Donald Trump cuadruplicó la cuota de carne vacuna para importar de la Argentina, y la llevó a 80.000 toneladas, en medio de las críticas de los ganaderos norteamericanos que denuncian la preferencia que el jefe de la Casa Blanca tiene por su aliado argentino por encima de los intereses de los productores estadounidenses.
A su vez, la Secretaria de Agricultura Brooke Rollins, sostuvo que los “farmers” venderán parte de su producción de soja a las plantas aceiteras de la Argentina, que hoy tienen sólo 60% de su capacidad instalada en funcionamiento por falta de materia prima.
La producción sojera estadounidense tiene este año una de las más grandes cosechas de su historia, pero la clausura del mercado chino que es el destino de más de 50% de sus exportaciones, la coloca en una situación cercana al colapso.
Por eso la venta de una parte significativa de su producción a las plantas aceiteras, ubicadas sobre la costa del Río Paraná desde Rosario a San Nicolás, es una solución extraordinariamente oportuna frente a la caída de su principal mercado que es China.
Esto sucede cuando la Argentina comienza a recibir una verdadera oleada de inversiones de EE.UU, como la adelanta el “Data Center” de Inteligencia artificial, que se instala en Neuquén con una inversión de U$S 25.000 millones que se pondrá en funcionamiento en 2026.
Estas inversiones abarcarían también al sector de punta de investigación y desarrollo de la actividad agroalimentaria constituida por Bioceres, que es la “Start-up” agrícola de alta tecnología más relevante del Nasdaq, el índice “high tech” de Wall Street.
Hay que sumar también inversiones de envergadura en la industria cárnica, para producir carne aquí y colocarlas en el mercado norteamericano que experimenta una carencia estructural de ganado vacuno y, por consiguiente, los precios más altos de la historia.
El objetivo de Trump respecto a la Argentina es integrar su actividad productiva con la economía norteamericana, a través de un fenomenal boom de inversiones que tendría lugar en los próximos 2 años.
Esas inversiones pueden provenir en la industria cárnica de la mayor compañía productora de carne de EE.UU y del mundo, que es JBS, originada en Brasil y propiedad de los hermanos Joesley y Wesley Batista.
La característica de esta compañía y de sus dueños es que en EE.UU son uno de los principales aportantes a la campaña de Donald Trump, en tanto que en Brasil son fervorosos partidarios de la reelección del presidente Lula; y todo indica que estos 2 hermanos han sido uno de los principales gestores del diálogo de reconciliación entre Trump y Lula.
A partir de ahora, Brasil se suma a la Argentina en la consideración prioritaria de la relación con EE.UU; lo que implica que el área crucial del “agrobusiness” brasileño, el primero del mundo, se suma activamente a la nueva estructura del comercio internacional establecida por el líder estadounidense.
El papel de los hermanos Batista, integrantes del círculo directo de Donald Trump, implica que el acceso de las carnes de la Región, sobre todo las de alta calidad como las argentinas, pueden tener un acceso privilegiado al mercado estadounidense, donde la demanda de proteínas cárnicas de gran categoría es una tendencia creciente entre los sectores de mayores recursos del principal mercado de consumo del sistema global, que es EE.UU.
Un aspecto que conviene subrayar es que Donald Trump coloca como parte del acuerdo comercial entre EE.UU y la Argentina la cuota de 80.000 toneladas de carne vacuna.
Lo que esto significa, según lo que informó la Cámara de la Industria y el Comercio de Carnes (CICRA), es que entre enero y agosto de 2024 se vendieron a EE.UU 23.913 toneladas de carne vacuna con un precio de U$S 7.329 por unidad, y por un total de U$S 1.74,5 millones; y ahora todo esto se multiplica por 4.
La integración de la economía argentina con la norteamericana es una oportunidad histórica para todas sus actividades productivas, ante todo la agroalimentaria; y hay que advertir que esto se origina en EE.UU, la mayor economía del mundo y la primera superpotencia global.