En ese sentido, valoró y apoyó varias políticas implementadas por el Gobierno, entre las que destacan: la eliminación de los múltiples tipos de cambio y de la brecha cambiaria; la eliminación de las restricciones cuantitativas a las exportaciones; la desburocratización del comercio; la política de inserción internacional y apertura de mercados y el combate al flagelo de la inflación, pero reclamó “políticas previsibles y un horizonte de largo plazo” para potenciar el desarrollo del sector y generar crecimiento para el país.
Ese criterio también fue enarbolado por todos los referentes agroindustriales y políticos que participaron el jueves en Agribusiness Forum, organizado por AmCham Argentina, la Cámara de Comercio Americana en el país. Mariana Schoua, presidente de la entidad y CEO de Aconcagua Energía Generación, destacó que “la agroindustria es uno de los sectores más estratégicos de nuestra economía, ya que aporta el 58% de las exportaciones, genera el 92% de las divisas netas en los últimos cinco años y abre las puertas a más de 100 mercados internacionales”.
En tanto, Marina Senestro, directora de Asuntos Gubernamentales de AmCham Argentina, destacó que “el agro representa el motor de desarrollo e innovación para el interior del país. Su actualidad y potencial nos compromete a trabajar mancomunadamente para mejorar infraestructura, costos laborales y un marco tributario más equitativo. Remover obstáculos en propiedad intelectual e incorporar nuevas tecnologías será clave para maximizar estas oportunidades”.
Como disertante destacado en ambos eventos, Ramiro Costa, economista jefe de la BdC, destacó un aumento de 18,4% en la producción de maíz y 16% en girasol en relación con la campaña anterior. Destacó una mayor intención por parte de los productores de aplicar un alto nivel tecnológico en los cultivos, particularmente se mencionó un potencial aumento de 8% en el caso de maíz con destino grano comercial.
Con un escenario climático neutral a mediano plazo y con “excelentes reservas hídricas”, sin embargo, se espera una caída de 3,6 % en la producción de soja.
El economista reflejó que los números obedecen en gran parte a factores climáticos: “Con más y mejor adopción de tecnología se podría llegar fácilmente a los 155 millones de toneladas de producción, para lo cual es requisito fundamental la adopción de políticas estables y de largo plazo que tiendan a una reducción de la carga impositiva, como lo expresó el presidente de la Bolsa”.
La superficie cultivada alcanzaría 37 millones de hectáreas: la destinada a los 4 principales cultivos de gruesa sería de 17,6 millones de hectáreas para soja (-4,3% i.a); 7,8 millones para maíz (9,9% i.a), 2,7 millones para girasol (22,7% i.a) y 900 mil para sorgo (10% i.a).
Así las cosas, las proyecciones de producción para maíz sería de 58 millones de toneladas (18% más que el ciclo anterior); 48,5 millones para soja (baja de 3,6% interanual); 5,8 millones para girasol (16% interanual) y 3 millones para sorgo (–3,2% interanual).
Como consecuencia, la recaudación fiscal consolidada que devenga la campaña sería de US$12.905 millones (+6,5%) y el valor agregado alcanzaría los US$43.237 millones (+1,5%).