Especial para La vanguardia 

Lelio Grandi                                                                                                                          Médico ginecólogo y sexólogo. Fue secretario de Salud y Desarrollo Humano de la Comuna entre 2003 y 2007. Columnista en Radio Líder.

Se acerca una vez más el periodo de elecciones en el país, y como ocurre de manera sistemática hace muchos años, el tema de la salud volverá a ser uno de los preferidos por los políticos. En este contexto, resulta probable que resurja la idea de, en el Partido de Balcarce, crear otro hospital en un polo opuesto de la ciudad como "solución" al tema sanitario. Con bases sanitarias inexpertas, son proclamados así objetivos tentadores sin un sentido real y práctico de su factibilidad.

Optimizar lo existente, organizando adecuadamente su funcionamiento, y aprovechar ordenadamente sus recursos, debe ser la meta de toda institución cuya función es ofrecer y proteger la salud de la población que cubre con sus servicios. Esa es una meta básica del sanitarismo. De nada nos servirá poseer dos instituciones que funcionen a “media máquina", sin  considerar los costos de la construcción, el equipamiento, la designación del personal y el mantenimiento.

Una empresa imposible para una Municipalidad que debe mantener al Hospital existente con más del 30 % del presupuesto más la coparticipación que recibe. Por ello, debemos tener en cuenta las unidades de atención primaria, alguna de ellas bastante olvidadas como la de Bosh, Ramos Otero, Los Pinos y San Agustín, a las que se le podría sacar mucho más provecho, amén de que prácticamente  son muy escasa las acciones en salud preventiva que se realizan de forma programada, principalmente en las áreas rurales.

En síntesis, el sistema sanitario no debe solo curar la enfermedad, es necesario que proteja la salud en todos sus aspectos, no incrementando el número de efectores, sino invirtiendo en prevención.