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Director del Colón

Julio Bocca: “Quiero devolver algo de lo mucho que me dio el Teatro Colón”

Redacción Vanguardia

El máximo bailarín argentino ya está trabajando con el Ballet Estable con miras al 2025.

 

 

El sábado pasado, el bailarín Julio Bocca se presentó en el Teatro Colón por la mañana y miró la clase diaria que toman los integrantes del Ballet Estable, en su nuevo rol de director de la compañía más importante del país. Un gesto, apenas. Un primer contacto tranquilo con un grupo humano grande, plural y difícil, que ahora trabajará bajo sus indicaciones. Sabe que hay nervios y sospechas, pero los enfrenta con una invitación: "Disfrutar del privilegio de hacer lo que nos gusta y amamos", dice ahora en un camarín luminoso.

Si no hubiera sido locamente ambicioso, Julio Bocca (Munro, 1967) no hubiera sido Julio Bocca: no habría participado del V Concurso Internacional de Ballet de Moscú en 1985 y con apenas 18 años (lo ganó y cuando llegó, una multitud lo ovacionó en la avenida 9 de Julio); no habría dejado su puesto estable en el Colón para ir a probar suerte en 1986 al American Ballet Theatre (llegó invitado por la leyenda Mijaíl Baryshnikov sin hablar inglés a una compañía que no miraba hacia el fin del mundo).

 

Solo su audacia explica la sociedad entrañable y totalmente inusual que estableció también ese año con el productor teatral Lino Patalano, representante de Les Luthiers entre otros artistas (juntos realizaron proyectos escénicos memorables e inéditos para un bailarín y trajeron al país a Liza Minnelli, el American Ballet Theatre, Shirley McLaine, el Ballet Nacional de España y las estrellas Alessandra Ferri y Natalia Makarova).

 

A los 23 años, Julio Bocca creó su propia compañía, el Ballet Argentino, en el que dieron sus primeros pasos por lo menos dos generaciones de bailarines notables que llevan dos décadas brillando en el país y en el mundo. En 2016, cuando estaba al frente del ballet uruguayo del Sodre, declaró: "Me gustaría dirigir el ballet del Colón o ayudar a la danza argentina". El deseo se ha hecho realidad y Bocca sabe que eso puede ser motivo de dicha y de padecimiento. Ya lo vivió en Montevideo: la compañía pasó de la insignificancia a estar en el radar de coreógrafos y artistas, pero el costo fue una sucesión de conflictos persistentes, algunos de los cuales llegaron a la justicia laboral.

El nuevo director del Ballet Estable aprendió de aquella experiencia. Lo dice. Viene a poner al Colón entre los diez mejores cuerpos de ballet del mundo, viene a lucir a sus artistas, viene a ofrendar su trayectoria y a buscar puntos de encuentro. No viene, aclara, a dejarse agobiar por luchas menores. Ya consiguió mejoras en los contratos de los bailarines que no son estables. Y quiere más.

Este martes fue presentado junto al resto de las autoridades del teatro ante una sala llena de invitados. Compartió el escenario con el jefe de Gobierno, Jorge Macri; la ministra de Cultura, Gabriela Ricardes; y con Gerardo Grieco, su compañero de gestión el el Sodre de Uruguay y ahora aquí, además del resto de las autoridades. Todos fueron cordialmente aplaudidos. Bocca fue ovacionado.

Algunos anuncios urgentes: la temporada 2025 del Ballet Estable comenzará con Carmen, del coreógrafo Roland Petit en base a la ópera de Bizet. Hay un acuerdo en curso con la Ópera de París, probablemente parecido al que el cuerpo francés presentó con el Teatro Municipal de Santiago en marzo de este año. Bocca quiere que Paloma Herrera regrese al Colón, tras su salida intempestiva. "Se merece volver", dijo el bailarín y maestro.

–¿Cómo estás en estos primeros días?

–Muy bien. Tengo el apoyo de la ministra, Gabriela Ricardes, y por supuesto del director general, Gerardo Grieco, con quien ya trabajamos juntos. Es lindo trabajar con alguien a quien ya conocés. Incluso con quien te podés putear, si es necesario.

–Ambos compartieron la gestión del Sodre, de manera que saben lo que les espera.

–Por acá pasaron antes Paloma Herrera y Maximiliano Guerra. Nosotros venimos por el mismo camino que ellos, intentar que esta compañía vuelva a volar.

–Una diferencia importante es que vos venís con una experiencia de gestión previa en el Sodre. ¿Qué te dejó esa experiencia?

–Yo tengo una gestión en Uruguay que también fue trabajosa y fue para mí una gran experiencia. Aprendí muchísimo y hubo un resultado muy lindo. Para la compañía pero también para los bailarines que pudieron entender y hacer el click que les proponía porque trabajar está bien, no es nada malo. Nosotros tenemos ese privilegio de hacer lo que nos gusta, de tener un teatro y salas, viajar... ¿Qué más puede pedir un ser humano? Además, también conseguimos que el ballet se hiciera popular en Uruguay, se agotaban las entradas, la gente hablaba de ballet en el taxi o en la calle proque era parte de la sociedad. Fue una cosa nunca vista, el Sodre era como la celeste. Eso es lo que uno también quiere hacer acá, que el ballet sea como la selección, que genere ese cariño, que vengan al teatro y no tengan miedo, que si volvemos de una gira con un exitazo, nos esperen en el Obelisco. Quiero volver a conseguir eso, porque se perdió. Y es una lástima porque talento hay, maestros hay, y coreógrafos y lugares maravillosos de trabajo. Tenemos todo. Entonces, vamos, a pasarla bien.

–En la compañía hay personas que te conocen desde siempre y nuevas generaciones. ¿Ya te encontraste con ellos?

–A algunos ya los conozco y hay mucha gente a la que no. Estuve el sábado. Vine a ver la clase, a ver cómo está la compañía y también los 20 bailarines contratados, que son necesarios para la programación. Más tarde, hicimos un recorrido por todo el teatro, buscando oficinas para el ballet. Hasta ahora, estaban ahí abajo, en el tercer subsuelo, y no me parecían lindas para la importancia que tiene el Ballet Estable, que necesita recibir coreógrafos y artistas. Conseguimos un espacio mejor en el cuarto piso, con luz, con ventanas. Y también me junté con los jefes técnicos. Mañana martes, me junto con la compañía para contarles cuál es el programa del año que viene.

–¿Tenés pensado hacer giras por fuera del teatro?

–Sí, la idea es, por lo menos el año que viene, intentar ir a alguna ciudad del interior. Y después, por supuesto, ya estoy tratando de organizar intercambios con otras compañías del exterior. Pero necesito saber si ellos quieren o no porque son ellos los que tienen que querer hacerlo. Ya lo dije: La idea es que vuelvan a estar felices, que trabajemos unidos y felices. Yo quiero poder devolver al teatro parte de lo que me dio, así como la Escuela Nacional de Danza también me dio formación. Y también se lo debo a Lino Patalano, que me acompañó en esta locura de venir al Colón. Lo intentamos antes dos veces y no se pudo hacer. Vamos a intentar hacerlo ahora. El ballet se merece que se conozca lo que hay adentro del Teatro Colón.

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