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Jueves, 28 de Marzo de 2024 | 9330 Usuarios únicos

Sociedad

“Mi hermano no es un desaparecido, fue asesinado por la dictadura”
01-07-2018 Lo dijo el doctor Fernando Islas. Su hermano Alfredo que militaba en partidos de izquierda y era rugbier de Club Universitario de La Plata fue secuestrado y desaparecido en la última dictadura militar. Tras 40 años, gracias al equipo de antropología forense lograron reconstruir su historia. Fue asesinado y arrojado al río de la Plata con pesos en sus pies.

Carlos Alfredo José Thougnon Islas tenía 22 años, jugaba al rugby en el Club Universitario de La Plata, y militaba en partidos de izquierda cuando los militares tomaron el poder en 1976.  Era conscripto del 601 de Telecomunicaciones de City  Bell cuando un hecho menor delató su ideología política en un lugar incómodo que terminaría siendo fatal. Pasó a la clandestinidad, tuvo que alejarse de su familia, y en ese contexto fue hallado por los militares en una casa del Tigre donde lo habían alojado. Primero se llevaron a Cristina –su amiga-, la golpearon y ella se mantuvo en silencio todo el tiempo que pudo. A Alfredo le pusieron una bolsa en la cabeza y lo interrogaron y se cree fue llevado a un centro clandestino de detención. Días después fue ejecutado y arrojado al río de la Plata. Pero la historia de Carlos Alfredo José Thougnon Islas pudo reconstruirse recién cuarenta años después de aquella dictadura militar que sembró miedo y muerte en nuestro país. Su hermano, el doctor Fernando Islas, quien desde hace muchos años reside en Balcarce habló con La Vanguardia y contó por primera vez, ahora con datos certeros, lo que pasó con la desaparición y asesinato de su hermano.

-¿Cómo fue doctor no saber nada de su hermano durante 40 años?-Cuando se habla el tema de desaparecidos uno lo que tiene que pensar es que los desaparecidos eran personas que tenían historias particulares y uno lo que reivindica muchas veces no es el desaparecido como desaparecido sino su historia, lo que dejó, lo que hizo en función de hechos que después de mucho tiempo pudimos reconstruir.  Nosotros éramos tres hermanos varones –Alfredo, Enrique y yo-, criados por mi vieja. Mi hermano mayor, Alfredo, era un tipo que siempre fue el más intelectual de toda la familia, muy lector, muy comprometido con lo que era la parte política en La Plata. Militó siempre en partidos de izquierda. Arrancó en el Partido Comunista, después en el MCT, después en el PRT hasta que terminó el secundario y entró en la Facultad de Veterinaria y le tocó la conscripción. Un día, pegando stickers de la izquierda en el baño del 601 lo descubren –corría el año 1975-, pero logró eludir esa situación y pasó a la clandestinidad. Lo buscaron en todos lados. A nosotros nos allanaron varias veces en casa por lo que Alfredo pasó a la clandestinidad con otro nombre, ellos le decían el nombre de guerra que era “Benjamín”. Nosotros lo seguíamos viendo, él nos visitaba cada tanto, vivía en el gran Buenos Aires y trabajaba en una fábrica y seguía militando, además de su tarea de alfabetizador en las villas. En el año 1976, antes del golpe militar, la situación estaba difícil y muy peligrosa. Alfredo nos había dicho que la “mano venía pesada” y que no vendría a vernos por un tiempo largo. Supimos luego de una denuncia de un sobreviviente de un operativo que se hizo en Tigre que dijo que Alfredo estaba viviendo en la casa de una familia que lo tenía escondido.

-¿Cuál fue el último contacto con Alfredo?-En verdad yo lo vi una semana antes del golpe del ’76, esa fue la última vez que lo vimos, después nunca más. A partir de ese momento, nosotros no tuvimos más noticias, después nos enteramos que en abril de ese año lo habían secuestrado –junto a una chica- en medio de un operativo en Tigre por lo que pasó a estar dentro de la nómina de desaparecidos. Mi vieja lo empezó a buscar como se podía en esa época, consultando a amigos que eran militares en La Plata, por Madres, pero nunca recibimos absolutamente nada de información. Cuando cae la dictadura y empiezan a respirarse otros aires en el país logré entrevistarme con quien era el ministro del Interior de Alfonsín –Antonio Troccolí-yo en esa época militaba para el radicalismo- pero me dijo que ellos no sabían nada. No había documentos, no había manera de saber nada, no tenían noticia de nada, y me mencionó que “los desaparecidos eran desaparecidos”, esa famosa frase tan tremenda.

-¿Cómo reconstruyeron su historia? -Bueno, lo primero que hicimos fue hacer la denuncia a la CONADEP y a través del grupo del equipo de antropología forense, que en 20 años ha estado laburando de una forma monstruosa y de todas las formas posibles de buscar donde estaban los desaparecidos, pudimos saber, tan simple y tan complejo como eso. A Alfredo lo secuestraron en Tigre en abril del ’76 y en Junio del mismo año aparecen dos personas ahogadas en el río de La Plata, dos personas atadas con un peso, les hacen las autopsias y sobre uno de los cuerpos se pudo determinar su identidad: uno era apellido Hofner y el otro era un NN, que era mi hermano. Alfredo fue enterrado como NN en el cementerio de la Chacarita y no se supo más nada hasta que empiezan a entrecruzar los documentos de los desaparecidos con las huellas digitales de los NN enterrados en ese periodo. Ahí es cuando logran identificarlo y pudimos saber tanto tiempo después qué fue lo que pasó. Se sabe que fueron ejecutados, fueron asesinados, no es que estaba desaparecido, por eso es que yo siempre digo mi hermano no es un desaparecido, fue asesinado por la dictadura. 

-¿Qué le pasa ahora cuando revisa la historia tantos años después?-A mí lo que me genera, como primera medida, es que nunca entendí la maldad, no entender las guerras, no entender la perversidad de determinada gente. Lo que me cierra es la historia. Mi vieja –Elsa-falleció buscándolo y nunca lo encontró. Yo por lo menos puedo saber dónde está, nunca pudimos encontrar la tumba porque en el ’88, creo que Menem, entre las privatizaciones que hizo privatizó tierras de la Chacarita, entonces sacaron todos los NN y los tiraron a una fosa común, o sea, yo sé que mi hermano está en la fosa común de Chacarita y lo que me permite eso es cerrar esa historia y saber por lo menos que pasó.

-¿Usted conserva documentos, fotos, y recuerdos muy fuertes? -Sí, era un tipo que era muy comprometido y un faro en un montón de cosas. Uno puede estar de acuerdo o no con la ideología, pero el compromiso yo creo que es lo importante, y lo que pasó con la dictadura fue algo que no tiene explicación. Es decir, cuando uno habla de 30.000 desaparecidos habla de asesinatos, no había 30.000 combatientes, por eso cuando hablan de una guerra, yo digo no, no fue una guerra, si hubiese sido una guerra serían 30.000 contra el ejército y hoy estaríamos hablando todos en ruso. Esto fue una aniquilación de gente que pensaba distinto.

-¿Cómo era la relación de Alfredo con el deporte, con el rugby?-Sí le gustaba mucho jugar al rugby. Hace un año la UAR organizó un torneo nacional en homenaje a los rugbiers desaparecidos que son un montón en todo el país, y en La Plata son como 20 chicos que eran del club Universitario, donde jugaba al rugby mi hermano. En ese club hicimos toda nuestra adolescencia. Se hace este torneo y se colocó una plaqueta recordando todos estos chicos que pasaron por ahí y fueron muertos por la dictadura. Mis hijos que no lo conocieron hablan del tío y todos lo conocen, mis sobrinos también y ahora con la certeza y dolor de saber qué fue de su historia.

La nota completa en la edición impresa. 

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