Erverto Rodríguez nació un 11 de diciembre de 1924. En el Museo Juan Manuel Fangio se encuentra el automóvil de Turismo de Carretera con el cual protagonizara muchas carreras. El auto fue construido en el año 1964 sobre un chasis 1947. Este Chevrolet fue armado por Meunier bajo los consejos de Froilán González.

Por Ricardo Hugo Romera.

La década de los ´60 puede ser considerada como la del desarrollo en todas sus expresiones automovilísticas. En estos diez años surge una nueva generación de pilotos, entre mezclados con aquellos que habían hecho grande el automovilismo desde sus inicios. Será la década en la que le TC batirá el récord de velocidad de más de 200km/h en ruta. En aquel tiempo, surgieron desde Balcarce Juan Manuel Bordeu, Mariano Calamante, Eduardo Casa y Erverto Rodríguez que fue uno de los nombres que más sonaban en aquella década de oro del automovilismo y más precisamente del turismo de carretera. Erverto se caracterizó por ser un piloto regular y llegador.  Hace 52 años terminaba el Gran Premio de 1966, la última etapa Bahía Blanca/Necochea. Esa Etapa la ganó Pairetti, mientras que, el resultado final de la clasificación general mostró el siguiente resultado; 1º Carlos Pairetti - Baufer/Chevrolet 27h 13m 41s 4/10; 2º Oscar Cabalen - Falcon/F-100 28h 8m 23s 1/10; 3º Erverto Rodríguez Baufer/Chevrolet 29h 15s 2/10; 4º Eduardo A. Casá - Tractor/F-100 29h 32m 28s 1/10; 5º Crispulo Villanueva - Ford/F-100 30h 12m 34s 4/10; 6º Mario Tarducci - Chevrolet 31h 7m 10s 4/10; 7º Rubén Fulco - Ford/F-100 31h 18m 59s 2/10; 8º Eduardo Matías - Ford/F-100 31h 19m 43s
9º Ermelindo Rienzi - Ford/F-100 33h 20m 57s 1/10; 10º Luis J. Villa - Chevrolet 33h 41m 21s 4/10.

Su vida

Erverto Rodríguez nació un 11 de diciembre de 1924, hijo de don Sixto Rodríguez y Donata Gallour, inmigrantes españoles que al comienzo del 1900 vinieron como tantos otros a trabajar la tierra y practicar el comercio y la industria. Este es el caso de la familia Rodríguez en Balcarce, donde nacieron sus 4 hijos Pascual (Lito), Erverto (Beto) Bernardino (Nano) y Nélida (Pety). Erverto como sus hermanos, fueron en principio camioneros y luego en el caso de Beto, impulsado por su esposa Yolanda, quien lo respaldó, se dedicó a la explotación agrícola ganadera, pero no sería esta su única profesión, ya que también estuvo en la compra venta de automotores. Padre de dos hijas, Marisa y Laura, fue un buen vecino, amigo entrañable y muy querido.  En el museo Juan Manuel Fangio se encuentra el automóvil Turismo de Carretera con el cual protagonizara muchas batallas. El auto fue construido en el año 1964 sobre un chasis 1947. Este  Chevrolet fue armado por Meunier bajo los consejos de Froilán González. Compitió varios años, hasta que decidió dejar el deporte motor, pero siempre siguió de cerca y fue respetado por sus pares de aquella época. 

Pasión                                                                                                                                                    En una charla concurrida con Luis Barragán, Erverto contó cómo empezó la pasión por el automovilismo. Nos dijo “¿Ustedes saben cuál es el grado de pasión con que Balcarce siente al automovilismo? Lo que les voy a contar ocurrió hace más de 40 años. Yo formaba parte de un grupo de amigos que se dividía en dos, cuando se trataba de autos. Para ese asunto, éramos dos grupos rivales. Algunos alineados alrededor de lo que identificábamos entonces con la firma Fangio, Duffard y Cía., donde estaban Toto Fangio, los hermanos Duffard, Calamante, entre otros – que eran los que iniciaban las discusiones y nos “chumbaban” con desafíos a otro grupo, donde estaba Pepe Rentería, los hermanos Larroquet  y yo. Por ejemplo, José Duffard siempre decía que con su Chevrolet ´38 negro con preparación, le “pasaba el trapo” a todos y ese desafío fue llevando a que cada uno se las arreglara para tener su propio auto.  Así surgieron “la caja de zapatos” con motor  Ford 8 de Rentería, la cupé Chevrolet ´47 de Calamante y mi cupé Chevrolet ´47, entre otros.  En mi caso, yo tenía un secreto; el motor. El de mi cupé no correspondía al modelo, le había puesto uno de camión modelo ´60. Muchos de estos autos se enfrentaban a los venidos de Tandil, Mar del Plata y Necochea en  picadas a las que asistía mucho público, en terrenos donde hoy está el Tiro Federal aquí en Balcarce. Todo el ingenio se aplicaba allí, desde soldar los satélites de los diferenciales, hasta usar duales para correr esos cortos tramos sobre tierra. Se jugaba mucho dinero, apostando como en una cuadrera”, relató esa vez Don Erverto.

Otro desafío

“Estas picadas llevaron a otro desafío, entre Mariano Calamante y yo. Se corría unos 30 kilómetros sobre la ruta 226, desde El Dorado hasta la loma de Crespi. Y fuimos con nuestros autos al lugar de largada,  con la mejor puesta a punto que pudimos conseguir. Desde la  largada hasta la loma de Bustamante anduvimos juntos, me pasó después Mariano y lo seguí como pude. De pronto veo que su auto se desequilibra en plena recta en esa zona de grandes vientos frente a la Terrena y hace un doble trompo sobre el asfalto, para salir después disparado hacia la banquina. Maniobré para esquivarlo y seguí manejando tranquilo, pensando en la alegría de mi gente cuando me vieran aparecer solo en la llegada.

De pronto lo veo otra vez el auto en el espejo y cuando quise reaccionar era tarde –me pasó como parado- pero rompió el motor y quedó a un costado. Así despuntábamos el vicio por aquellos días de comienzos de la década del ´60”, resumió Erverto en aquella inolvidable anécdota recortada como parte de la historia grande del automovilismo deportivo.