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Proyecciones

Soja: las razones de una caída en la intención de siembra para la nueva campaña

Redacción Vanguardia

Las primeras proyecciones muestran una merma de hasta 7 por ciento en la superficie implantada.

Las primeras proyecciones de la campaña sojera 25/26 muestran, respecto de la precedente, una caída en la intención de siembra de entre 4,3 y 7%, equivalente a entre 800.000 ha y 1,35 M/ha, que cubriría entre 17,6 y 16,4 M/ha implantadas, respectivamente, según sendas proyecciones de la Bolsa de Cereales (BC) de Buenos Aires y la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR).

Pese a esta merma interanual en el área, que interrumpe una tendencia de crecimiento en las últimas 4 campañas, para la BC la superficie sembrada con soja sería la segunda más elevada de los últimos 5 campañas, superando el promedio de ese período (17 M/Ha). Para la BCR, con un rinde promedio estimado de 29,1 qq/ha, la producción sojera podría llegar a los 49 M/t.

La menor intención de siembra de soja tiene directa relación con la falta de rentabilidad, derivada de la alta presión impositiva. En este sentido, los mejores márgenes que dejan el girasol y el maíz, cultivo para el cual el fenómeno de la chicharrita está más aplacado, ha hecho que buena parte de las hectáreas que la soja perdería este año, se deriven a aquella oleaginosa y al cereal.

Rodolfo Rossi, presidente de la Asociación de la Cadena de la Soja Argentina (Acsoja) señala que “desde el punto de vista del análisis de los márgenes brutos y los costos seguimos con esta presión impositiva enorme, que le quita competitividad a la soja, que es 3 veces mayor que los derechos de exportación que tiene el maíz (26 y 9,5%, respectivamente)”.

Ese nivel de retenciones “saca del mercado a muchas zonas alejadas de los puertos con rendimientos medios, e inclusive hay neutralidad o una muy pequeña rentabilidad en la Zona Núcleo”, donde la soja expresa su mayor potencial.

 

“Hay un estancamiento en la agricultura; no puede ser que en la Argentina cuando baje un cultivo se ocupe por otro y que mantengamos más o menos la misma área agrícola, cuando hay muchos estudios que hablan de un crecimiento horizontal, y también tenemos tecnología para hacer un crecimiento vertical, porque en todos los cultivos estamos alejados de los potenciales reales”, puntualiza.

Con miras al Seminario Acsoja 2025, que se realizará este martes 23, en la BCR, Rossi señala que “la soja tiene la palabra (el lema del evento), porque queremos poner en valor la opinión de todos los sectores que tiene la cadena, para que cada uno cuente su situación y ver cómo podemos crecer en función de las exportaciones, de la recreación de valor y de que el país tenga, en el principal sector de la economía agropecuaria, que es el complejo soja, los réditos de divisas que necesita. Por eso es increíble que sigamos discriminados de esta manera”, insiste.

Pero más allá de la cuestión impositiva, Rossi marca también otros factores que afectan a la competitividad agrícola, vinculados al costo argentino en fletes e infraestructura, entre otros.

Igualmente, destaca que “tenemos una buena genética y la tecnología disponible es muy buena, aunque nos faltan algunos eventos que tienen otros países, pero no creo que sean la clave del estancamiento. Tenemos disponibilidad de fertilizantes, sistemas de manejo y uso de agroquímicos, todo basado en la buena práctica, que muchas veces se utiliza para bajar los costos, lo que hace que la aplicación de tecnología sea más baja y por ese motivo el cultivo no logre su máxima expresión”.

Al respecto, Rossi señala el bajo nivel de fertilización que aún tiene la soja fuera de la zona núcleo. “Este es un ejemplo claro de que no se está aplicando la tecnología. Mejorando esto vamos a mejorar los rendimientos y su estabilidad. Hay muchas cosas que no se están haciendo y se pueden hacer, como seguir extendiendo las buenas prácticas y mejorar el control de malezas y de enfermedades, utilizando bien los insumos”, recalca.

 

Escenarios y precios

 Por su parte, Emilce Terré, economista jefe de la BCR, aclara que “si bien las perspectivas de la producción pueden ser más bajas que los últimos 2 años, si los rindes terminan siendo buenos podemos apuntar a una producción de 47 millones de toneladas, que no caiga tanto y compense parte de la caída en el área”.

Respecto de los precios, señala Terré que los mercados están sumamente influenciados por la guerra comercial entre China y Estados Unidos. “China es el principal importador de soja del mundo. Estados Unidos ha sido siempre su socio más tradicional y de esta nueva cosecha, China todavía no le compró nada, algo raro que no suele suceder. Este factor político puede generar fuertes variaciones en los precios”, explica.

Esta situación plantea dos escenarios. Si China y Estados Unidos logran un acuerdo comercial, seguramente China se vea obligada a comprar soja estadounidense y eso va a cambiar bastante el tablero internacional. En cambio, si la guerra comercial sigue, China tendrá que salir a buscar otros proveedores. En este escenario el que más gana es Brasil, que produce unas 180 M/t de soja, mientras que Argentina, con algo menos de 50 M/t probablemente exporte más poroto a China, algo excepcional dado que normalmente Argentina tiende a exportar más harinas y aceites, productos con mayor valor agregado.

Habrá que ver si en esta campaña el país exporta más soja como poroto y menos como productos industrializados, pero de alguna manera las compras totales siguen igual. Se trata de una cuestión de precios relativos. La gran fortaleza argentina es la industria por la calidad del poroto de soja, que tiene una demanda un poco más acotada y muy sujeta a lo que políticamente ocurra en estas negociaciones internacionales”, explicó Terré.

La resolución de este conflicto comercial tampoco incide en la mejora de los precios internacionales, dado que lo que China no le compre a Estados Unidos podría conseguirlo en Brasil, que dejaría de abastecer a otros mercados para hacerlo a China, y a su vez Estados Unidos redirigiría sus embarques a otros destinos.

Agregó que “China también está apostando a importar cada vez menos soja en los próximos años y eso también es un factor bajista para los precios. De cualquier manera, esta campaña es muy incipiente, con lo cual todavía hay muchos factores de incertidumbre: el clima, los mercados internacionales y las propias situaciones económicas de los principales países productores y compradores, con lo cual la situación puede cambiar drásticamente en los próximos meses”.

 

Un cultivo barato

En tanto, el Ing. Agr. Federico Morla, docente de Cultivos Oleaginosos de la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC), señaló que “si bien la baja de retenciones da un poco más de espalda al productor, todavía siguen siendo muy finos los números de la soja. Por eso aprovechando la bonanza de las lluvias que permiten arrancar la campaña con el perfil de agua completo, y un año que parece que será neutro, ha hecho que el productor piense un poco más en el maíz, como ha pasado con el girasol, que por tercer año consecutivo sigue aumentando la superficie sembrada en zonas de la Argentina donde había sido desplazado históricamente por la soja”.

 

En este contexto de rentabilidad fina, Morla señaló que los productores deben apuntar a rendimientos de al menos 3.200 kg/ha, para tener márgenes positivos.

También destacó que “la soja siempre ha tenido un paquete de tecnologías muy bueno en la Argentina”, aunque “el productor tiene que reducir costos y donde primero reduce, por ejemplo, es en la fertilización. aprovecha el cultivo de soja para invertir y tener un riesgo de producción menor que el que tiene con el maíz, donde sí o sí hay que tener una muy buena fertilización porque, sino el cultivo no responde. La nobleza que tiene el cultivo de soja hace que el productor escatime un poco más de gastos en ese sentido”, describió.

Finalmente, recalcó que “el productor hace soja como un cultivo en el que trata de gastar poco, aunque eso termine significando menor productividad. Lo hace porque es un cultivo barato de hacer, que es muy útil en la rotación”.

Lluvias normales

Respecto del comportamiento del clima durante el desarrollo de la próxima campaña sojera, el último informe de la Guía Estratégica del Agro (GEA) de la BCR explica que “las actualizaciones más recientes de los organismos meteorológicos internacionales muestran un leve enfriamiento del Pacífico que rápidamente recobra valores típicos de neutralidad”, en lo que hace a los fenómenos de La Niña y El Niño.

Esos valores, según el consultor de la GEA/BCR Alfredo Elorriaga indican una Niña débil que no se sostiene en el tiempo. “Puede haber una desviación de la neutralidad entre noviembre y febrero, pero también es muy importante el comportamiento del Atlántico, más aún si recordamos los grandes eventos de lluvia que hemos tenido en los últimos 180 días”, explicó.

 

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