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Mascareño: en nombre del fútbol

Redacción Vanguardia

 

Arrancó a los 14 y colgó los botines recién a los 40. Disputó más de mil partidos en primera división. Jugó en Racing Club de Avellaneda y marcó a grandes como Maradona, Bochini y Sanfilippo. Un verdadero crack. Un señor del fútbol.  

 

Alejandro Edelmiro Mascareño. Su nombre, sólo al pronunciarlo, impone respeto. Tiene mística. Suena épico, pero también tiene bonhomía y sabiduría. Habla de un gentleman, un tipo que le aportó al fútbol algo tan importante como el talento: la entrega y la responsabilidad. Su físico privilegiado le permitió destacarse y su constancia y su profesionalismo terminaron forjando el ADN de uno de los más grandes jugadores en la historia de Balcarce que trascendió las fronteras de la ciudad. Llegó a codearse con los grandes del fútbol argentino en la década del setenta, aunque hoy muchos no lo registren.  Si bien no recibió el reconocimiento que merece, Mascareño, de puro código futbolero, metódico y disciplinado, siempre dio más de lo que recibió. Fue de esos jugadores que balanceaban la fuerza y el estilo sin perder la línea y de los que siempre tenían ese plus para dar en el final cuando todo se terminaba. Eso lo hizo distinto. También sus pares lo elevaron a la categoría de estrella. Marcó a Diego, “El Diego”, jugando para San Lorenzo de Mar del Plata en un partido frente a Argentinos Juniors y fue figura. Mascareño repasa su historia –en una nota publicada tiempo atrás por La Vanguardia- desde que dio sus primeros pasos en el barrio de la estación. Esas mismas calles desde donde decodificó la señales que le enviaba el deporte que abrazaría luego con pasión: el fútbol. “Mi infancia fue una época difícil. Mi papá siempre trabajó en la estación, en la bolsa, en la papa, y mi mamá, María Luisa, “mi vieja”, fue una diosa y siempre le voy a estar súper agradecido. Creo que me hizo persona en todas las formas posibles y no puedo pretender más”, afirma. Mascareño debutó en primera división a los 14 años vistiendo la camiseta de Ferroviarios. “Debuté contra Deportivo Mitre, tuve la suerte de hacer un gol y ganamos 2 a 1. Salimos campeones con Ferroviarios después de 25 años en el año 1968, de la mano de “Pirucho” Elizalde. Tuve continuidad hasta el año 1969 y en el año 1970, con 19 años, me venden a San Lorenzo de Mar del Plata. Al tiempo, Racing de Avellaneda estaba preguntando con quién había que hablar para incorporarme”.

 

Una bisagra en la carrera. En el año 1974 “Toto” Lorenzo le pidió a Mascareño que se incorpore a San Lorenzo pero no se dio el pase. “Después me viene a buscar Pizzutti para Racing. Entre como titular, tuve la suerte de debutar bien, estuve un año y me desgarre el aductor. Me infiltraron 14 veces cuando se dice que pueden ser 1 ó 2 a lo mucho, y me quemaron el aductor. Voy a Mar del Plata a buscar la autorización para operarme a la Clínica San Luis y me encuentro con  el doctor Loyarte quien me había operado el menisco: me revisa y me dice “te están asesinando nene, dejame operarte”. Le digo que no, que no tengo dinero, que tengo que volver a Buenos Aires, pero lo pensé y acepté. Al otro día, a las 8 de la mañana, estaba en el quirófano. Me operó, a los 5 ó 6 días empecé a entrenar, a la semana estaba haciendo médanos y a los 17 días fui y jugué contra Independiente el clásico en reserva. Hasta el día de hoy nunca más una lesión. Inclusive, con 24 años, estaba en la lista de los 40 para jugar el Mundial de Alemania de 1974 y por esa causa no pude ir”, dice con tristeza Alejandro que pudo tener su gran chance internacional.

 

Bilardo y el cruce con Diego. En el año 1975 Mascareño estuvo a punto de incorporarse al Estudiantes de Carlos Bilardo. “Fuimos a una reunión con Luis Franganillo y decidí que “a préstamo no voy, definitivo o nada”. Estudiantes ofreció tres jugadores y dinero, y San Lorenzo no quiso porque quería solo dinero. Estudiantes armó un equipazo, salió subcampeón y después jugó la Copa Libertadores, y con el tiempo me arrepentí después de no haber ido a jugármela. En el ‘76 vamos a jugar a la cancha de Argentinos, contra ellos, y los comentarios de ese momento decían que había un chico que estaba para debutar y no lo ponían todavía en primera. Las cosas que hacía con la pelota era de no creer y ese chico era Maradona. Salía en los entretiempos a hacer malabarismo con la pelota y la tenía 15 minutos en el pie, con la cabeza, con el pie. Debuta Maradona en primera contra Talleres de Córdoba y después vienen a jugar a Mar del Plata contra San Lorenzo. Nos ganan 5 a 3. Siempre recuerdo las cosas que ese día me dijo Benicio Acosta, mi técnico, “es una vergüenza que un borrego como ese venga a bailarlo a usted” que va a todos los equipos de Mar del Plata para jugar los torneos nacionales de refuerzo. Me daba como culpable de haber perdido el partido. Ese chico –Maradona- nos hizo dos goles. Hoy digo, el que me bailó fue Maradona. Era un enano que te hacía siempre la misma, te amagaba que iba para adentro y salía para afuera, te lo comías, chocabas y era una roca, tenía unas piernas infernales. Hoy miro el álbum y me dan ganas de llorar cuando recuerdo, por ahí nací en un mal momento, tendría que haber nacido 15 años después”, se lamentó.  

 

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