Uno de los emblemáticos jugadores de la historia de Amigos Unidos, Oscar Iafreffe, o el “Cala” como lo llamaban todos, dejó esta vida a la edad de 70 años, tras una dura pelea con una enfermedad, sumiendo en un gran sentimiento de pena y dolor a todo el ambiente futbolístico de la ciudad.

Alojado en un establecimiento en Mar del Plata, desde hace años peleaba contra una enfermedad que lo tenía a al traer, pero fiel a su temperamento siguió peleando hasta el final. Casado, padre de familia y abuelo cariñoso con sus nietos, se fue dejando como recuerdo lo más valioso que puede tener un ser humano: ser considerado una persona de bien, con valores bien marcados.

El “Cala” defendió como nadie la camiseta de Amigos Unidos, siendo una de las figuras del fútbol balcarceño en las décadas de los ’70 y los 80’. Volante de gran recorrido, con una inclaudicable vocación por defender esos colores que llevaba como pintados en la piel. 

Más allá de su sacrificada tarea como jugador de ida y vuelta, clave en la recuperación de la pelota, le adosó también muy buenas condiciones en el manejo del balón, y una elegancia distintiva, no exenta de una cuota goleadora importante.

Integró grandes equipos “Tricolores” campeones que marcaron una época. Por caso, el tricampeón 1977, 1978 y 1979; capitán del equipo tetracampeón 1985, 1986, 1987 y 1988, ocasión en la que se ganó la primera edición de la Copa “El Trencito de Miguel”. También llevó la capitanía en aquel recordado equipo campeón invicto del Torneo de Campeones de 1986, entre otros logros.

Integrante de mediocampos memorables de Amigos Unidos, como aquel que conformó con Rolando Tappia y Rogelio Ledesma, plenos de talento y juego exquisito.

Asimismo, fue asiduo integrante de los seleccionados balcarceños que participaron en los viejos Campeonatos Argentinos, o en aquellos combinados que se formaban en oportunidad de la visita de equipos de AFA. Siempre dejó su impronta de sacrificio, responsabilidad, y el permanente sacrificio para asistir al compañero, siendo siempre una opción para la descarga. Todo regado con el sudor con el cual dejó empapadas todas las camisetas que vistió. Lo cual le valió siempre el respeto de propios y extraños.

Además, también incursionó como entrenador tratando de inculcar en los más chicos ese amor indestructible por la casaca “Tricolor”.

Este miércoles todo el fútbol balcarceño luce un crespón negro y lo acompañará, con silencio y respeto hasta su última morada. Precisamente la ceremonia velatoria tendrá lugar desde las 10, en la sala de la Cooperativa de Electricidad.