Por Ricardo Hugo Romera.

Aquella gesta de jóvenes que tenían ansias de demostrar habilidades eran recién llegados  a Balcarce, la tierra de don Juan Manuel Fangio, donde se respiraba aroma a automovilismo. Aquella pasión haría que fueran ellos los que siguieran haciendo de aquel deporte cada vez más potente y con mar fuerza en las generaciones que aprendieron el trabajo en equipo, luchando por objetivos comunes y teniendo en cuenta los procesos que más tarde,  llegarían a hacerlos conocidos y  muy famosos por las proezas que lograron. Siempre presente la amistad, con la gente de su pueblo y colaboradores (mecánicos, chapistas, pintores, gomeros, gente que acompañaba en las noches hasta la madrugada) y también con la hinchada.  Anécdotas que figuran entre las cualidades de los ídolos, era muy común que se cartearan (siempre con mucho respeto), así como hoy se usan las redes sociales. Aquí un párrafo aparte, y en esto se destacó don Mariano, contestaba personalmente con letra prolija y en detalle a quien había tenido la deferencia de comunicarse. Todo un caballero, respetuoso y que pronto se granjeó el cariño de un pueblo que lo adoptó para siempre.  Es el padre de Mariano Alberto y Carlos Rubén, nacido un 3 de noviembre de 1923, en Villa Constitución, provincia de Santa Fe. Luego de radicado en Balcarce sus primeras intervenciones fueron las famosas picadas que se realizaban en los pueblos, ya allí demostraba sus habilidades conductivas y tenía seguidores que hinchaban por él. Así fue que trabó amistad con Juan Manuel Bordeu, compartiendo durante un par de años la conducción de la "Coloradita" de Balcarce que preparaba el hermano de Juan Manuel Fangio, "Toto" Fangio. Como Bordeu, don Mariano viajaba por periodos a Europa para correr en monopostos.

La campaña

Mariano Calamante (padre) sobre la "Coloradita" debutó en Arrecifes el 2 de junio de 1963, terminando 11ª con el Nº 69, el 18 de agosto de 1963, en la no ganadores de Mar del Plata fue segundo de Pairetti a 28s.6 con el Nº 41 -no hacía mucho que se había batido el promedio de los 200- y Pairetti, establecía: 200,660  y el balcarceño: 200,028 kl, el 27 de octubre de 1963 en Tandil se produjo el primer abandono;  con el Nº 11 el 15 de marzo de 1964, en Necochea fue segundo de Ciani con el Nº 11. En mayo, en Arrecifes, con el Nº 8, fue tercero detrás de Di Palma y Pairetti.  Después vendría la disolución de la sociedad con Bordeu  y decide encarar la construcción de un auto muy parecido en su concepto y líneas exteriores bastantes parecidas, con el que lograría el único triunfo en la categoría. Fue el 19 de junio de 1966 en Bahía Blanca que con el Nº 17  y su cupé equipada con el motor súper.  Derrotó a otro coterráneo de Balcarce, Eduardo Casá, por apenas 24 segundos. Después el cambio de reglamento que sacó a las cupecitas del TC -su hijo Mariano Alberto se hizo cargo de la cupé de su padre- a la que llevó varias veces al triunfo en la Mar y Sierras. Siguió por algún tiempo más, pero las victorias no llegaron más, se despidió corriendo un GP con la Chevi de su hijo, sin mayor éxito. El hombre fue un grande y dejo su ejemplo, en alguna charla con sus hijos, contaban que don Mariano era un compañero inseparable, un consejero, pero siempre ocupó ese lugar  de padre en defensa de la educación que quiso y dio a los dos varones.

La anécdota  

Solo cuando iban  a competir en ruta en el turismo carretera, en esa época que los dos hermanos competían, Mariano padre iba a la noche y les daba un beso y se despedía., con el paso del tiempo, me contaba Rubén que entendió esa actitud, ya que sabía  el riesgo que eso implicaba y a buen entendedor sobran más explicaciones. Falleció hace unos años ya, este viejo luchador del TC, que engendró en sus hijos la pasión por los fierros y que hicieron sus campañas en zonales y a nivel nacional. Experimentados pilotos que ahora son sus hijos (nietos de don Mariano) quien deja muy bien parado el apellido.