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Especial: Malvinas nos une

Redacción Vanguardia

Multimedios Balcarce presenta

un trabajo de investigación exclusivo con material inédito del archivo de LA VANGUARDIA.

 

A 40 años de la guerra. Malvinas nos une

Este 2 de abril se conmemora el "Día del Veterano y Veterana, Excombatientes y Caídos de las Islas Malvinas", al cumplirse 40 años de la gesta. Sin dudas, se trata de un día especial para profundizar la difusión y visibilización de los derechos soberanos argentinos, respecto de las Islas Malvinas, Georgias del Sur, Sandwich del Sur y los espacios marítimos circundantes, y de la persistencia de una disputa de soberanía –reconocida por las Naciones Unidas‒ aún hoy no resuelta. Pero también es un día de un justo y merecido reconocimiento para los ex combatientes y caídos durante la guerra de 1982. Desde su aparición en 2005, La Vanguardia ha sido ámbito de permanentes homenajes, investigaciones especiales y trabajos multimedia en reconocimiento de nuestros héroes, además de ayudar a la mantener viva la memoria colectiva sobre un hecho histórico que marcó la vida de todos los argentinos.

Antes de la década del setenta, Argentina llevaba muchos años buscando el derecho de celebrar la Copa Mundial, hecho que consiguió finalmente en 1978. Este hecho significó actos de repudio en muchos países europeos, donde se organizaron protestas y acciones de boicot a este torneo, a causa de las violaciones a los derechos humanos realizados por el Régimen Militar en el llamado Proceso de Reorganización Nacional en 1976. El gobierno, sin embargo, obtuvo el apoyo de la FIFA y logró llevar a cabo el evento. Antes, el teniente general Videla, Comandante en Jefe del Ejército, había encabezado el golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 que sustituyó a Isabel Martínez de Perón por una junta militar, formada por él mismo, en representación del Ejército, el almirante Emilio Eduardo Massera por la Armada y el brigadier general Orlando Ramón Agosti por la Fuerza Aérea, dando inicio al autodenominado Proceso de Reorganización Nacional, bajo el cual se desarrolló el Mundial de Fútbol Argentina.                                   

El 29 de marzo Videla asumió la Presidencia de la Nación, que ocuparía hasta ser reemplazado por Roberto Eduardo Viola en 1981, al cumplir el período presidencial estipulado por la Junta Militar de 5 años.                                                                             

El descontento del general Leopoldo Fortunato Galtieri y otros oficiales de la línea dura con el gobierno de Viola lo llevaron a ocupar en noviembre del mismo año la presidencia de la junta militar y, un mes más tarde, a destituir a Viola para ocupar la Presidencia de la Nación, aprovechando la internación del mismo a causa de problemas cardíacos. Durante su gobierno, Galtieri retuvo el control directo de las Fuerzas Armadas. Las medidas económicas del ministro de Economía nombrado por Galtieri, el renombrado técnico civil Roberto Alemann, fueron no menos ortodoxas que las de sus antecesores. La restricción del gasto público, la compresión del circulante, la privatización de bienes estatales y el congelamiento de los salarios llevaron a una gravísima depresión económica. La recesión llevó al cierre de numerosas industrias (siendo Citröen y La Cantábrica las más destacadas) y a medidas drásticas de reducción de personal por parte de otras. El descontento popular, canalizado a través de la junta multipartidaria y las organizaciones sindicales, alcanzó cotas extremas. Una movilización convocada a finales de marzo por organizaciones políticas y sindicales bajo el lema "Paz, Pan y Trabajo" fue reprimida, dejando un muerto y decenas de heridos.           

                                                                                                                       

La guerra

La Guerra de las Malvinas o Guerra del Atlántico Sur fue un conflicto armado entre la Argentina y el Reino Unido ocurrido en las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich del Sur entre el 2 de abril y el 14 de junio de 1982 por la soberanía sobre estos archipiélagos australes ocupados en 1833 y dominados desde entonces por el Reino Unido.                                                                                                                 

Siguiendo el modelo del conflicto con Chile acerca del canal del Beagle, Galtieri dio lugar el 26 de marzo a la Operación Rosario, un plan de desembarco en Islas Malvinas para canalizar en el conflicto bélico la animosidad popular. El 2 de abril de 1982 un contigente al mando del contraalmirante Carlos Busser desembarcó en la Isla Soledad, tomaron prisionero al gobernador británico de las islas. El desembarco y toma de la capital insular, Port Stanley, a la que se rebautizó Puerto Argentino, casi sin bajas militares, provocó una fuerte adhesión popular, con manifestaciones públicas de apoyo. Sin embargo, la Argentina los sigue reclamando como parte integral e indivisible de su territorio, considerando que se encuentran "ocupados ilegalmente por una potencia invasora" y los incluye como parte de su provincia de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del  Atlántico Sur. .                                                                                                                                 

El saldo final de la guerra fue la reocupación de los tres archipiélagos por el Reino Unido y la muerte de 649 militares argentinos, 255 británicos y 3 civiles isleños. En la Argentina, la derrota en el conflicto precipitó la caída de la Junta militar, encabezada por Leopoldo Galtieri, que gobernaba el país tras el golpe de Estado de 1976 y la restauración de la democracia como forma de gobierno. Por otro lado se sostiene que la victoria en el enfrentamiento permitió al gobierno conservador de Margaret Thatcher lograr la reelección en 1983.

 

Alerta

Gran Bretaña había alertado al gobierno de Estados Unidos cuando la invasión pareció inminente, lo que dio lugar a un infructuoso llamamiento de última hora por parte del presidente estadounidense Ronald Reagan al presidente argentino Galtieri. El gobierno británico de la primera ministra Margaret Thatcher se enfrentó a una grave crisis política, que provocó la dimisión inmediata del ministro de Asuntos Exteriores, Lord Carrington. Margaret Thatcher decidió la ‘liberación’ de las islas. Rápidamente se reunió un importante destacamento de fuerzas, formado por dos portaaviones y unos 28.000 hombres. Cuando este destacamento inició su viaje de 8.000 millas hasta el Atlántico sur, se produjo una intensa actividad diplomática por parte del secretario de Estado (ministro de Asuntos Exteriores) de Estados Unidos, Alexander Haig, el cual trató de convencer a Argentina de que tenía más posibilidades de alcanzar su objetivo aceptando entablar negociaciones diplomáticas. El principal combate en tierra, después del desembarco, se produjo el 28 de mayo, cuando un contingente británico formado por 600 hombres derrotó a una guarnición argentina mayor en número en Goose Green (en Malvina del Sur), tras un duro enfrentamiento. Los británicos avanzaron hacia la principal guarnición argentina que estaba situada en la capital, Puerto Stanley (Puerto Argentino), y el 8 de junio se produjo su mayor desastre, cuando el buque de transporte Sir Galahad fue destruido por aviones argentinos en Port Fitzroy. .                                                                                     

Poco a poco, mediante ataques combinados de artillería e infantería para acabar con la resistencia argentina, los británicos tomaron las tierras altas que rodean Puerto Stanley (Puerto Argentino). El 14 de junio, la guarnición argentina, a las órdenes del general Menéndez, se rindió.                                                                                                 

La Junta Militar que controlaba el poder en Argentina dimitió poco después de la derrota. Las islas fueron fortificadas por los británicos, manteniendo su carácter de colonia, aunque a sus habitantes se les concedió la plena ciudadanía británica.


Reseña

Desde que los ingleses se habían retirado en 1774 de la isla occidental, España ocupo pacíficamente Las Malvinas hasta que la junta de Montevideo dispuso el abandono de Puerto Soledad. Durante los 9 años siguientes nadie se ocupo de las islas Malvinas hasta que Sarratea, por entonces gobernador, comisionó al comandante de la Heroína, David Jewett quien el 27 de octubre de 1820 tomó posesión de las islas en nombre del gobierno argentino estableciendo allí una colonia de argentinos dedicados a la explotación del ganado lanar. A mediados de 1829, el general Lavalle, quién gobernaba en ese momento, creó la comandancia de las islas nombrando a Luis Vernet para tal cargo. En Octubre de 1829, el gobernador Viamonte ordena la prohibición de pesca y caza en la zona. En 1831 Rosas reemplaza la prohibición de caza y pesca por un impuesto que nadie pagó. Por esto mismo, Vernet, gobernador en la isla, detuvo tres buques estadounidenses que cazaban focas. El 28 de diciembre de 1831 la fragata Lexington ataca las instalaciones y toma prisioneros a seis argentinos. Rosas ordenan protestar formalmente ante el gobierno del norte y expulsa al cónsul que antes de partir le avisa a los ingleses que las islas estaban desguarnecidas, y todo a cambio de permisos de caza y pesca.                                                       

Las islas fueron usurpadas el 2 de enero de 1833, cuando la corbeta Clío desembarco su personal en las islas expulsando a los argentinos que quedaban allí. El 15 de enero de 1833, el ministro de Relaciones Exteriores de Buenos Aires, Maza, reclamo por el atropello al ministro inglés Gore. No hubo de parte de Londres ninguna respuesta.                                                          

Numerosas negociaciones se han llevado a cabo desde entonces. En 1982 las tensiones desembocaron en un conflicto bélico que produjo profundos cambios en la región. Ese episodio culminó con el triunfo de Inglaterra que contó con el apoyo de Estados Unidos, países integrantes de la Comunidad Europea y Chile. Después de casi una década de interrupción, se restablecieron las relaciones bilaterales entre los dos países, inaugurándose una nueva etapa en la disputa de la soberanía sobre las islas Malvinas, Georgias y Sandwich del sur, con la reanudación de vuelos con escala en Río Gallegos.

 

La llegada de la democracia

La derrota en la Guerra de Malvinas obligó al régimen militar a convocar a elecciones democráticas. El 30 de octubre de 1983 se realizaron las elecciones para elegir a las autoridades democráticas. Raúl Alfonsín, candidato por la Unión Cívica Radical resultó elegido con el 52% de los votos, superando al Partido Justicialista (peronismo) que obtuvo el 40%. En el Parlamento el radicalismo obtuvo la mayoría en la Cámara de Diputados pero el peronismo obtuvo mayoría en la Cámara de Senadores. El 10 de diciembre de 1983 asumió el nuevo gobierno democrático. El gobierno de Raúl Alfonsín debió enfrentar el problema de la transición a la democracia en un país con una larga tradición de gobiernos militares que había llegado a la tragedia del terrorismo de estado y la guerra. El 15 de diciembre de 1983 sanciona los decretos 157 y 158. Por el primero se ordenaba enjuiciar a los dirigentes de las organizaciones guerrilleras ERP y Montoneros; por el segundo se ordenaba procesar a las tres juntas militares que dirigieron el país desde el golpe militar del 24 de marzo de 1976 hasta la Guerra de las Malvinas. El mismo día creó una Comisión Nacional sobre la Desaparición de Personas CONADEP, integrada por personalidades independientes (Ernesto Sábato, Magdalena Ruiz Guiñazú, Graciela Fernández Meijide, entre otros) con la misión de relevar, documentar y registrar casos y pruebas de violaciones de derechos humanos, para fundar el juicio a las juntas militares. En septiembre de 1984 la CONADEP produce su famoso informe titulado “Nunca Más"                                                                                                                                          

El 4 de octubre de 1984 la Cámara Federal (tribunal civil) toma la decisión de desplazar al tribunal militar que estaba enjuiciando a las juntas para hacerse cargo directamente al mismo. Los fiscales fueron Julio César Strassera y Luis Gabriel Moreno Ocampo. El juicio se realizó entre el 22 de abril y el 14 de agosto de 1985. Se trataron 281 casos. El 9 de diciembre se dicta la sentencia condenando a Jorge Videla y Eduardo Massera a reclusión perpetua, a Roberto Viola a 17 años de prisión, a Armando Lambruschini a 8 años de prisión y a Orlando Ramón Agosti a 4 años de prisión. Por las características que tuvo, la condena a las juntas militares realizada por un gobierno democrático constituye un hecho sin precedentes en el mundo, que contrastó fuertemente con las transiciones negociadas que tuvieron lugar en aquellos años en Uruguay, Chile, Brasil, España, Portugal y Sudáfrica.                                                                                           

El gobierno de Alfonsín estuvo permanentemente amenazado por sectores de las Fuerzas Armadas que se negaban a aceptar el enjuiciamiento por violaciones a los derechos humanos durante el régimen militar anterior. En la Semana Santa de 1987 se produce una gran rebelión militar encabezada por jóvenes oficiales que se denominaron “carapintadas”. Al mismo tiempo que los jefes militares demostraban que no estaban dispuestos a obedecer las órdenes del presidente Alfonsín y reprimir la insurrección, millones de personas salieron a las calles para oponerse al alzamiento militar.

 


Ex combatientes

Para muchos de los balcarceños ex combatientes de Malvinas, las imágenes a través de estos años han sido las mismas; las que permanecen hasta hoy congeladas y apelan incansablemente a aquellos días de batalla. Es que hay veteranos que en su intimidad guardan intacto el estado anímico de aquella presión constante impuesta por el frente, del temor agudo por la vida, de la gran responsabilidad por la bandera, y de un regreso que no fue lo que seguramente esperaban, producto de una sociedad aún atónita ante la modalidad en la que se sucedieron los hechos. La escena del recuerdo para estos ex combatientes balcarceños es triste y conmovedora. Sus mentes viajan por sus propios recuerdos, plagados de imágenes que seguramente no olvidarán jamás. Nadie habla demasiado, pero no hace falta: el brillo de los ojos de cada uno de los héroes de esa guerra absurda, al recordar aquellos días, podría bien expresarse solo con un sentimiento a flor de piel. Mientras los ex combatientes argentinos siguen reclamando el reconocimiento negado tras su regreso desde las islas, se impone nuevamente el recuerdo de aquellos días. El tema es doloroso porque está atravesado de viejas y nuevas heridas, superficiales algunas y otras profundas, pero todas abiertas. Sólo en el inicio de la posguerra, el drama de los suicidios de los ex combatientes en nuestro país se cobró unas 50 víctimas por año. No sólo no había contención estatal, tampoco estaban creadas todavía las organizaciones de ex combatientes que hoy los agrupan. En una producción especial, La Vanguardia reunió a los ex combatientes en Balcarce para hablar de las sensaciones que todavía despierta la guerra de Malvinas. Todos coinciden en que “esperan que no acabe nunca la posibilidad de hablar y debatir sobre lo que pasó en la Guerra de Malvinas, desde muchos lugares. Malvinas es una de esas heridas imposibles de cicatrizar y comprender”, dicen.

 


Testimonios

Gabriel Nifuri, uno de los veteranos de Malvinas, recuerda que “cuando se acercan estas fechas uno siempre vuelve la mirada hacia atrás y repasa en dos o tres días parte de la historia de aquel año. Para los que estuvimos en el frente de batalla realmente es un momento muy particular porque sentimos de cerca, en primera persona, la guerra en su más cruel expresión”, dice.  “Son muchos los recuerdos de aquellos años. Cada 2 de abril se suma más gente a los actos por Malvinas y eso quiere decir que hay un respeto y sobre todo un reconocimiento cada vez más fuerte hacia el veterano de guerra. Existen testimonios, aún hoy, que nos conmueven. No fue fácil retomar la vida después de Malvinas. Había que cicatrizar una herida que con los años debemos decir que en algún punto sigue abierta. Personalmente tengo un triste recuerdo. Esta semana perdí un amigo que producto de una fuerte y profunda depresión se suicidó. Lamentablemente estas cosas suceden. En un principio, la falta de contención, y el haber entrado al país por la puerta de atrás, marcaron fuertemente al ex combatiente de Malvinas que se sintió desprotegido, sin ayuda y sin la posibilidad concreta en muchos casos de poder reinsertarse en la sociedad”. “La idea el próximo lunes es poder juntar a las familias de los veteranos de guerra y de Balcarce para que nos acompañen en el acto que realizaremos en el monumento que está en el cerro El Triunfo. Uno de los objetivos es honrar a los que perdieron la vida en Malvinas luchando por la patria con coraje y, por sobre todas las cosas, con un envidiable valor”.

Pedro Martín Leunda es balcarceño y contó la experiencia de la guerra. Con 21 años corría entre las trincheras llevando la correspondencia desde los puestos de mando hasta la primera línea de fuego. Se queda sin aliento. Pero respira hondo, y sigue. Sus ojos no se quedan quietos, hasta que de pronto parecen iluminarse. En silencio mira fijo una pared descascarada donde no hay hada, sólo una pared y una puerta por donde entra algo de luz en una tarde que se va. Pero Pedro  parece ver más allá y viaja con su mente años atrás. Leunda es veterano de Malvinas y contó su experiencia personal y su historia de vida en la guerra que marcó un antes y un después en la vida del país y de millones de argentinos. Tras seguir la carrera militar, se retiró de las Fuerzas Armadas.  “Mi experiencia en Malvinas tiene una particularidad, ya que mi desempeño se reducía específicamente al manejo de la documentación y al trato con la correspondencia. Recibía las cartas, y las repartía ya que para esa función tenía asignados dos soldados. Después, por la  falta de efectivos, esos dos soldados fueron trasladados -uno fue tomado para el parque de comunicaciones y el otro fue a brindar seguridad a un radar-. Entonces, si bien mi experiencia es específica, es distinta, es otra vivencia, pero yo tuve la suerte de poder recorrer las casi todas posiciones, y ver los distintos desplazamientos, podríamos decir, desde una posición privilegiada”, dice Leunda en el arranque de la entrevista con La Vanguardia. La charla sigue, pero Pedro se quiebra. “Pasaron muchas cosas, perdimos muchos amigos y compañeros y la verdad es que el recuerdo de la guerra todavía nos duele”, sostiene casi entre lágrimas.

Los ex combatientes de Malvinas en Balcarce; Hugo Aguiar, Luis Guidini, Norberto Agüero, Gustavo Pizarro,  Juan Ricca, Ángel Scrocca, Mario Ferreira, Gabriel Nifuri, Daniel Cucci, Teodoro Asín, Walter Colavita, Marcelo Forte y Jorge Llamas (caído en batalla). Además de Félix Raúl Richillo, Jorge García, Martín Leunda, Gustavo Pannaggio y Hugo Blanco (no residen en Balcarce).

 

 

 

La guerra de Malvinas, día a día

2 de Abril: El Desembarco. Las Fuerzas conjuntas argentinas ponen pie en las islas. El desembarco se hace sin ocasionar bajas a los británicos ni a los Kelpers. En los enfrentamientos se produce la primera baja de las fuerzas conjuntas, cae abatido por fuego enemigo el Infante de Marina Capitán de Corbeta Pedro Edgardo Giachino. Gran Bretaña alerta a su Flota y el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas decide tratar la cuestión. En la Plaza de Mayo se realiza un acto popular de adhesión a la recuperación de las Malvinas.

3 de Abril: Oficialmente se informa que las Malvinas, Georgias y Sandwich del Sur están bajo soberanía Argentina. Londres advierte que se aplicarán sanciones económicas y resuelve el envío de la Task Force (fuerzas de tareas), en acción punitiva, al Atlántico Sur. El Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas aprueba la Resolución 502, que exige el retiro argentino de las islas y la iniciación de negociaciones. Votan a favor de la resolución en contra de la Argentina: EE.UU., Francia, Guayana, Irlanda, Japón, Jordania, Togo, Uganda, Zaire, y Gran Bretaña. Se abstuvieron: Unión Soviética, China, Polonia y España. En contra sólo votó Panamá. El General Mario Benjamín Menéndez es nombrado Gobernador Militar de las Islas Malvinas y se pide una sesión extraordinaria de la OEA.

10 de Abril: El Presidente Galtieri mantiene reuniones durante todo el día,   mientras tanto se lleva a cabo otra manifestación popular de apoyo a la recuperación de las Islas Malvinas. Galtieri, desde los balcones de la Casa Rosada, dirige la palabra a los manifestantes.

11 de Abril: Mientras se anuncia que las conversaciones no han llegado a solución alguna, Juan Pablo II exhorta a ambos países a deponer actitudes extremas.

12 de Abril: Bloqueo: Telefónicamente, desde Londres, se comunica que Gran Bretaña es irreductible.

14 de Abril: Posible salida: Mientras Galtieri comunica telefónicamente a Reagan que existe disposición para encontrar una salida pacífica, en Londres  la actuación de Thatcher recibe el respaldo de la Cámara de los Comunes.

25 de Abril: Ataques Británicos: Marinos Británicos retoman las Georgias del Sur. 190 prisioneros capturados. Se accidentan dos helicópteros Wessex británicos.

26 de Abril: La Respuesta: Hasta la última capacidad defensiva estarán dispuestas para el combate, informa la Junta Militar.

1 de mayo: Se comienzan a conocer a través de informes del Estado Mayor Conjunto las acciones bélicas en el Atlántico Sur. La aviación británica ataca en cuatro ocasiones a Puerto Argentino, helicópteros británicos operan contra Puerto Darwin. Desde las fragatas británicas cañonean Puerto Argentino. Los intentos de desembarcos fueron rechazados por fuerzas argentinas. Una fragata inglesa resulta averiada y cinco aviones Harrier destruidos. La clase 1961 es convocada.

2 de mayo: Fuera de la zona de exclusión declarada por los británicos, el submarino atómico inglés Conqueror hunde al Crucero ARA General Belgrano, con un saldo de 323 víctimas entre desaparecidos y muertos. El Aviso Sobral también atacado, informa que varios tripulantes murieron. Posteriormente se informó que fueron ocho, entre ellos el capitán de la nave.

4 de Mayo: Hundimiento del HMS Sheffield: Nuevas incursiones aéreas de los ingleses sobre Puerto Argentino y Puerto Darwin. Aviones navales argentinos Super Etendard, equipados con mísiles Exocet, atacan al destructor inglés Sheffield, hundiéndolo, 20 muertos. Sea Harrier derribado sobre Goose Green.

5 de Mayo: Condena: El delegado argentino ante las Naciones Unidas, Eduardo Roca, condena severamente a los Estados Unidos por su apoyo a Gran Bretaña. Se acepta la intervención del organismo como mediador.

12 de Mayo: Desde Southampton: Parten, a bordo del transatlántico Queen Elizabeth, 3000 soldados británicos hacia el Teatro de Operaciones, entre ellos, un regimiento de "gurkas". Aviones argentinos causan averías a dos fragatas, con pérdidas de dos máquinas y un helicóptero inglés.

17 de Mayo: Por una semana más renueva las sanciones la Comunidad Económica Europea.

19 de Mayo: Misa concelebrada: Mientras los ingleses persisten en el hostigamiento aéreo y con unidades de superficie, el Sumo Pontífice convoca a Cardenales Argentinos y Británicos a concelebrar una misa por la paz.

20 de Mayo: Fracaso: Javier Pérez de Cuellar, Secretario General de la ONU, anuncia que sus gestiones en favor de la Paz resultaron inútiles.

2 de Junio: Combates, resolución y fracaso: Las gestiones de paz de la ONU volvieron a fracasar. Avanzadas británicas se encuentran a 20 kilómetros de Puerto Argentino y el Consejo de Seguridad de la Naciones Unidas aprobó la resolución 505, que designa mediador a Pérez de Cuéllar. Tropas británicas toman Monte Kent.

4 de Junio: Veto: Un nuevo proyecto de cese del fuego es vetado en las Naciones Unidas por los Estados Unidos y Gran Bretaña.

11 de Junio: Llega el Papa: Para convocar a una unión por la paz llega Juan Pablo II a la Argentina, en medio de una fervorosa manifestación.

13 de Junio: Penetración: Las fuerzas británicas penetran las defensas argentinas. En Buenos Aires, por la noche, al saberse el epílogo de la lucha, se realizó una manifestación solicitando la "no-rendición".

14 de Junio: Alto el fuego: Entre los Generales Jeremy Moore y Mario Benjamín Menéndez, respectivamente comandante de las fuerzas británicas y Gobernador militar de las Islas Malvinas, queda parlamentado el alto al fuego y la consiguiente rendición. En Buenos Aires, al tomar conocimiento de los hechos, en horas de la noche se realiza una manifestación en rechazo a la rendición.

 

                                                                   

JORGE LLAMAS, EL SOLDADO BALCARCEÑO QUE MURIO EN MALVINAS: SU FAMILIA HABLO CON LA VANGUARDIA

“Cuando fui a Malvinas me di cuenta que a Jorge ya no lo tenía que esperar más”

Jorge Alberto Llamas nació el 30 de enero de 1962. Fue el soldado balcarceño que murió en el frente de batalla en las Islas Malvinas el 3 de julio de 1982. Cuando realizaba tareas con un radar un misil los alcanzó ocasionandole la muerte a él y a sus tres compañeros. La madre y la hermana del soldado Llamas recibieron a La Vanguardia y lo recordaron al cumplirse 24 años de la guerra. (Archivo La Vanguardia año 2007)

 

¿Cómo fue el día que les contó a ustedes que se tenía que ir a Malvinas?

S.- Mi mamá estaba en Bahía Blanca, era un fin de semana que tenía la posibilidad de salir, vino y me dijo “me tengo que ir a Malvinas”. Yo le respondí: “la voy a llamar a mama”. “No, no la llames, si en un tiempo estoy acá, ¿para qué?, viste como es mamá, se va a preocupar”- me decía-. Pero cuando venga y pregunte donde estás, ¿Qué le voy a contestar?, -le dije-. Y por supuesto la llamé. Nosotras teníamos una relación muy especial con Jorge, porque cuando falleció mi padre, cuando yo tenía cinco años, para mi él pasó a ser lo más importante. Por eso siempre trató de que nosotras no tuviéramos miedo con respecto a lo que a él le podía pasar.

Era el único hombre que nos quedaba. El insistía con: “no te preocupes, no pasa nada, vamos a Malvinas porque hay que ver que pasa y nada más”. No se si realmente él no sabía lo que iba a pasar o lo decía para no preocuparnos.

 

¿Y usted qué hizo?

J.- Yo me vine de Bahía, dejé a mi padre que estaba en terapia. El 11 de abril Jorge almorzó con nosotros acá en casa, era justo el domingo de Pascua. Se tenía que presentar ese día a las 6 de la tarde,  y se fue.

 

De acuerdo a lo que les contaba, ¿Cómo vivió él la guerra?

J.- Los primeros días nos hablaba del frío, muchísimo frío y la comida que era muy salteada. Él estaba con el cabo Blanco que los tenía como muy resguardados, los cuidaba bastante. Estaba con el radar, pero sabia que en otros lugares la vestimenta era precaria y que los soldados no comían todos los días.

El estaba en Puerto Argentino. Primero nos mandaba cartas, después telegramas. Había un momento que no recibíamos nada, porque ya era mucho el enfrentamiento y estaban en plena guerra. Ahí yo le mande un telegrama y le dije, contestame por la misma vía, y lo hizo, pero fue muy breve. Me dijo que estaba bien. Le mandábamos encomiendas todos los días. En realidad si le llegaban o no, no se sabe, porque después que él falleció, a los dos o tres meses cuando había terminado la guerra, nos devolvieron una.

J.- Era muy poco lo que podía contar, mucho no le dejaban, estaba todo controlado.

En una carta me dijo que recién a los 36 días de estar en las islas se había podido bañar. Ese había sido un día de fiesta porque se habían bañado un montón de soldados. Después contaba que la misma gente del lugar, los isleños, les daban comida. El se quejaba del frío terrible, que el pasto de la carpa estaba permanente húmedo, mojado.

El 3 de julio escuchamos por radio Colonia que había impactado un misil en un  radar. Pero no sabia si era el radar donde estaba Jorge o había otros. Pero el 5 de julio vino la gente del ejercito  al hospital, donde yo trabajaba,  y me dijeron que mi hijo había fallecido el día 3. Recuerdo que ese día había hablado con el cura del hospital y le dije: “algo pasó en Malvinas, algo muy feo” Y finalmente fue ese día que falleció mi hijo.

 

¿Estuvo con los compañeros de su hijo, qué le contaron?

J.- Me contaron que si Jorge tenia comida, todos tenían. Ellos siempre le decían: “tenemos que conocer a tu mama y a tu hermana”.

Me contaban que cuando le mandábamos un pedacito de chocolate, lo repartía, era muy solidario.

Ahí donde estaban ellos murieron todos, el ataque fue aéreo en el radar. Eran cuatro. Nos contaron que a Jorge lo alcanzó la onda expansiva, murió del corazón.

¿Cómo fue el día que fue a Malvinas?

J.- Fuimos en 1991 , las dos. Salimos de Buenos Aires a las 8 de la mañana. Nos recibieron  los ingleses y de ahí nos llevaron en helicóptero. Hicimos 90 kilómetros  para llegar al cementerio de Darwin. Ahí nos dieron las cámaras de fotos que nos habían sacado en Buenos Aires. Hicieron una misa de campaña. Y nos llevaron a encontrarnos con las tumbas de nuestros hijos.

Ahí realmente yo viví la realidad del ‘82 en el ‘91. Yo a mi hijo lo vivía esperando. Porque cuando muere un familiar uno lo vela y demás. Pero en este caso nada.

Veíamos un soldado por la calle y pensábamos que era Jorgito, porque esa era la última imagen que nos había quedado de él. Allí viví la realidad, y me di cuenta que a Jorge, ya no lo tenía que esperar más.

 

 

 

 

Carta del soldado Carlos Mosto,de Gualeguaychú.

Carlos Mosto tenía los ojos verdes y el pelo muy rubio. Flaco y alto, con sus 23 años acababa de terminar la “colimba”, que había hecho con prórroga por estudios. Estudiaba medicina en la Universidad Nacional de La Plata. Marchó como voluntario: ocupó el lugar de otro.

 

El 1º de junio le escribió a su novia.

 

“Perdoname por el papel y el lápiz con que te escribo, pero ha sido lo mejor que he conseguido. Pero creo que no interesa en estos momentos. He recibido tus telegramas con alegría. Pero con tristeza a la vez, por no saber más nada sobre vos y tu familia.”

“El otro que vive conmigo en el pozo (psicólogo) se casa ahora cuando vuelva. Deseo poder reunirnos algún día los cuatro. Te cuento que ayer cayó la primera nevada. Y pude apreciarla desde el pozo. La cosa está cada ve más fría. Yo logré conseguir por mi cuenta una bufandita y un gorro para ir tirando, ¡ah! Y otro calzoncillo largo de abrigo. No es cuestión de pasar frío. Te digo que esto llega al final. Los tipos están acá en la isla, a 10, 12 kilómetros de nosotros, y se preparan para el final. Nosotros también.

Quizás es la hora en que llegue a conocer la cara de mi hermano enemigo. (…). Quiero decirte que nunca sentí, ni voy a sentir odio por él. También rezo por ese inglés que algún día se encuentre frente a mi.”

“No sé cómo será mi regreso, pero te puedo asegurar que es algo con lo que sueño despierto todos los días. No sabés cuánto lo ansío. Y cuánto lo espero. Este es el mejor verbo que conjugo: esperar y también el de rezar.”(…)

Ayer me llegó una encomienda que me mandaron los viejos vía Gabriel con el Evangelio. Ahora me siento mucho más acompañado. Espero que cuando recibas esta carta, todo haya terminado. Para bien , por supuesto. Te mando un beso grandote. No me olvido de vos.(…) Quiero que sepas que el 19 de junio, en tu cumpleaños, vas a estar más que nunca dentro mío. Y le pediré a Dios que pases un hermoso día. Imaginate el mejor regalo que pueda entregarte, y es tuyo. Después, me lo mandás a decir.  Carlos.

Pd. ¿No te gustaría vivir en un pozo?

Porque creo que después de esto, me hago uno en el patio de casa. Chau!

 

 

Carlos Mosto murió el 11 de junio en las afueras de Puerto Argentino.

 

 

 

Especial MALVINAS 40 AÑOS

Material del archivo digital de LA VANGUARDIA

Copyright 2022

Contenido editorial y fotos: archivo LA VANGUARDIA.

 

 

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