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Del archivo de LV. El tornado de 1961: un temible embudo negro y tres minutos de terror

Redacción Vanguardia

El tornado de 1961: un temible embudo negro y tres minutos de terror

 

Fue el miércoles 15 de marzo de ese año. En no más de tres minutos rompió casas, levantó techos, partió columnas y provocó otros destrozos. Hubo “tremenda angustia”, se escribió entonces.

 

Fue en marzo. Con calor y humedad. Ocurrió luego del mediodía, es decir en hora de bancos, con hombres en cafés, mujeres en cocinas, chicos y docentes en escuelas. Quienes hoy recuerden aquel miércoles 15 lo harán contando seguramente lo que vieron, sintieron o padecieron según el lugar en que se encontraban  minutos después de las 13. Entonces, por ejemplo, algunos balcarceños cruzaban la plaza Libertad y desde allí escucharon el ruido y levantaron la vista. Miraron hacia el oeste preguntándose qué era eso, qué pasaba abajo, en el barrio de la plaza Colón. Porque arriba veían una especie de “embudo” negro –muy negro- que avanzaba violentamente rotando sobre sí mismo, rodeado por una enorme nube de polvo y cosas que a la distancia poco se distinguían.  Desde la plaza pensaron: “se viene con todo”. Que fue cómo decir “a correr”. Se venía con todo y a medida que iba cruzando la ciudad hacia el este  levantaba de allá abajo techos, chapas, maderas, volteaba casillas y casas, rompía columnas y provocaba otros destrozos. Aún hoy hay quienes aseguran que dio vuelta algún vehículo y hasta que se llevó un caballo.

Esas eran las “cosas” que, en medio del viento huracanado y la urgente necesidad de entrar a algún comercio o vivienda, no se distinguían.

 

 “La ciudad se conmovió ayer” tituló El Liberal a toda página el jueves siguiente, precisando que la agresiva columna había provocado pánico con ese inesperado paso que no duró más de tres minutos. Suficientes, más que suficientes, para que muchos vecinos se vieran envueltos en una “tremenda angustia”, mientras que otros habían sufrido “agudas crisis nerviosas”, agregaba el diario horas después del retorno de la calma. Pero quedaba todo lo roto y, sobre todo, los comentarios sobre un fenómeno que nunca se había vivido antes.  Aquella noche del miércoles y el día siguiente Balcarce ocupó muchos espacios de noticiosos radiales y de la TV que en el ´61 había en el país. Por supuesto que también los diarios destinaron columnas a lo ocurrido. La Prensa publicó una oportuna fotografía del “embudo” que un médico logró tomar con gran velocidad desde un balcón de la calle 19.

 

Como ocurría y ocurre, no toda la información periodística fue precisa. En el primer momento hubo exageraciones que, lógicamente, provocaron angustia en familiares y amigos que vivían lejos. Hasta se llegó a hablar que media ciudad estaba en el piso. Así los llamados telefónicos fueron constantes desde otros lugares para constatar que nuestra gente se encontraba bien. Y cada uno contó lo que había visto o sufrido, porque tras la tremenda tormenta quedaron viviendas sin techo o daños materiales importantes. Pudo haber sido peor.  “No hubo víctimas” señaló El Liberal, “pero sí, enorme pánico”. La reacción de la Municipalidad y la gente fue inmediata en auxilio de los damnificados.

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