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“El objetivo de la investigación es siempre la producción del conocimiento”

Redacción Vanguardia

El balcarceño Gustavo Javier Meschino (44) trabaja en el Instituto de Investigaciones Científicas y Tecnológicas en Electrónica. En un reportaje habló de los avances vinculados a la medicina y la aplicación de la denominada bioingeniería. Foto: La Vanguardia.

En los últimos doce años hubo avances en las políticas de ciencia y tecnología, aunque muchos consideran que se está a mitad de camino del objetivo anhelado. Pablo Kreimer, especialista en sociología política e historia de la ciencia e investigador principal del Conicet lo resume así: “hay aspectos positivos: en 2007 se creó el Ministerio de Ciencia y Tecnología, se aumentaron los ingresos a la carrera de investigador científico del Conicet y la cantidad de becas; se crearon proyectos de desarrollo tecnológico y social (PDTS), y se destinaron esfuerzos de relativa importancia para la construcción edilicia y de ciertas infraestructuras, entre otras cosas. También se dio un apoyo explícito a Invap y un par de emprendimientos más, y se crearon algunos fondos para estimular la producción tecnológica. Podría decirse que la política científica se resume en dos aspectos centrales.
Por un lado, estimular la producción de conocimientos científicos de la más alta calidad. Por el otro, orientar esos conocimientos, y generar los mecanismos para su uso social o económico”. Por ello vale la pena destacar el compromiso de tantos investigadores que, a lo largo y a lo ancho del país, trabajan incansablemente para hacer su aporte a la ciencia y la tecnología. Gustavo Meschino, balcarceño, es un ingeniero electrónico y doctor en ingeniería orientación electrónica que trabaja en el Instituto de Investigaciones Científicas y Tecnológicas en Electrónica, recientemente fundado, que funciona en la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de Mar del Plata. Este instituto depende de la Universidad y del Conicet en forma conjunta. Su cargo, en particular, es de la Universidad, aunque ha dirigido, y continúa haciéndolo actualmente, a becarios de Conicet de postgrado (graduados que están haciendo sus estudios de doctorado) y de postdoctorado (quienes continúan sus estudios después de obtener el título de doctor). En una entrevista con La Vanguardia repasó aspectos de su tarea y habló de la investigación científica en la Argentina.

-¿Qué tipo de aportes puede hacer la ingeniería a la medicina actual?
-La medicina y la ingeniería han trabajado en conjunto desde que se requirió medir y evaluar magnitudes del cuerpo humano para su comprensión, pero antes no se le daba ningún nombre particular a esa unión de disciplinas. En la actualidad, este vínculo continúa y se acentúa cada vez más. La ingeniería se relaciona con el diseño de equipamientos, edificios, instalaciones, materiales, modelos computacionales, procesamiento de la información y muchos otros aspectos. Pero la ingeniería se nutre a su vez de la física, la matemática, la química, la estadística, y todo se conjuga en un mismo objetivo con los aportes de cada una de estas disciplinas. Todo esto ha derivado en esta ciencia interdisciplinaria que se denomina Bioingeniería.

-¿Cuál es el ejemplo más concreto?
-Los grandes equipamientos de Diagnóstico por Imágenes constituyen buenos representantes de esta interacción inseparable. Algunos de ellos, bien conocidos y sólo como ejemplos, son el resonador magnético, el tomógrafo, los ecógrafos, que siguen progresando, son cada vez más rápidos y las imágenes obtenidas son cada vez más precisas y útiles para el diagnóstico y seguimiento de los pacientes. El procesamiento de estas imágenes asiste a los especialistas en los diagnósticos y automatizan procesamientos tediosos o complejos. Un sistema informático final puede actuar como un soporte a las decisiones médicas.

-¿En qué proyectos específicos trabaja?
-Trabajo en dos laboratorios: principalmente en el Laboratorio de Bioingeniería y con relación constante con el Laboratorio de Procesamiento de Imágenes. En ambos, siempre hay activos más de un proyecto de investigación, que van cambiando aproximadamente cada dos años, renovando objetivos y continuándolos. El hilo conductor de estos proyectos es el desarrollo de equipos, procesos y métodos de procesamiento aplicables en diferentes campos de la Bioingeniería, y en la salud en particular. En este momento tenemos un proyecto de desarrollo de dispositivos móviles y portátiles (pequeños dispositivos médicos de bajo costo, que incluso pueden ser los teléfonos celulares o tablets actuales) y un proyecto de procesamiento de Speckle Laser, que es una técnica en pleno proceso de investigación con múltiples aplicaciones en biología. En Procesamiento de Imágenes, trabajamos en la adecuación de imágenes que provienen de diferentes equipos o tomadas en diferentes tiempos, para facilitar su comparación (proceso que se conoce como “registración de imágenes”).

-¿Hay apoyo oficial y presupuestos destinados a las investigaciones?
-Constantemente hay llamados a subsidios por parte de instituciones nacionales e internacionales (de los gobiernos y privadas). Esos subsidios no se otorgan a una Universidad en particular sino que todos los investigadores y sus grupos pueden aplicar a su solicitud. De parte de la universidad propiamente también hay subsidios pero en los últimos años sus montos son muy bajos. Es muy común integrar redes con grupos de universidades de otros países, constituyendo redes de trabajo internacionales, con encuentros periódicos, con las que se logran interesantísimas colaboraciones y financiaciones. Los llamados a subsidios pueden depender de necesidades particulares regionales o actuales, como por ejemplo “Salud pública”, “Agricultura de precisión”, “Desarrollo de equipamiento médico de bajo costo”, “Temas de impacto social”, etc. o pueden ser de carácter general, como “Generación de nuevos conocimientos científicos y tecnológicos”.

-¿En este tipo de investigaciones se trabaja a corto, mediano o largo plazo?
-Los grupos de investigación suelen tener una temática amplia pero definida, que es desglosada en diferentes proyectos. La duración de estos proyectos depende de lo ambicioso de los mismos en cuanto a sus objetivos. Un proyecto suele durar como mínimo dos años y pueden ser continuados. Es decir, los objetivos de los proyectos son a corto y mediano plazo, pero los objetivos amplios de un laboratorio o grupo de investigación pueden ser a largo plazo.

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