El artista se quejó por el estado de su escultura. Dice que no hay mantenimiento y que le robaron discos y relojes. Calificó de “cirqueros” al subsecretario de Cultura y de Turismo y recordó su encono con la Fundación Fangio: “son tipos que no me inspiran respeto”.
Su figura genera amores y odios. Aunque muchos lo recuerdan con cariño y estima, otros intentaron olvidarlo rápidamente tras su paso por Balcarce. Sin embargo, la obra hace también al artista. Por eso la escultura que fue inaugurada en el acceso a la ciudad en homenaje a Juan Manuel Fangio también nos lleva a él, a Carlos Regazzoni. Su llegada a Balcarce para la construcción de aquella obra no pasó desapercibida. Desde el primer día que pisó la Municipalidad para reunirse con el intendente José Echeverría sus modos no cayeron bien. Con un overol azul desalineado y los pelos al viento muchos intuyeron que su estadía en la ciudad iba a generar tantos admiradores como detractores. Desde ese 29 abril de 2011, Regazzoni armó su lugar en el mismo sitio donde creó la escultura y donde mostró todo su talento. “El arte es la única manera que tiene el hombre de descubrir su grandeza oculta. Esto que nos pasa es único e irrepetible y así debemos entenderlo. Así uno se da cuenta que uno es su propio juez y que la lucha es siempre de vos contra vos mismo”, dice a La Vanguardia antes de activar una catarata de duras críticas por el estado que presenta hoy su obra. Según contó, no tiene el mantenimiento adecuado, se robaron varios discos y unos relojes que habían sido colocados en la parte del tablero. “Me da mucha bronca lo que hicieron porque fueron muchos meses de trabajo y dedicación. Una tarea en la que colaboró mucha gente. La escultura está hecha mierda (sic). Esta desidia del subsecretario de Cultura y el de Turismo que deben ser dos cirqueros buenos para nada…como los que estaban antes”, tiró. “Me pasaron fotos, y me da mucha pena. Por como está, para mí, el intendente y los funcionarios no ven una vaca adentro de un baño. Tampoco la veían los otros. La escultura está en un lugar muy importante y tiene un valor simbólico que debe entenderse, por eso me llama la atención que esté ahí, sin que nadie la mantenga, sin luz y a la deriva. Estos tipos que estaban antes –por la anterior gestión- me buscaron y me rogaron que viniera. Me pagaron y cuando vine a hacer la obra me hicieron la vida imposible. La gente sabe que yo entregué lo mejor. Fui a Balcarce a hacer lo que se hacer. El resto es novela muchachos”, sostuvo.
Trabajos
Contó Regazzoni en la entrevista con este diario cuando dejó la ciudad, tras la inauguración de su obra, dejó las instrucciones para que la escultura pueda mantenerse, como el barniz que había que utilizar, y cómo debía ser el cuidado de la obra. “Pero no les importa un carajo, se robaron los discos y hasta hace poco tiempo el cartel con mi nombre estaba hecho mierda. Acá hay un culpable o dos que son el subsecretario de Cultura y de Turismo de Balcarce que no se dan cuenta que eso se arregla con dos mangos, y te lo hace la misma gente de Balcarce que tanto me ayudó cuando yo estuve en la ciudad”, explicó.
Restauración
Por otra parte, el artista adelantó que hay un grupo de personas encabezadas por la profesora Gabriela Scarpatti que tienen la intención de ir en auxilio de la obra para su restauración. “Que se queden tranquilos que no voy a tomar un colectivo para ir, serán ellos los que comiencen con este trabajo al que se sumaría la Escuela de Arte. En Balcarce hay muchos funcionarios al pedo. Pasaba antes y ahora, no hay apoyo a las artes, no hay acompañamiento del Estado de la gente que quiere crear y todo les calienta un pito. De hecho, cuando presenté el proyecto del teatro de la ranchería, tampoco se pudo hacer por Cortés –ex secretario de Obras Públicas- que tenía que apoyarnos y se hizo el gil y todo quedó en la nada”, mencionó.
Fundación
Una de las grandes peleas que tuvo Regazzoni durante su paso por Balcarce fue con la Fundación Fangio. “A los de la Fundación no los quiero ni ver en figuritas. Son tipos que no me inspiran respeto. Otros cirqueros. Se colgaron los laureles de Fangio, pero no le atan ni los cordones a Fangio”, dijo. Asimismo, no descartó su vuelta. “A hacer la restauración yo iría, pero no puedo hacerlo gratis. En todo caso me tendrían que llevar el camión y la casa rodante que tengo en un campo para que, por lo menos pueda quedarme ahí. Pero no sé, vamos a ver. Lo que no quisiera es que nadie se sienta ofendido por estas cosas que digo. Y que quede claro que no hablo de la gente, del pueblo, hablo de los que no hacen lo que tienen que hacer”, resumió.
Proyecto
Uno de los proyectos que tenía el artista era la creación de una escuela arte-industrial. “Hoy en Argentina hay generaciones que nunca laburaron y yo me pregunto cómo haces para revertir eso. Por eso yo dirijo mis proyectos a los niños. En esa línea no entiendo por qué mi proyecto de Escuela Arte Industria nunca prosperó. Quizás porque la idea no era de ellos. Eso es ser mediocre. Yo soy un artista, no por lo que hago que puede ser bueno o malo, sino porque vivo, como, trabajo, denuncio y pienso como un artista. Eso es el arte. Además si queremos ser grandes hombres tenemos que trabajar para la historia no para el momento, ya lo dije”.
La nota completa en la ediciòn impresa de La Vanguardia
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