Daniel De Fazy es bombero voluntario y especialista en ofidios y animales venenosos, además de tener desde el cuartel de bomberos voluntarios un contacto directo con el Instituto Malbrán, a donde envían los ejemplares capturados. De Fazy visitó en la mañana de este lunes Radio Líder para hablar de su tarea y para brindar información precisa respecto de qué hacer frente a la aparición de una serpiente o un lagarto overo, animales que por las altas temperaturas comienzan a ser más visibles en zonas urbanas. “Es muy común verlos en el verano, pero la recomendación para la gente es que si no se tienen los elementos básicos para capturar a un animal es mejor no intentarlo. No hay que perderlo de vista y avisar a bomberos”, dice De Fazy. Y agrega: “han ocurrido un montón de accidentes por querer capturar a un ejemplar con una caja o un frasco”. Por otra parte, remarcó que en el caso de una picadura de Yarará es “vital no tocar la herida ni realizar torniquetes y conducirse inmediatamente a un centro de salud –en este caso el Hospital Municipal donde hay antídotos para el veneno de las Yarará. En el caso de los lagartos, la gente tiene que saber que son inofensivos, no atacan y no constituyen ningún peligro, aunque sólo pueden morder en el caso de verse agredidos”, explicó.
Las serpientes
Las serpientes que existen en nuestro país están contempladas dentro de 100 especies, once de las cuáles son consideradas peligrosas para el hombre. Están agrupadas en tres grandes géneros: Cascabel –una especie-, Coral –tres especies- y Yarará –siete especies-. Daniel De Fazy posee el único serpentario de la ciudad y como servidor público, y con el apoyo de la Sociedad de Bomberos Voluntarios, cuenta que cuando el ofidio pica a su víctima, abre la boca y despliega sus colmillos hacia afuera comprimiendo las glándulas y el veneno recorre el interior de los colmillos y sale por el orificio externo el cual está cortado en bisel como una aguja hipodérmica. La particularidad de estas víboras que además del veneno contienen el antídoto que, además, se utiliza para otro tipo de patologías y tratamiento de enfermedades.
La picadura de la “yarará”
Las manifestaciones clínicas que resultan tras una picadura de víbora “Yarará”, se engloban en lo que se denomina un síndrome cito-histotóxico, esto es, la tendencia a la coagulación intravascular. En el área de la mordedura, la víctima sentirá un dolor intenso acompañado de adenopatías y dolor reflejo, se observará un edema o inflamación del área afectada, color encarnado o rojo muy encendido que se vuelve cianótico a medida que transcurre el tiempo, emanación de un fino hilo de sangre o suero sanguinolento desde los orificios de la mordedura y al cabo de pocos días, se instala la necrosis que afecta tegumentos y masa muscular. Como mencionó De Fazy, en todos los casos es clave concurrir urgente a un centro de salud.
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