Napaleofú
Pertenece al partido de Balcarce, parte de su entorno rural está en el distrito de Lobería y su gente se inclina comercialmente en general hacia Tandil.
Inauguradas en 1892
Bosch-Ramos Otero: el arribo del tren
Las estaciones del Ferrocarril del Sud fueron inauguradas hace 127 años, con la de Balcarce. Sus nombres son por los hacendados que donaron tierras para que se hicieran esas obras. Cuenta la historia que desde mediados del siglo 19 –es decir, un poco antes de la creación de nuestro partido, en 1865-, fueron muy importantes las empresas de mensajerías para acortar distancias. Transportaban pasajeros y encomiendas, además de cumplir la función de correo oficlal en diferentes postas. Estaban entre dos y cuatro leguas, se señala.
En esos paradores se descansaba, se realizaba el cambio de las cabalgaduras de las diligencias o galeras, que desde 1859 ya dependían de la Administración General de Correos. Hasta que el progreso trajo a esta región al ferrocarril antes que concluyera esa centuria y el servicio de mensajería pasó a establecerse en la punta de rieles, explica nuestro colega Ecos Diarios en la “Historia del transporte en Necochea”.
En 1890 el ferrocarril llegó a Ayacucho, que fue un punto cabecera de diligencias. Desde allí el ramal del Ferrocarrill del Sud fue uniendo San Ignacio, Ramos Otero, Bosch, Balcarce, Los Pinos, San Agustín –con un desvío a Miramar-, Las Nutrias, El Moro y Tamangueyú. Esa línea llegaría también hasta Quequén y Necochea. Se ha escrito que en el ´92 se inauguró la estación de Bosch en tierra que fue donada con ese finalidad por el doctor Juan Manuel Bosch. Dice Pablo Javier Junco en su página digital que la titular de esa propiedad era Rosario Peña de Bosch y que originalmente esa parada ferroviaria se denominó Juan Bautista Peña. Ubicada a 29 kilómetros de nuestro pueblo, se menciona además de esa zona a la cantera Punta Tata, de la que se extraía mármol y gneis, material éste para el adoquinado de calles. Otros datos están referidos al almacén de ramos generales frente a la estación y una escuela.
RAMOS OTERO
También 1892 es marcado como el comienzo de esta población por la inauguración de la estación en febrero. Su nombre es por el estanciero Ignacio Ramos Otero, quien donó la tierra donde se hizo esa obra que posibilitó la carga de hacienda y cereales, además del transporte de gente. Se recuerda de ese lugar de nuestro partido la casa de ramos generales de Juan B. Mirande, la fonda de Francisco Duy y un almacén de Manuel Hidalgo. Según la página “Ayacucho (Mi pueblo), la denominación San Ignacio es por Ramos Otero. El primer almacén de campaña fue de Pedro Ilarregui y la viuda de Zunda e hijo, cuando también estuvo la herrería de Pedro Bardignan. El último censo de población de 2011 marcó una población de 95 habitantes. También figuran en este repaso de Ramos Otero el Club Alianza, las escuelas primarias No. 20 y 47, el Jardín de Infantes No. 916 y el anexo Secundaria 47. El paraje está ubicado a 54 kilómetros de Balcarce y a 18 de la ruta provincial 29, a la que la unen dos caminos rurales. En esa zona la depresión de la tierra ha sido causa de problemas cuando las lluvias impiden el tránsito por esas vías.
El nombre por supuesto tiene un origen mapuche, ese pueblo originario cuya cultura dejó huellas y sobre el que se ha escrito que en los siglos 17, 18 y 19 ocupó cerca de 1.000.000 de hectáreas del actual territorio argentino. Investigadores han señalado que fueron distintas tribus las que convivieron en buena parte de seis actuales provincias –una, Buenos Aires-, además de todo lo que es hoy Neuquén, La Pampa y Río Negro.
En nuestra zona, Tandil significa “piedra que late” en referencia a la piedra movediza, expresan analistas. También se comenta que el nombre fue de un cacique. A cincuenta kilómetros está Napaleofú, sobre el cual historiadores hablan de “arroyo barroso” y otros dicen “arroyo del nabo”. Hay quienes señalan que a ese punto de la pampa los indígenas llamaron Chapaleofú, por el curso de agua que corre cerca de la localidad.
En otra fuente se explica que en mapuche “napa” o “napad” es como los nativos serranos probablemente denominaban al Arroyo Chico y que en el período de la conquista derivó en Napaleofú. Es decir, “napa” (barroso) y “leofú” ( río). Dicen historiadores que en 1770 el virrey Juan José de Vértiz dispuso una expedición hacia el sur de Buenos Aires y que llegó a la actual Tandil, quedando el testimonio de haber visto un corral de piedra seca cerca del arroyo Chapaleofú.
Otro dato es que las incursiones indígenas en esa zona y en la que hoy es Lobería llegaron hasta 1855. Algo más de 30 años antes –en 1823-, el gobernador Martín Rodríguez había fundado el Fuerte la Independencia, que es el antecedente de la actual pujante Tandil. Ya en su gobierno se habían realizado incursiones contra los nativos, llegando hasta el arroyo Chapaleofú.
EL PROGRESO CON EL TREN
Décadas más adelante, el nacimiento de Napaleofú tuvo que ver con la llegada del tren, como otros tantos pueblos fueron surgiendo hace un siglo o más. Marca la historia el 1 de diciembre de 1914, porque ese día fue inaugurada la estación del Ferrocarril del Sud, que más adelante sería General Roca. Se ha apuntado que trabajadores de ese servicio de transporte fueron radicándose en tierras aledañas y que un avance ocurrió cinco años más adelante cuando los pobladores contaron con estafeta propia.
Es mencionado en los comienzos de la actividad comercial al almacén El Cantábrico, cuyo nombre original fue La Fundadora.
Además de los 50 kilómetros que lo separan de Tandil, son 62 la distancia con nuestra ciudad y otros 63 con Lobería. Este dato tiene que ver con una situación particular, dado que la localidad es parte de nuestro partido con Delegación de la Municipalidad, pero la mayoría del entorno rural está en el distrito de Lobería y otros campos lindantes son tierra en la comuna de Tandil.
Sobre la población de la vecina localidad, el censo nacional de 2001 determinó que vivían allí más de 300 habitantes, Según una nota publicada por La Nación en 2009, en un sondeo extraoficial se estimó que eran alrededor de 1.000 los habitantes. Las familias pueden enviar sus hijos a un jardín de infantes, una escuela primaria y otra secundaria.
Volviendo a la historia, la estancia Napaleofú es la más antigua de esa zona. Hay páginas en las que se refiere que, por una disposición del gobierno de la provincia, en 1826 se otorgó a Manuel Sánchez y en carácter de enfiteusis una superficie de dos leguas y 3/4 cuartos, en tierra aledaña al arroyo Napaleofú o Chico. Ahí fue creado ese establecimiento rural.
Otras estancias surgieron cerca del arroyo Chapaleofú por decisión de enfiteutas. También se habla de la “expedición colonizadora” dispuesta por el gobernador Juan Manuel de Rozas en 1833, que en territorio entonces dominado por indígenas repartió superficies denominadas Volcán, Tapalqué, Chapaleofú, Huesos, Quequén, Tandil y Napaleofú.
Esta referencia la ha mencionado Eduardo Saguier, investigador de la Universidad Nacional de Buenos Aires (UBA) y el CONICET. Otra fuente informativa sobre la historia de la localidad es un trabajo de la Escuela de Educación Media No. 1 titulado “El pago de Napaleofú”.
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