Marcelo Oviedo, gerente de la empresa Scorziello y Galella, habló hoy del perfil exportador alcanzado por la firma local respecto del maíz pisingallo y dio detalles del negocio que se expande en la Argentina, el primer exportador mundial de este producto. No es una exageración porque ya no se trata sólo del acondicionamiento del grano para su envío en bruto, sino de la apuesta de varias empresas de ampliar los destinos de exportación. En declaraciones a Radio Líder, Oviedo contó que en el país resulta muy complejo ser competitivos. "Hay impuestos para todas las exportaciones de las economías regionales –de 3 y 4 pesos por dólar- que representa el 10 % del valor del producto por lo cual una buena parte de la rentabilidad del negocio va a parar a las arcas del Estado. Hubo una modificación y una rebaja de esas retenciones anunciada esta semana por el gobierno, así que nuestros próximos embarques se van a ver favorecidos. Igualmente el tipo de cambio es una variable fundamental para volverte competitivo o no”, añadió.

 

 Una a favor           

Para Oviedo, “esta administración –por el gobierno de Macri- ha favorecido a los exportadores en materia de remover trabas y costos que había en este segmento”, detalló. “Llevamos siete años exportando y fuimos ampliándonos, pero hay cosas que eran llamativas y motivos de frustración. Por ejemplo, en el puerto de Buenos Aires no cobraban los que se denomina TAP e Ivetra, por el Instituto Verificador del Transporte. De esta manera, todo contenedor que ingresaba al puerto de Buenos Aires tenía que hacer una revisión del transporte y para ello nos cobraban por cada contenedor 120 dólares. Si lo multiplicas por la cantidad de contenedores que salen de los puertos estamos hablando de una recaudación millonaria y arbitraria para algunos pocos y de un daño enorme para muchos”, enfatizó.

 

 El dato insólito      

Por otra parte, el gerente de la firma local, expresó que “los primeros pasos son los más difíciles. Estamos continuamente enviado muestras de nuestro producto y participando de ferias internacionales y, a través de brokers, podemos vender maíz pisingallo a Nigeria, Bulgaria y Turquía. Buscamos mantener nuestra reputación cumpliendo con la calidad del producto que vendemos. De todas maneras, se necesitan reformas. Hoy sacar la producción agrícola, ponerla en un barco y enviarla al exterior tiene muchos costos impositivos y laborables. Sin contar el gasto del transporte. Hoy nos sale más barato llevar el contenedor de Buenos Aires a África que lo que pagamos hasta el puerto”, resumió.