Se trata de Enzo Domínguez de 25 años quien tendrá su instrucción en la Fragata Libertad, el buque escuela de la Armada Argentina. Partirá en los primeros días de mayo y recorrerá los principales puertos del mundo. En sus cubiertas y en sus aulas, miles de guardiamarinas y suboficiales han aprendido las artes del mar y de la navegación. “La verdad es que estoy contento y muy orgulloso de poder ser parte de la tripulación de la fragata”, le dijo el balcarceño a La Vanguardia.
La Fragata ARA Libertad es la embarcación símbolo de la Armada Argentina. Por su historia y por lo que representa, poder realizar una instrucción en sus cubiertas y en sus aulas es, para miles de marinos y suboficiales, un desafío personal que implica rendir el más exigente examen en las artes del mar y de la navegación. Como lo será para el balcarceño Enzo Domínguez (25), quien vivirá y experimentará a partir del mes de mayo su primera instrucción en la Fragata. “La verdad es que estoy contento y muy orgulloso de poder ser parte de la tripulación de la Fragata en este año. Tuvimos una navegación de dos meses aproximadamente, donde estuvimos en Rio de Janeiro, en Brasil, y en Montevideo, Uruguay. Ahora me encuentro preparando todo para el viaje de instrucción N° 50. Vamos tocar lindos e históricos puertos, así que estoy muy ansioso por zarpar en los primeros días del mes de mayo. De momento, no estoy abordo, ya que me encuentro en Ledesma, en Jujuy, esperando la llegada de mi hijo”, contó Enzo quien está en esa provincia junto a su esposa que también es parte de la Armada y con quien comparte la pasión por los mares y la navegación. Y agregó: “es mi primer vez embarcado ya que anteriormente estuve siempre en tierra. Esta es una gran oportunidad que espero aprovechar al máximo”, resumió.
Cabe señalar que el plan de formación que se lleva a cabo en la Escuela Naval Militar requiere que, a lo largo del trayecto educativo, los cadetes vayan adaptándose progresivamente a las particularidades, costumbres y tradiciones de la vida a bordo, desarrollando a su vez la práctica de las actividades profesionales cuyo sustento académico proviene de los conocimientos impartidos en ese Instituto. El embarco en el buque escuela como quinto ciclo de formación teórico-práctico, es parte del plan de estudios y materializa la culminación de la etapa formativa a partir de una práctica profesional desarrollada de forma intensiva. Se procura consolidar las aptitudes básicas adquiridas, obteniendo mediante un embarco prolongado, la adecuada aplicación y evaluación de los conocimientos aprendidos; una integral adaptación a la vida en el mar para lograr las competencias de egreso de los futuros oficiales de la Armada. La misión del buque escuela –en la que estará el balcarceño- es la de completar la formación general y profesional de los guardiamarinas en comisión, acrecentar los vínculos de amistad y cooperación con los países visitados y fomentar la integración interinstitucional con invitados nacionales y extranjeros a fin de cumplir con las exigencias del plan de estudios; además de representar a la institución y a la República Argentina. “Formar parte de la tripulación de la fragata “Libertad” es vivir una de las mejores experiencias que tiene la carrera profesional de la Armada Argentina”, se afirma.
Enzo Domínguez cursó sus estudios en la Escuela N° 10 de nuestra ciudad y luego lo hizo en el Colegio San José donde resultó mejor promedio y fue abanderado del establecimiento educativo. Elida, su mamá, contó que a los 17 años Enzo se anotó en la Armada, pasó todos los exámenes y comenzó en la Escuela Naval. “Desde que se recibió lo trasladaron a Buenos Aires, donde cumplió actividades en la zona de Puerto Madero, y hace dos años lo pasaron al Edificio Libertad porque además es cocinero. Desde el 3 de diciembre está con la preparación y con toda la expectativa de esta gran experiencia que está a punto de vivir”, contó Elida a La Vanguardia.
Historia. Desde 1873 la Armada Argentina contó con buques-escuela que sirvieron de crisol para modelar a los futuros oficiales en la vida del mar. Esa es la tarea que cumple la Fragata ARA Libertad, obra destacada de astilleros nacionales, diseñada y construida por argentinos. El 30 de mayo de 1956 se botó el casco en el Astillero Río Santiago. Los trabajos prosiguieron en los siguientes años con diversas modificaciones en el aparejo, que quedó como de fragata de tres palos en agosto de 1956. La construcción continuó hasta 1961. Al año siguiente finalizaron el alistamiento, el aparejo del velamen y la instrucción en puerto del personal de gavieros, y también, las primeras singladuras. En marzo zarpó en un viaje de prueba. Al dejar Puerto Madryn la sorprendió una fuerte tormenta que sirvió como bautismo en el mar. Regresó al apostadero naval de Río Santiago y el 20 de diciembre de 1962 zarpó hacia la Base Naval Puerto Belgrano para alistarse de cara al primer viaje de instrucción. Desde su primer viaje en el año 1963 la Fragata Libertad realizó infinidad de viajes y ha navegado 720.000 millas (equivalente a 33 vueltas al mundo) y su permanencia fuera del Apostadero es equivalente a 16 años en el mar, habiendo visitado a lo largo del tiempo más de 500 puertos y 60 países. En cada uno de esos puertos, representó a la Argentina como una genuina embajadora, siendo admirada por millones de personas. En sus cubiertas fueron recibidos cientos de dignatarios extranjeros y hombres y mujeres de todas las latitudes del mundo. Su presencia concita una gran atracción, por lo cual la industria nacional ha aprovechado su estadía en puerto para exhibir y promocionar productos argentinos.
En cada viaje de instrucción son invitados oficiales de armadas de otras naciones, del Ejército Argentino, de la Fuerza Aérea y de la Prefectura Naval, lo que contribuye a la confianza mutua y la comprensión. También, estudiantes universitarios y ciudadanos de diversos lugares han surcado en ella los océanos, viviendo experiencias inolvidables y conociendo la vida en el mar. En 1966 la Fragata ARA Libertad obtuvo la Gran Medalla por el récord mundial de velocidad de grandes veleros en el cruce del Océano Atlántico Norte. Hizo la travesía desde Cabo RACE, en Canadá, hasta la línea imaginaria Dublín-Liverpool, que totaliza 2.058,6 millas, en ocho días y 12 horas. La marca permanece imbatida. Ganó nueve veces la tradicional Copa Boston Teapot, otorgada anualmente por la Sail Training Association al velero que tripulado por más del 50% del personal en instrucción recorra la máxima distancia solo a vela en 124 horas. En 1998 obtuvo el primer puesto en la “Regata Americana” en el circuito realizado entre los puertos de Savannah y Green Port.
Por sobre todas las cosas, la Fragata ha sido un buque escuela. Cada viaje de instrucción es un genuino ciclo académico, que nutre de experiencia y conocimiento a quienes tripularán los buques de la Armada Argentina. Entre los objetivos del viaje de instrucción, se encuentra que los futuros oficiales tomen contacto con diversas culturas y hombres y mujeres de otras naciones. Esto promueve la más amplia comprensión de la realidad mundial y una apertura mental hacia la realidad que les permitirá en el futuro una mirada integral a la hora de tomar decisiones.
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