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Sociedad

Del archivo de LV. El robo perfecto: asaltaron el Banco Provincia y se llevaron un botín millonario
16-05-2021

 

 

El asalto en la sucursal Balcarce del Banco de la Provincia, en 1983, tuvo repercusión nacional. Nunca encontraron a los ladrones y el dinero. Escaparon con 28 millones de pesos moneda nacional.

Los tres delincuentes tenían fuerte presencia y portaban ametralladoras y otras armas. Actuaron a cara descubierta.

 

Ver en Balcarce 30 bancarios y cuatro clientes tirados boca abajo en el piso, sin hablar, sin mirar hacia arriba ni a los costados, debe haber sido una escena irrepetible, digna de una película. De una de las tantas que se han filmado o se filman. Pero seguro, claro, que no pensaron lo mismo quienes estuvieron en ese improvisado, sorprendido y atemorizado grupo. Cuenta la crónica de aquellos días que todo comenzó sin que nadie se dieran cuenta, como pasa en un asalto y robo muy bien calculado, estudiado, esos que muestran las pantallas. Fue en la sucursal del Banco de la Provincia, puntualmente el 18 de abril de 1963. Era la época en que los bancarios vestían obligadamente camisa blanca, con corbata y saco durante la atención al público y hasta las 15 horas en que, como ahora, se cerraba el Banco. En ese instante y mientras escuchaban que las puertas giraban, comenzaban a sacarse el saco. Lo estaban haciendo ese jueves cuando un alboroto hizo mirar a todos hacia la entrada del antiguo edificio de González Chaves y 13. “El ordenanza Berazueta iba a cerrar, alguien le pegó un culatazo desde afuera y se metió. Había todavía unos pocos clientes, pero también estaban tres sujetos no conocidos y muy bien ubicados”, dice un relato de aquella secuencia conocido y publicado alguna vez en la voz de Pepe Canto, ya fallecido.

 

Uno en el sector de Recaudación Fiscal, otro en el centro del salón y frente a las tres cajas que tenía el Banco, y el tercero en la otra punta. Es decir, los tres dominando todo con fuerte presencia, ametralladora y otras armas. A cara descubierta.

El que gritó “manos arriba, no se muevan, esto es un asalto” vestía uniforme militar. Fue el primero que saltó el mostrador, al que siguió el que estaba cerca de las cajas: “todos al piso” fue la orden terminante.  No estaba en el amplio salón el gerente Benjamín Beinstein, quien salió de su oficina para preguntar “qué pasa acá” y terminó también boca abajo y sin las llaves del Tesoro, que con rapidez le quitó el de la ametralladora. Hacia donde estaba el dinero fueron los dos sujetos de inmediato. Como en una película, desde el primer piso y bajando a la Contaduría venía el contador Oscar P. Cirillo. Vio lo que pasaba, volvió hacia arriba y con toda decisión abrió la ventana sobre la calle 18 e intentó avisar a quienes no imaginaban esa escena desde la gomería Fernández, ubicada enfrente. No le entendieron. En el segundo siguiente el contador buscó el teléfono y llamó a la Comisaría. Abajo, no sabiendo esto, Pepe Canto y otros rogaban que no llegara la Policía por el lógico temor a algún tiroteo. “Ellos nos repetían: no miren, con ustedes no es la cosa”.

 

El botín ya lo tenían los ladrones que, para huir más tranquilos, hicieron entrar a los bancarios y clientes a la caja fuerte. Si cerraban la caja, “ahí adentro nos quedábamos los 34 sin oxígeno en poco tiempo. Imposible respirar”. ¡Por favor, no cierren” fue el ruego de todos. Los escucharon y en el rápido escape gritaron siempre con firmeza: “sólo salgan dentro de quince minutos”. Se fueron del Banco, pero en la huida olvidaron en la puerta un bolso con 6.000.000 de pesos, que el ordenanza Pagela que llegó un instante después sin saber nada de lo ocurrido, recogió al entrar en la sucursal. Antes, los cuatro sujetos habían subido al Valiant rojo en que llegaron, tomaron la avenida San Martín hasta El Cruce y allí un agente saludó con la venia al que iba vestido de militar.

 

Ya estaba la Policía en el Banco: encontró asombro, nervios, un gran susto.  Muchos de los empleados del banco,  más de un año después del hecho, estuvieron en una rueda de reconocimiento en Mar del Plata. Había sido detenido uno de los presuntos asaltantes. Nadie lo identificó. Como nadie, hasta hoy, parece haber sabido algo de aquellos más de 28 millones de pesos moneda nacional.  

 

Pero en nuestra querida e inestable Argentina hablar de cifras y dinero es hacer un ejercicio casi inútil, cuando se trata de relacionar aquellos billetes con los actuales. De la moneda nacional –vigente cuando el asalto a la sucursal Balcarce- pasamos a los pesos ley 18.188 en 1970. Después, ya bajo el régimen constitucional, manejamos los pesos ley, los australes y desde 1992 el peso. Por eso, más que ir al cálculo de cuánto son hoy aquellos 28.374.100 pesos moneda nacional, vale mejor preguntarse qué hubieran podido comprar los ladrones hace 46 años con ese dinero. La Vanguardia buscó así un auto que fuera uno de los emblemas en la industria en ese año en el país. Belchamp S.A. –concesionaria en Mar del Plata, Balcarce y la zona- puntualizó gentilmente que aquellos algo más de 28 millones significaban entonces 42 Peugeot  403. Era un vehículo de los que hoy se denominan de alta gama y que –también se nos explicó-- tiene actualmente como heredero al Peugeot 407.

Como un dato más, vale apuntar que Pepe Canto recuerda que el sueldo de entonces de auxiliar en el Banco Provincia era de 14.100 pesos moneda nacional. 

 

 

El robo que sacudió al país

                 

“Repercusión nacional tuvo el audaz asalto a la sucursal del Banco de la Provincia” título en primera página El Liberal el día siguiente del asalto. La Capital, de Mar del Plata, también ocupó varias columnas relatando lo ocurrido en nuestra ciudad, al igual que otros periódicos y medios en general. Aquel año alcanzaría en materia de robos en el país un momento cumbre que dio lugar a muchas páginas de diarios y libros, no sólo con crónicas, sino con análisis y comentarios de orden político.

Otro episodio de repercusión nacional. El 29 de agosto de 1963 un grupo armado del movimiento Tacuara mató a dos personas y se llevó cerca de 100.000 dólares del Policlínico Bancario, de la Capital Federal. Estaban destinados a pagar los sueldos del personal. Aquello fue “un hito, si se considera la historia de los años que siguieron”, dice Clarín.com, que agrega que fue la primera operación guerrillera en Buenos Aires.

La nota completa en la edición impresa.

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