Es un centro modelo. Allí viven 276 chicos que estudian, producen y se forman profesionalmente. Apuntan al desarrollo físico, intelectual y espiritual de los jóvenes. En la actualidad, hay internos de Estados Unidos, Ucrania y Latinoamérica.
La organización, el respeto y la cordialidad asombran. En este lugar nada parece estar librado al azar. Cada uno de los integrantes del Instituto Adventista de Balcarce sabe lo que tiene que hacer y, lo que es mejor, cómo hacerlo.
En esta comunidad las normas establecidas suelen ser el parámetro que guía las vidas de los 276 chicos de distintas edades que concurren en la actualidad al IAB que está ubicado en un predio de 280 hectáreas en el kilómetro 79 de la ruta nacional 226 donde se levantan dos hogares, para chicos y chicas, un polideportivo modelo, el centro de estudios y varios anexos relacionados con la administración.
El profesor Andrés Sirotko es el director general del instituto y coordinador de las muchas actividades que se desarrollan en este centro ejemplo de desarrollo físico, intelectual y espiritual.
Con una puntualidad digna de los ingleses, Sirotko recibió a La Vanguardia para hablar de los alcances y los objetivos que persigue el IAB. "El Instituto Adventista forma parte de una red mundial que sostiene la iglesia con más de un millón de alumnos en todo el mundo. En Balcarce, el instituto surgió con la idea de integrar la parte académica con la parte práctica. Por eso decidimos trabajar en zonas apartadas de las grandes ciudades para que los chicos no tengan tentaciones en ese sentido y estén abocados al estudio.
Sobre el funcionamiento del IAB, Sirotko señala que "en el Instituto Adventista de Balcarce tenemos un centro de formación profesional que coordina más de 14 talleres que funcionan dentro del colegio. La idea es que los chicos puedan salir fortalecidos con la misma convivencia y aprovechar al máximo las horas de estudio.
Creemos que lo mejor es que los chicos tengan por lo menos ocho horas de sueño, por eso la cena se sirve a las 18. Hace un par de meses salió publicado un artículo sobre las comunidades más longevas del mundo y entre ellas destacan a la adventista, marcando la salud, el cuidado del cuerpo, la alimentación y el régimen de descanso
¿Cómo es la adaptación de los nuevos internos?
"Los primeros meses son muchas cosas las que tienen que incorporar, por eso estamos empezando las clases una semana antes que en el resto del país con la intención de que vayan asimilando los cambios.
¿Qué papel juega la religión?
"Nosotros vamos integrando la enseñanza con la Fe. Nuestro modelo está en la persona de Jesús y tratamos de sacar el máximo provecho de su vida y su ministerio. De hecho, uno de los útiles que pedimos está relacionado con una Biblia.
El instituto no es exclusivo para chicos adventistas. En la actualidad tenemos jóvenes de distintas religiones. En este sentido, somos abiertos porque entendemos que nos enriquece.
Cuando los padres envían a un hijo al instituto, es porque buscan una educación distinta. Más allá de esto, nosotros no nos erigimos como los dueños de la verdad ni mucho menos".
Lucy de Orozco cocina todos los días para los cientos de jóvenes que viven en el instituto. Lucy llegó a Balcarce hace 20 años cuando la obra del IAB recién estaba asomando. La profesión de su marido, que se dedica a la construcción, fue el motor de aquel impulso que derivó en el viaje a nuestra ciudad. "Cuando llegamos apenas estaba construido uno de los hogares. Fue mucho el esfuerzo y las ganas que pusimos para levantar el instituto." En lo que respecta a su actividad, Lucy señala que "buscamos hacer una dieta balanceada a base de cereal, arroz y muchas verduras. En la cocina colaboran todos. Cada uno tiene una tarea por hacer".
Dentro del aprendizaje, ¿Cuál es el objetivo fundamental?
"Lo importante es que los chicos estén ocupados. Si a ellos le brindamos los espacios y la contención que necesitan seguramente no van a caer en situaciones que pueden ocasionarles problemas. Al instituto llegan chicos becados y de toda condición social. Eso es bueno, porque se enriquece la convivencia entre los que más y menos tienen. Generalmente se terminan haciendo amigos y hasta se visitan en sus casas cuando salen una vez por mes.
¿Por qué un padre decidiría enviar a su hijo a un centro de educación como el IAB?
"El instituto tiene una basta experiencia respecto del nivel académico que presenta, a la convivencia, a la firmeza en cuanto a las normativas y eso a la hora de tomar una decisión pesa.
A los padres básicamente los mueve el nivel académico de excelencia, la seguridad y los valores que hay aquí y que en la sociedad se van perdiendo día a día.
¿Qué papel juegan el deporte y la alimentación en la vida diaria?
"El deporte y la alimentación son muy importantes en la vida de los internados. Por eso, están incluidos como parte fundamental de la formación de los chicos. La relación entre ellos es muy buena. Eso se da porque cada uno tiene en claro cuáles son sus obligaciones y sus deberes. Es de destacar también las reuniones espirituales que realizamos todos los sábados a la mañana donde, a la luz de la Biblia, analizamos las relaciones de los chicos y abordamos cualquier conflicto que pueda originarse. Nuestro jóvenes tienen en claro qué es lo que se espera de ellos. De todas maneras, hay un porcentaje de chicos que decide desertar. Todos los años tenemos encuentros de ex alumnos. Te diría que el 98 por ciento de los egresados del Instituto Adventista pasaron por la universidad y hoy son profesionales.
¿A los internados se les hace un seguimiento especial?
"A los padres de los chicos se les envía, en forma trimestral, un informe académico con las notas, el comportamiento y el desarrollo de los chicos. Más allá de lo teórico, nos interesa que los internados puedan desarrollar otras aptitudes a través de los talleres de formación profesional. Son herramientas que les ayuda a valorar lo que ellos mismos producen".
La historia de Natali
Natali Ball tiene 17 años y llegó al Instituto Adventista los primeros días del mes de junio procedente de Washington, Estados Unidos. Su objetivo, y el de sus padres, es perfeccionar su español. Por eso ingresó al instituto en un plan especial de tres meses. Pese a sus dificultades con el idioma, en el laboratorio de informática Natali es una más. "Todavía me cuesta pronunciar algunas palabras. Me gusta mucho este lugar y me sorprendió la calidez de la gente. Mi madre es decoradora de ambientes y mi papá comerciante. Entre todos decidimos que era una muy buena idea venir a Argentina para perfeccionarme. La verdad es que la estoy pasando muy bien más allá del idioma que en algunas situaciones suele ser una barrera.
Un día en el Instituto
- 6 se levantan
- 6.50 bajan de los internados a las aulas para la primera hora de clase
- 7.30 en el comedor desayunan con de leche y cereales
- 8 formaciones, se iza la bandera y se organiza el día
- 8.30 comienzan las clases
- Entre las 12 y las 13.15 terminan las clases
- Almuerzo
- 14 comienza la actividad en los talleres y educación física
- 15 en adelante, libre actividad en laboratorio de informática y otras tareas.
- 18 cena
- 19 reunión donde se analiza el día y se hace una reflexión espiritual
- 19.30 hora de estudio y clases de apoyo
- 21.30 terminan las actividades
- 22.30 los chicos ya descansan en los hogares
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