El entusiasmo es generalizado en el gran encuentro ganadero del norte del país, a donde las principales razas bovinas llevaron esta semana más de mil reproductores de excelente calidad genética. Juan Manuel Alberro, presidente de la Asociación Braford Argentina y criador en la localidad de Villa Minetti, en el noroeste de Santa Fe, advierte que en Argentina hay desde hace años “un estancamiento en cantidad de cabezas”, pero destaca que el crecimiento se observa en la eficiencia de producción. “Hay mejores índices de preñez, mejores índices de destete… Creo que eso es importante, pero deberíamos estar a las puertas de un crecimiento grande del stock. Todavía debemos recuperar las 10 millones de cabezas que se perdieron con el cierre de las exportaciones de hace unos años. Recuperar eso es posible, y seguir creciendo y mejorando los números de eficiencia reproductiva, obtener más terneros con menos vacas”, dice.
En las Nacionales, además de medirse el trabajo de cientos de cabañas grandes y pequeñas de distintos puntos del país, se da el ámbito perfecto para el relacionamiento y los negocios. Las consignatarias de hacienda, por ejemplo, aprovechan la ocasión para realizar remates especiales tanto de genética como de vientres y terneros. Iván O’Farrell, un referente de ese sector comercial con larga trayectoria afirma que este año tuvo un inicio con una muy buena oferta de animales que se sigue sosteniendo, incluso con las diferencias climáticas que se observaron, con una recuperación de la humedad mucho más tardía en el NOA que en la Pampa Húmeda.
“Hemos venido teniendo una buena oferta general y los precios han estado muy sostenidos luego de la recomposición a partir de fin del año pasado del gordo y de la invernada. Los remates tanto físicos como televisados mantienen un nivel de calidad muy bueno. Lo veo con optimismo y creo que estamos con valores que le permiten a la ganadería ser un poco más rentable que otros años. Creo que si tenemos la suerte de que esto se mantenga en el tiempo y acompañe con todos los procesos económicos en general, el negocio de la cría va a ser algo más tentador para el inversor, como para entrar en el negocio”, dice O’Farrell.
La genética, en la punta de la pirámide
En el escenario que plantean los referentes del sector, con perspectivas de un nuevo salto para la actividad, la genética cumple un rol central y eso se refleja en el crecimiento de las exposiciones.
“La genética está en la punta de la pirámide”, sintetiza Groppo al respecto. Y Alberro detalla: “Hay un crecimiento en cuanto a cantidad de cabañas, expositores y animales. En los primeros años no se veían cabañas chicas y hoy hay muchas cabañas chicas participando”.
La búsqueda, en líneas generales, es la misma para todas las razas: un animal moderado, muy productivo, con buena estructura y buen desplazamiento. Hilando más fino, también se busca reproductores que den crías con bajo peso al nacer y que luego rompan la curva de crecimiento para terminar con un buen peso final. Es decir, animales que mejoren el negocio ganadero, eficientes y con buena calidad de carne.
“Tenemos una calidad de carne para los mercados más exigentes del mundo y en un animal muy productivo, con mucha eficiencia de conversión de materia seca en carne y con excelente adaptación al medio”, remarca Alberro.
Mientras mira el desfile de terneros y vaquillonas Brangus, Braford y Brahman en la pista central de la Rural de Corrientes, O’Farrell explica: “La genética sigue corriendo por un carril que puede ser llamado diferente al negocio de la invernada y de la cría, porque es una manera de evolucionar, de crecer en calidad, de crecer en productividad, de crecer en reconocimiento. Todo eso se traduce en pesos, en definitiva, todo tiene un efecto comercial, y el productor descubrió que incorporar genética le permite que sus terneros en un remate marquen una diferencia”.
El consignatario asegura que ese fenómeno se observa claramente en los remates y ferias. “Aquellos que evolucionaron más rápido tienen el resultado en su producción, y por eso hay inseminación, y por eso hay incorporación de embriones y por eso hay tantas cabañas que se han creado”, dice.
Y Pibernus abona la idea: “Estamos en un notorio crecimiento, un interés muy importante de nuevos criadores, se nota mucho”.
Este año, en muchas zonas de las provincias del norte a la ganadería le tocó ser la actividad que salvó las papas, porque el déficit hídrico y los calores del verano arruinaron cosechas enteras. “Tenemos que ir a un sistema mixto donde vos produzcas comida para la ganadería, dándole valor agregado al grano”, concluye Pibernus, y Groppo coincide: “En el norte ni hablar, el negocio es mixto”.
Por su parte, con la vista en el futuro, Alberro asegura: “Las condiciones son buenas, el mercado está, los precios están. Hay que ajustar cosas para mejorar el negocio de la exportación, bajar lo que queda de retenciones y ver el tema de la carga impositiva, sobre todo en las provincias y en los municipios. La ganadería debería pegar un salto, o un boom, porque tiene todo para crecer”.