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Sociedad

A ocho años del crimen de Melina: ´nunca voy a perdonar´
16-02-2020

 

Silvia Alessio, la mamá de Melina Briz, habló con La Vanguardia. Contó cómo fueron todos estos años desde el crimen, volvió a pedir que el asesino pague con la totalidad de la condena, y recordó a su hija entre lágrimas: “si me lo cruzara a Troncoso creo que utilizaría mis propias manos para  vengarme. Soy cristiana, pero es lo que me brota cuando pienso en el asesinato. No tenía derecho de hacer lo que hizo con Meli”, afirmó.

A veces Silvia siente que no da abasto. Muchas veces llora en soledad y hasta parece quedarse en otro plano de la realidad. Pero sigue de pie, seca sus lágrimas, y como en una rutina cotidiana transforma el dolor en esperanza. Hace ocho años, su hija Melina Briz era brutalmente asesinada. Por ese crimen, el 20 de abril de 2015 la justicia condenó a Ariel Troncoso a 18 años de prisión. Meli, que sólo tenía 18 años, murió estrangulada el 10 de febrero de 2012 en un camino entre Balcarce y Mechongué, aunque sus padres recibieron la noticia cuatro días después, el 14, el Día de los Enamorados. El Tribunal Oral en lo Criminal 4 encontró a Troncoso penalmente responsable de “homicidio simple” y los jueces Jorge Peralta, Alfredo De Leonardis y Gustavo Fissore fueron unánimes en la sentencia. Además, se mostraron contundentes al rechazar el pedido de absolución que había presentado el abogado defensor César Sivo, quien en su alegato había argumentado que hubo coacción inherente por parte de la policía cuando Troncoso había declarado en la comisaría. La lectura de la sentencia se extendió por casi dos horas, y al escucharse la decisión de los magistrados hubo llantos y abrazos de los familiares de la víctima. Una amiga de Melina descargó su bronca contra el asesino. "Cobarde, morite, ojalá te pudras en la cárcel", le gritó.                                                                

Silvia Alessio, la mamá de Melina Briz, recibió en su casa a La Vanguardia al cumplirse ocho años del crimen. Esta mujer, que tuvo que soportar cómo los jueces, durante el juicio, recrearon con palabras e imágenes el asesinato de su hija, resiste hoy como puede, aferrándose a Dios, a sus hijos y a sus nietos. “Ellos me han dado fuerza todos estos años para seguir”, le dice Silvia a este diario.

“Esta es una semana muy difícil para nosotros. Cada comienzo de año en realidad es muy doloroso porque la fecha del 10 de febrero siempre aparece cerca. El verano, la Fiesta del Automovilismo, y tantas otras cosas me transportan a aquellos días tan terribles que vivimos como familia. Aquellos cuatro días de espera hasta que se la encontró, lo podría contar hoy con lujos de detalles, aunque lo viví casi en estado de shock. El amanecer del 14 de febrero de 2012, justo el Día de los Enamorados, es un día maldito. Esa mañana vino la policía a mi casa y me dijeron que la habían encontrado. En aquellas horas de la desaparición yo deseaba con todas mi fuerzas que se abra la puerta, entre a mi casa y me de un beso y un abrazo, pero algo adentro mío el mismo viernes que desapareció me decía que algo malo había pasado. Es como que ella pensó en mí antes de morir y eso de alguna manera en mi ser lo sentí. No me pregunten de qué manera, pero como mamá tuve una sensación que todavía hoy recuerdo”, cuenta Silvia en el living de su casa donde conversa con La Vanguardia.

Mientras el retrato arriba de la mesa del comedor recuerda en una foto la última fiesta de fin de año que la familia pasó junto a Melina, Silvia dice que no tiene odio, pero si siente mucha impotencia por lo que le pasó a su hija que tenía toda la vida por delante. “Hoy tendría 26 años, sería periodista deportiva, porque le encantaba el fútbol y seguramente disfrutaría de su River. Pero este tipo –por Troncoso- hizo algo tan cruel, tan perverso y siniestro, que todavía hoy no podemos creer. Por eso nunca voy a perdonar. Si me lo cruzara a Troncoso creo que utilizaría mis propias manos –como él utilizó las suyas para matar a mi hija- para vengarme. Soy cristiana, creo en Dios, pero es lo que me brota cuando pienso en el asesinato. No tenía derecho de hacer lo que hizo con Meli”, enfatizó. 

La muerte de un hijo es un dolor que no cesa. “Pasaron ocho años del crimen de Melina, y sólo una de mis tres nietitas estaba cuando pasó lo que pasó. En todo este tiempo además de la familia, hubo especialistas que me contuvieron mucho y me han sacado a flote. Tuve dos terapistas que me acompañaron y siempre les dije que no les di trabajo. Nunca me tiré en una cama a llorar, porque hubo mucho por lo que pelear. Teníamos que hacer justicia por Meli y eso creo, en el fondo, nos mantuvo en pie a todos. De otra manera hubiera sido todo muy difícil. Incluso después que condenaron al asesino de Melina uno se pregunta ahora por qué seguimos; bueno ahí estaban mis otros dos hijos y mis tres nietitas  que necesitaban de una madre y una abuela fuerte, que no se caiga, que sea sostén en la adversidad”.

Una foto, un perfume, una blusa, un dibujo, todo en la casa de Silvia tiene que ver con Melina. “Yo la tengo muy presente siempre. A veces me dicen que tengo que dejarla ir, pero siento que de alguna manera seguimos muy conectadas.  Recuerdo que en el momento de mayor depresión, donde peor la pasé, una noche, cuando descansaba entre dormida en mi habitación, sentí que estuvo conmigo en la cama y que me abrazó fuerte. Fue tan real, que no quería abrir los ojos para despertarme de ese sueño. Fue algo mágico. Sentí que vino a decirme que siga adelante, que ella estaba bien. Se lo he contado a muy pocas personas, pero es lo que me pasa con mi hija que no está físicamente, pero está en mi corazón y en cada cosa que hago”, expresó Silvia.

“Muchas veces durante la noche me despierto alterada por algún mal sueño y lo primero que viene a la mente es lo que habrá sentido Meli con ese monstruo encima suyo. A veces me gustaría retrotraer el tiempo, sacar del calendario ese maldito día, pero no se puede. Las cosas pasaron y aunque nos duela hay que asumirlas”, sostiene. Sobre la situación de Troncoso, Silvia dice que la justicia “hizo su parte”. Y agrega: “estoy segura que él tendrá también su castigo divino, y eso me tranquiliza. Lo nuestro terminó. A mi hija no hay condena que me la devuelva. Para él sólo le deseo todo lo peor, reitero, mientras viva no voy a perdonar. Mató, asesinó cruelmente, y eso no tiene vuelta atrás”, resumió. 

La sentencia condenatoria

En la sentencia condenatoria conocida en 2015, donde se le aplicó a Troncoso una pena de 18 años que cumple actualmente en Batán, se rechazó la absolución de Troncoso y quedó demostrada su absoluta autoría en el asesinato de Melina y se comprobó que la mecánica fue por estrangulamiento. Los jueces rechazaron los pedidos del fiscal Rodolfo Moure de acusar a familiares de Troncoso por falso testimonio y el de decomisar el automóvil donde Melina fue asesinada.

Troncoso saldría en libertad recién en 2033

Troncoso deberá cumplir dos tercios de la condena para eventualmente pedir el beneficio de una libertad condicionada o un arresto domiciliario por lo que deberá pasar mínimamente diez años en la cárcel de Batán donde está actualmente alojado. Igualmente esos pedidos pueden ser rechazados ratificando la totalidad de la pena por lo que Troncoso recuperaría la libertad en 2033.

 

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