La Dirección de Energía bonaerense iba a construir una central de acumulación por bombeo, para alimentar en las horas pico a los sistemas provincial y nacional.

Fue una gran sorpresa hace cerca de 50 años el anuncio de un proyecto para construir en nuestro partido una central de energía.

Por la dimensión de la obra, la inversión a realizar y el sistema hidroeléctrico que se pensaba implementar, la novedad atrajo el inmediato interés del periodismo y la población en una zona históricamente vinculada al quehacer agropecuario y con algunas explotaciones mineras. La entonces Dirección de Energía de la provincia (DEBA) había puesto sus ojos en la laguna La Brava y la sierra La Vigilancia –que llamaba “cerro”- para desarrollar allí una gran obra aprovechando las características topográficas, hidrológicas y geológicas de esa zona. La idea era mediante tuberías almacenar 8,6 Hm3 de agua de la laguna en un depósito en la cima de la sierra, con un desnivel de 215 metros.

Se hablaba de un reservorio de 70 hectáreas. Abajo, en lo que llamaban ”caverna”, iba a estar la central para producir energía. Esa producción se destinaría a los sistemas de la provincia y la Nación interconectados con los grandes centros urbanos: el conurbano bonaerense y provincias del Litoral. Ese caudal líquido quedaría acumulado en las horas de escasa demanda, para alimentar luego al sistema en las “horas pico” de cada jornada y en momentos con más requerimiento de energía. Otro punto que se analizaba fue que la central hubiera significado también un motivo más de interés turístico, en ese sector del partido con el atractivo natural de la sierra y la laguna.

EN LA COOPERATIVA

Estos datos se fueron conociendo en el Balcarce de los años ´70

a través de los medios de comunicación que, además de alguna explicación de DEBA, recibían información concurriendo a la Cooperativa de Electricidad. En la sede de avenida Kelly solían encontrarse técnicos de la Dirección provincial por la vinculación de la entidad local con ese organismo y, especialmente, la relación personal de funcionarios que venían de La Plata con directivos y personal de la Cooperativa. También el periodismo fue invitado a participar en más de una recorrida por el sector de La Brava, donde se esperaba ejecutar el proyecto. El Liberal tituló en diciembre de 1973 “El proyecto sigue su proceso”, comentando que todo avanzaba de acuerdo a los lineamientos fijados en La Plata. Ya se había realizado en DEBA la preselección de empresas interesadas en ejecutar los trabajos, con vistas a que la próxima decisión fuera efectuar el correspondiente llamado a licitación. Se habló incluso del interés de empresas japonesas, europeas y de Estados Unidos.

Ese era el estado de la iniciativa en aquel momento hace 45 años. El diario agregó algo más en esas líneas, con información oficial, al señalar que ”si los planes no se ven alterados, se estima que el comienzo efectivo de la obra podrá materializarse en el transcurso del nuevo año”. O sea, 1974.  Pero en adelante no siguió ese avance con el mismo ritmo para llegar a un final no imaginado y menos deseado por técnicos y gobierno. Más adelante en el periódico balcarceño se tuvo conocimiento de una explicación en el ámbito del Ministerio de Obras Públicas: el proyecto no había pasado de esa etapa. Una ampliación de lo  ocurrido se dio a conocer en La Plata, explicándose que se habían estudiado las condiciones de la obra simulando el funcionamiento de la central dentro del parque generador del país. Entonces, se dedujo que no resultaba económica y tampoco mejoraba las condiciones de fiabilidad del conjunto. Resolvió así la DEBA dejar en suspenso el asunto “hasta que en el futuro, cuando se presentara la solución favorable a la inserción de una central de este tipo, se analice la oportunidad de su construcción”. Según otra información originada en la DEBA y en funcionarios que venían a  a Balcarce, un cálculo era que el rendimiento de la proyectada usina podía ser similar al alcanzado por el complejo El Chocón-Cerros Colorados.