El índice de pobreza fue del 31,6% en el primer semestre de 2025 versus el 52,9% de igual período de 2024. Así lo informó este jueves el INDEC. En tanto, la indigencia, que es una subcategoría de la pobreza, llegó al 6,9%. Con estos niveles hay 14,5 millones de pobres en el país.
Se trata del nivel más bajo de pobreza desde 2018. Ese año, el índice dio 27,3% en el segundo semestre, aunque el 25,7% de los primeros seis meses de ese año sigue ubicándose por debajo del nivel informado este jueves.
La clave para la baja de la pobreza fue la reducción de la inflación, que tuvo un pico de 25,1% en diciembre de 2023, cuando asumió Javier Milei y desde allí fue bajando hasta el 1,9% de agosto pasado. Así, el índice de precios al consumidor marcó 211% en 2023, 117% en 2024 y se perfila a cerrar este año en torno a 30%.
En el segundo semestre de 2024 la pobreza había sido del 38,1%, mientras que la indigencia había caído al 8,2%. De esta manera, en la comparación con el período inmediatamente anterior, hubo una caída de 6,5 puntos porcentuales y de 1,3 puntos porcentuales, respectivamente.
Si se compara con el primer semestre de 2024, la baja es más abrupta: 21,3 puntos en el caso de la pobreza. La medición de la indigencia, en tanto, mostró un descenso de 11,2 puntos.
Los índices más bajos de indigencia y pobreza (en la nueva serie del INDEC que arrancó en 2016) se registraron en el segundo semestre de 2017: 4,8% de indigencia y 25,7% de pobreza. Y el pico se alcanzó en el primer semestre de 2024 con el 18,1% de indigencia y 52,9% de pobreza.
Para medir la pobreza, el INDEC toma de referencia la canasta básica total que mide los ingreso que debe tener una familia tipo para no ser pobre. Mientras que la indigencia tiene como umbral la canasta básica alimentaria, que establece los ingresos mínimos para poder comer.
Desde mediados del año pasado, estas dos canastas viene siendo menor que la inflación. Y en esto el factor clave es lo que está ocurriendo con los precios de los alimentos, que son el componente principal de ambas canastas. En 2023 aumentaron 255%, por encima de la inflación y eso llevó a que ese año la pobreza terminara en 41,7%. Con la inflación galopando, las familias se apuraban a comprar y a stockear para prevenirse de las remarcaciones, lo que hizo subir el consumo y los precios.
En 2024, el consumo empezó a frenarse y los alimentos aumentaron 94%, 23 puntos porcentuales abajo de la inflación. Y en lo que va de este año marchan parejos 19,5 el IPC contra 19,7% los alimentos.
Como el INDEC mide los ingreso de las familias contra los costos de las canasta otro factor clave en la baja de la pobreza fue el efecto de la Asignación Universal por Hijo (AUH), que en términos reales aumentó 150% desde el cambio de gobierno, por encima de la suba de la inflación.
Esto ayudó a compensar parcialmente la caída de los salarios, que se hundieron en la primera parte de 2024, se recuperaron en la segunda y se estancaron lo que va de este año.
Los datos de la baja de la pobreza coinciden con los registrados por la Universidad Di Tella y el CEDLAS.
En la previa de la publicación, las consultoras privadas habían pronosticado una caída de la pobreza al 31,6% en el primer trimestre de este año. Las previsiones se cumplieron de forma exacta. Los mismos estudios esperaban que la tasa de indigencia llegara a 7%; en este caso, el dato oficial se mostró apenas 0,1 puntos por debajo de ese nivel.
Desde el Observatorio de la Deuda Social de la UCA apuntan que la baja de la pobreza se trata de una buen anoticia, aunque aclaran que "en contextos de alta volatilidad, tanto por fuertes incrementos en los precios como ante la desaceleración inflacionaria, la medición de la pobreza por ingresos tiende a ser menos precisa. Un análisis más cuidadoso de la serie estadística oficial sugiere que, aunque la caída de la pobreza es real, su magnitud se encuentra sobrerrepresentada". La crítica se basa en que el INDEC usa canastas que están desactualizadas y en que en los hogares más pobres se tiende a subdeclarar ingresos. Sin embargo, los parámetros de la medición son los mismos con los que se había registrado un salto del 52,9% hace un año.
Los analistas coinciden en que el 30% será un piso difícil de perforar ya que en los próximos meses el efecto de la baja e la inflación se irá diluyendo. Y las condiciones de vida de las familias en cuanto a vivienda, salubridad, salud, trabajo y educación siguen siendo malas y será difícil que mejoren en una economía que se está estancado y no crea empleos de calidad.
A nivel regional, la pobreza llega a 31,5% en el AMBA: 15,1% en la Ciudad y 35,3% en el Gran Buenos Aires. En Cuyo fue 33,8%, en el Noreste fue 39%, en el Noroeste fue 31,2%, en la Región Pampeana fue 30,5% y en la Patagonia fue 27%.