieron su testimonio en la causa afirmaron que el bebé, en verdad, se hallaba en posición de parto natural.
Un dato que llamó la atención de los investigadores es que ese mismo 22 de noviembre dos de las profesionales que atendieron a Claribel realizaron tres operaciones cesáreas “a una velocidad llamativa”, destaca el documento, “tal es así que entre las 13.30 y las 15.30 culminaron las tres intervenciones para luego a las 15.34 egresar del nosocomio, según el registro filmográfico de las cámaras de seguridad del Hospital”. En esa línea, dicen los investigadores que “para lograr este tiempo, muy por debajo de las estimaciones del promedio que deben insumir este tipo de intervenciones, ambas facultativas aplicaron celeridad en las prácticas propias, y exigieron apuro al resto de los profesionales afectados a las cirugías y al personal auxiliar de las otras áreas del Hospital involucradas en el tratamiento de las pacientes. Este ritmo acelerado generó las condiciones para que se omitieran realizar las debidas medidas preparatorias y preventivas previstas en los protocolos quirúrgicos”.
Sobre las motivaciones de ese “apuro”, señala el documento que las profesionales debían concurrir, a las 16, a la ciudad de Mar del Plata para participar del Congreso Internacional de la Sociedad de Obstetricia y Ginecología de la provincia de Buenos Aires. “En ese contexto, se generaron situaciones irregulares", dice el informe que, además, agrega que “este apremio de ambas médicas, fue trasladado al personal de las distintas áreas que interactuaban con las mismas e incluso al equipo quirúrgico, quienes catalogaron la situación creada como “caótica”, lo que generó las condiciones para que se suscitaran, en el apuro imprimido a las intervenciones, la posibilidad de cometer acciones u omisiones como la violación de protocolos y normas de bioseguridad quirúrgicos”.
Por otra parte, se señala que una de las médicas, la de mayor antigüedad y trayectoria, “increpó y denostó al personal de enfermería por la demora en llevar a las pacientes al quirófano. Ella misma colocó a una paciente en una silla de ruedas “sucia”, en términos de esterilidad, la cual introdujo en el área de quirófanos, contraviniendo de esta manera los protocolos de actuación y quebrando las barreras estériles de la zona restringida”.
Claribel Medina, la víctima del hecho que investiga la justicia, ingresó -según los registros- a la hora 15 al quirófano incluso antes de finalizar la atención de una mujer que estaba dando a luz. “Esto demandó que la enfermera y la instrumentista concurran rápidamente de un quirófano a otro mientras la paciente Medina era recibida, controlada y preparada. Esto condicionó que antes de su intervención quirúrgica, no se verificara por parte de estos facultativos que se haya realizado previamente un baño prequirúrgico, el cual la paciente no se había practicado, dado a como se desencadenaron los eventos”.
“Mayor trascendencia médica y judicial, revista el hecho que tampoco se habría verificado la aplicación previa, ni realizado intraquirófano la profilaxis antibiótica recomendada para este tipo de operaciones. Previamente solo se había aplicado penicilina, encontrándose en las constancias correspondientes de la historia clínica tal situación”, se expresa. En este párrafo como constancia de pruebas que validan la investigación, el informe incorpora la hoja de enfermería, el listado de verificación prequirúrgico, el protocolo anestésico, la planilla de gastos de quirófano, y declaraciones de testigos.
Tras el alta médica otorgada a Claribel, el día 24, posteriormente a la cesárea, la joven comenzó con dolores abdominales por lo que concurrió por demanda espontánea al Hospital local el día domingo 26. Tras exámenes de rutina, recién el martes 28 se le realizó a la joven una TAC de abdomen donde se constató la presencia de líquido libre periesplénico, ambos peritocólicos y pelvis menor, y aumento de la densidad de la grasa a nivel de la pelvis. El mismo martes se le realizó una laparotomía exploratoria detectando allí “el verdadero estado de la paciente, por lo que se determinó la apertura del abdomen para el lavado de la cavidad abdominal y la remoción de gran cantidad de material purulento”. Aquí el informe habla de un diagnóstico que resultó “erróneo o tardío”. Y suma: “teniendo sospechas del mismo no adoptó las medidas de debido cuidado, generando de esta manera el agravamiento del cuadro clínico provocado previamente con el resultado luctuoso conocido”.
Según el informe de los investigadores “ha quedado acreditado que con el afán de eludir responsabilidades ante la falta de aplicación de la profilaxis antibiótica que luego desencadenó en la muerte de la paciente, es que la médica “adulteró la Historia Clínica incorporando con posterioridad a que se verificara la ISQ (infección de sitio quirúrgico) y tras su deceso, indicaciones predatadas que no había realizado en su oportunidad; pretendiendo de esta manera transferir responsabilidades en otros profesionales y áreas del nosocomio o encubrir las omisiones del debido cuidado y atención de la víctima”.
En otro orden, La Vanguardia accedió también al resultado preliminar de la autopsia del cuerpo de la joven que indicó que la causa de la muerte fue una ISQ, que evolucionó y desencadenó en un paro cardio respiratorio. Si se confirma, este dato, para el devenir de la investigación, será gravitante.
En síntesis, y al margen de las denuncias de los familiares de la joven víctima, el informe preliminar de la causa complica la situación de las médicas -por ahora en calidad de imputadas- que atendieron a Claribel Medina quien falleció tras dar a luz a su hija en el Hospital de Balcarce. Ahora, se espera que la justicia avance en las distintas instancias procesales a instancias del Ministerio Público Fiscal que interviene en la causa.
Foto: ilustrativa.
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