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Consumo sin control: ofrecen favores sexuales a cambio de droga

Redacción Vanguardia

Lo hacen adolescentes para conseguir pastillas y cocaína. El contacto lo hacen a través de las redes sociales. El consumo arranca cada vez a más temprana edad. Foto: archivo Télam.

Si bien existe un buen trabajo de la Delegación Distrital Antinarcóticos de Balcarce, aunque con pocos recursos, el avance de la droga sigue haciendo estragos. Los “dealers” son sólo una parte de la red de comercialización de estupefacientes que se regenera cada día con la llegada de la “mercadería” de ciudades vecinas, particularmente de Mar del Plata. Pero al margen de la comercialización, lo que preocupa a las autoridades es como se ha masificado un consumo que cruza a todas las clases sociales. “Estigmatizar el consumo de droga es desconocer la realidad”, dice un investigador acostumbrado a tratar este tipo de casos. En el último tiempo, y con la apertura tecnológica que ofrecen las redes sociales, han aparecido varios casos en lo que chicas de entre 15 a 25 años ofrecen “favores sexuales” a cambio de conseguir pastillas como clonazepam o rivotril y hasta se mencionan las drogas de diseño y la cocaína. El ofrecimiento se hace en el marco de “conversaciones” en la red, generalmente propuestas por un tercero que actúa como una suerte de mediador. Lo que llama la atención de quienes siguen este tipo de hechos es que quienes buscan desesperadamente esas drogas al punto de ofrecer un “favor sexual”, son chicas de clase media y media alta. El ofrecimiento es simple como contundente: cambian sexo oral por una tableta de clonazepam, o un “contacto privado” por una dosis de cocaína. La dinámica de las redes sociales es tan vertiginosa que un contacto lleva a otro, aunque todo gira en torno al sexo y las drogas. En un contacto con este diario, el doctor Rodolfo Moure dijo que no hay investigaciones abiertas por este tipo de episodios, aunque no negó su existencia en función de la proliferación de otro tipo de delitos de connotaciones sexuales como el grooming que se da también a través de contactos en las redes sociales. Por otra parte, según información exclusiva a la que accedió La Vanguardia, en varias causas que están en desarrollo y otras que ya fueron cerradas, está documentada cómo es la venta de  droga en Balcarce. Así se puede ver a los punteros que,  habitualmente en moto, se desplazan en algunos sectores especialmente “seleccionados” para la venta. Las plazas, los barrios periféricos y hasta las salidas de los colegios secundarios son escenarios donde las transacciones se hacen a plena luz del día y a la vista de todos.  Pero hay particularidades que encierran el negocio y que han ido modificándose por la desesperada y sólo a veces eficaz lucha de las autoridades para frenar el avance del narcotráfico. Los distribuidores, ahora, son mayormente mujeres de entre 25 y 35 años, que solas o en compañía recorren los distintos sectores de la ciudad donde venden marihuana, cocaína y las llamadas drogas de diseño. Confían las fuentes consultadas que a diferencia de años atrás, los dealers llevan pocas cantidades cuando van a estos puntos críticos de venta y luego vuelven para reabastecerse. La ecuación es sencilla: si eventualmente fueran detenidos durante la venta, podrían decir que esa droga que llevan encima es para “consumo personal” con lo cual se les abriría una causa por tenencia de estupefacientes, pero no irían a la cárcel. Según se indica, y aunque no está estipulado en la ley, hasta 50 gramos de marihuana y 5 gramos de cocaína puede entenderse que se trata de tenencia para consumo, y por encima de esas cantidades se puede configurar un delito más grave como la tenencia simple o peor aún la tenencia con fines de comercialización. Estadísticas oficiales coinciden en señalar que en los últimos años se produjo un avance preocupante tanto en la oferta de drogas ilícitas como en los niveles de consumo. Esto último, especialmente entre los más jóvenes. Un informe reciente del Observatorio de la Deuda Social de la Universidad Católica Argentina, que entrevistó a más de 7.500 personas a lo largo de cuatro años, muestra que creció 50% la proporción de gente que percibe que se vende droga en su barrio. En 2010 lo afirmaba el 30% de los encuestados y el año pasado lo dijo el 45%. El aumento, según la investigación, se dio casi por igual en barrios con fuerte vigilancia policial y en las zonas con menor presencia del Estado. En villas y asentamientos, en tanto, antes el 53% sabía que se vendía droga, y ahora es el 84%. En igual sentido, un sondeo realizado por la Fundación UADE y la consultora Voices reveló que, en Capital y en Buenos Aires, 1 de cada 3 personas (el 31%) sabe dónde conseguir sustancias ilícitas. Y opusieron que, en 1989, sólo el 6% de la población afirmaba lo mismo: un crecimiento del 400% en los últimos 26 años. A nivel país, en tanto, resultó que un 27% de la gente sabe dónde adquirir estupefacientes. Mientras que la mitad consideró “alto” el consumo de drogas en su propio barrio y dijo conocer directa o indirectamente a personas adictas.

Cómo es la operatoria. Todos los proveedores de droga que deambulan por la ciudad compran la cocaína o la marihuana en Mar del Plata.  La droga que llega a Balcarce tiene una pureza de entre 7 y el 20 %, con lo cual es de muy baja pureza. En el caso de la cocaína, está compuesta por vidrio molido, azúcar impalpable, talco y hasta bayaspirina. En tanto, según datos  locales, la marihuana se consume en un promedio de 70/30 respecto de la cocaína. En el último año, 8 personas, por distintas causas, fueron condenadas a partir de investigaciones llevadas adelante por el fiscal Moure, con penas que van de los 4 a los 15 años, según marca el Código Penal.

La nota completa en la edición impresa. 

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