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Sociedad

A los 83 años sigue jugando al fútbol: anota cada gol en un cuaderno de estadísticas
09-12-2018

Antonio Méndez es un ejemplo de vitalidad. Todos los sábados es fija en los partidos que un grupo de personas más jóvenes arma en Los Patos.  “Voy a jugar hasta que Dios diga basta”, le dijo a La Vanguardia.

 

Antonio Méndez (83) nació en Balcarce en 1935. Su infancia transcurrió en Dos Naciones, en la zona rural. A los 5 años se fue con su familia a otro campo, a unos 30 kilómetros del partido de Lobería y a 45 kilómetros de Balcarce, pero siempre estuvo ligado a nuestra ciudad. De chico, con 7 años, con un primo que era dos años mayor que él cuidaban los chanchos y hacían tareas generales. Mientras tanto, su mamá Josefa y su papá Antonio trabajaban en la papa. Cuando Antonio tenía 12 años llegaron a La Colonia junto a sus hermanos Oscar, Eduardo y María. “El futbol siempre me gustó. Nosotros jugábamos con una pelota de goma, vivíamos en estancias muy grandes y, a veces, nos reuníamos a jugar con una de cuero. Con 16 años mi viejo me dio el arado con caballos y arranqué a trabajar duro en el campo, a tirar la maleta, siempre levantándome temprano y cuando podíamos nos íbamos a jugar a la pelota a la Escuela N° 27 que está al lado de la tosquera, pero como nos sacaban, entre todos limpiamos lo que es el parque de la Escuela, preparamos el potrero y empezamos a jugar ahí. Yo jugaba de delantero, también lo hice de 5, pero al final terminé jugando de 9, aunque bajaba siempre a ayudar. Las camisetas eran a gusto nuestro, comprábamos la tela y la mandábamos a hacer. Algo que recuerdo es que nos pasaban a buscar en un camión. Un día jugué en la cancha Colón, empatamos 2 a 2, hice los 2 goles y uno de chilena se lo hice a un tal Celentano que atajaba en un equipo de Balcarce. Ahí me vio gente de Racing, Mitre y San Lorenzo para que venga a jugar pero no quise. En los partidos de campo se llenaba de gente, y ése era mi lugar…recuerdo que un amigo me llevaba anotado en un cuaderno la cantidad de partidos y goles, mi promedio era 1 gol por partido…”, contó Antonio.

 

Estilo y formas

Hoy Antonio tiene 83 años y cada sábado llega siempre a horario en su Ford amarilla para saltar a la cancha en Los Patos para el picado del fin de semana. Lleva puesta la remera blanca o roja, según le toque en el sorteo, pero siempre con su pantalón azul y las medias de Boca, club del cual es hincha. Antes de empezar  siempre invita con un “amarguito”, “vení, tomate un mate”, dice.. para después dirigirse hacia la cancha principal donde todos los sábados está el picado en cancha grande, ya no de 11 contra 11 sino que muchas veces es 13 contra 13 y hasta 14 contra 14. “Es un  grupo hermoso, hay veces que hay discusiones pero bueno, el fútbol es así también, todos discutimos una falta, una mano, un córner, un gol, pero son muy buenas personas y siempre me eligen. Hay veces que juego medio tiempo, otras todo el partido… los rivales me tratan bien, no me golpean… me respetan. "Creo que soy el más grande de los que sigue viniendo. Acá soy feliz y todavía reniego cuando erro esos goles increíbles”, asegura.  

 

Cuaderno

Antonio anota en un cuaderno si marcó goles o no y alguna otra situación del partido, como un periodista especializado.  Dice  que el mejor año fue el 2015: “jugué 28 partidos, y convertí 25 goles… este 2018 vengo flojo pero falté mucho por varias gripes que me impidieron jugar”…, argumenta.  “Hay veces que no me tocan una, como hay partidos que me dan tres centros y los mando a guardar -risas-. Creo que mi trabajo, estar activo con mi trabajo es lo que me ha llevado a mantenerme saludable. No me considero un ejemplo, yo digo que es tan lindo esto que hoy puedo seguir disfrutándolo de esta manera. Jugar y compartir el fútbol con amigos es lo más grande. Venir los sábados a la cancha es lo más lindo que te puede pasar, me hace bien. ¿Hasta cuándo voy a seguir viniendo? No sé, hasta que Dios diga basta”, resumió.

 

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