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Minivacuname, padres unidos en la lucha para que sus hijos sean vacunados con Pfizer contra el covid
14-01-2022

Desde la vuelta de la democracia a nuestro país, los argentinos comenzamos a recuperar nuestros derechos como ciudadanos y los enarbolamos con orgullo. Sin embargo, en los difíciles tiempos de esta pandemia, algunos de esos derechos comenzaron a ser mucho más limitados debido a decisiones y elecciones que tomaron nuestros gobernantes y que nos benefician y afectan en la misma proporción.

Por ejemplo, los adultos que fueron inoculados con la vacuna Sputnik V conocen por los especialistas de su eficacia, pero también saben que no pueden viajar a muchos países hasta que el laboratorio Gamaleya que la fabricó no presente los papeles que la avalan internacionalmente.

Una injusticia para aquellos a quienes “les tocó” recibir las dosis de la vacuna rusa y que tendrán que esperar para poder usar su derecho a elegir el lugar del mundo al que quieran o necesiten ir como turistas, por trabajo, por tratamiento médico o para visitar un familiar.

Otro ejemplo engloba a un segmento de la población infantil, el de 3 a 11 años, que comenzó a ser inoculado cuando el Ministerio de Salud de la Nación inició la campaña de vacunación con Sinopharm, apoyada por la Sociedad de Pediatría, aunque esta vacuna no haya completado sus fases de investigación y teniendo en cuenta que la única aprobada internacionalmente es la Pfizer pediátrica. El derecho a poder elegir la mejor opción para sus hijos ha sido claramente limitado.

Ricardo Runza, papá de un niño de 8 años, integra Minivacuname, un grupo formado por padres y madres autoconvocados con el fin de conseguir la mejor vacuna pediátrica para sus hijos comprendidos en ese target, con o sin comorbilidades.

 

En una nota que acercó a TN, declara encontrarse en el medio de un enfrentamiento y sentirse como los débiles que luchan contra los poderosos y que el amor por sus hijos es uno de los motores que moviliza a esta agrupación. Ni más ni menos, luchan por el derecho a la salud de sus hijos y a elegir cómo protegerlos de cualquier enfermedad, lo que no es poco.

“Queremos la mejor vacuna para nuestros hijos. No somos antivacunas”, sostiene Runza. Y comenta que Minivacuname está desplegando todo un arsenal de acciones en el país y en el extranjero.

“Desde acciones en la Justicia, pedidos de informes al Ministerio de Salud de la Nación, desde muchas instituciones que nos acompañan porque han entendido nuestros poderosos argumentos y una campaña de notas de padres dirigidas a la ministra, abriendo sus correspondientes expedientes hasta pedidos de ayuda humanitaria y donaciones de vacunas para nuestro país a gobiernos extranjeros y fundaciones”.

El 50% de los chicos de entre 3 y 11 años no está vacunado

“El 50% de los chicos en la Argentina, entre 3 y 11 años, no se vacunaron porque los padres no confían en Sinopharm. La vacuna de Pfizer está aprobada a partir de los 5 años y si se llegara a aprobar acá, a ese 50 por ciento los padres los llevan a vacunar”, aporta Roberto Debbag, infectólogo, presidente de la Sociedad Latinoamericana de Infectología Pediátrica, parte del Consejo Consultivo de TN.

Y el reclamo de Minivacuname, además de un derecho, se convierte también en una necesidad general. Cuantos más chicos estén vacunados, menos fuerza tendrá el virus y sus variantes para circular e infectar a los adultos que los rodean.

Celeste Brunori, otro miembro activo de la agrupación refuerza la idea del pedido: “Reclamamos esto porque consideramos que la vacuna Sinopharm no cuenta con la aprobación de la ANMAT, ni siquiera del Ministerio de Salud y, evidentemente, hasta la fecha, no hay ninguna documentación que avale que esa vacuna tiene fase 3. De hecho, hemos presentado una denuncia en la Defensoría de la Niñez y Adolescencia, como también pedidos de informes a la Ministra de Salud, a la Sociedad Argentina de Pediatría y a la ANMAT y ninguna fue resuelta”.

Entre trámites y sin respuestas, explica que se enviaron más de 400 pedidos individuales al Ministerio de Salud solicitando que se aplique a los niños la vacuna de Pfizer pediátrica pero aún no hay resolución.

La respuesta oficial a los reclamos de los padres para que inoculen con Pfizer a sus hijos

Por otra parte, desde la Subsecretaría de Estrategias Sanitarias, de nuestro país, respondieron con un documento al reclamo de Runza explicando primero la razón de la presentación: “El motivo de su pedido radica en que la mencionada vacuna se encuentra aprobada por la FDA y por la EMA, contando con un 90.5% de eficacia, y convirtiéndose de tal modo en la mejor vacuna pediátrica hasta el momento. Asimismo, manifiesta que confía en que el Ministerio asegurará dentro del convenio que el Estado argentino tiene con dicho laboratorio, la provisión de la mencionada vacuna, que ya está comenzando a ser distribuida en diversos países de Europa y América, amén de los numerosos Estados que la están aplicando en menores de 11 años”.

Y luego en su respuesta le hacen saber “que el ente regulador de cada país es el que cuenta con la potestad de autorización o no de las vacunas disponibles a nivel mundial; siendo en la Argentina el ente regulador nacional la Administración Nacional de Medicamentos Alimentos y Tecnología Médica (ANMAT)”, y que “en la República Argentina, las vacunas de Moderna y Pfizer, han sido autorizadas para su uso en la población de personas de 12 años y más”.

También aclaran que “la vacuna inactivada de Sinopharm es, a la fecha, la que se encuentra disponible para niños y niñas de entre 3 y 11 años”.

El caso de Juli y la autorización para recibir la vacuna de Pfizer

Brunori destaca que recién en los últimos días y después de mucho esfuerzo, se logró que a una niña cuya mamá es abogada la autorizaran a recibir la vacuna de Pfizer. Pero, el caso es especial.

La nena se llama Juli y tiene 11 años y 4 meses. María Inés Giménez, su mamá, revela el perfil del trastorno que padece su hija y los pasos de su lucha: “Mi hija tienen ECNE, que es un cuadro neurológico de base. Tiene epilepsia refractaria (no responde a la medicación). Hablamos con su pediatra y como Sinopharm en su manual indica precauciones en casos de epilepsia no controlada y mi hija tiene 11 años y medio, al pediatra le pareció lógico darle Pfizer. También lo hablé con su neurólogo y otro pediatra y todos coincidieron. Entonces, hicimos un reclamo al Ministerio Salud de CABA, que es nuestra jurisdicción. Tomó un mes resolverlo. Todo el tiempo me aclararon que la autorización era totalmente excepcional, considerando la edad cercana a los 12 y la particular patología de mi hija”.

Es una de las batallas ganadas, luchas que en una situación de derechos adquiridos constitucionalmente no deberían existir. Giménez, la define con la fuerza y la entereza de los que encendieron el motor del amor por los suyos y no lo detendrán: “La verdad es que es anecdótico nuestro caso, lo importante es que otros chicos que son más pequeños puedan acceder a la Pfizer pediátrica, que esté disponible en la Argentina y que los padres tengamos la posibilidad de elegir qué vacuna les aplicamos a nuestros hijos”.

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