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Martes, 23 de Abril de 2024 | 10518 Usuarios únicos

Sociedad

Pepe Cassino: un maestro de la vida
22-04-2018 El inicio de una amistad de toda una vida. Un vecino querido y pizzero experimentado. El Bar Italia y los amigos. Un pronto y repentino adiós. Su historia.
Por Armando Simonetti. Pepe Cassino (71)  –quien falleció el 7 de marzo de este año- llegó a la Argentina proveniente de Potenza, en el sur de Italia. Tenía 4 años cuando llegó a Balcarce. Siempre vivió aquí. Fue alumno de la Escuela Nº 6, y muy trabajador desde chico. Trabajó en el campo y luego también pasó por la mecánica hasta que empezó con la gastronomía en el Bar Italia, con Adelmo Simonelli, quién nos enseñó todo lo que él sabía. Como no recordar las pizzas y los helados artesanales que se fabricaban en el Bar Italia.  Cuando comenzamos, “Pepe” tenía 17 años y yo 13. Transitamos juntos un camino del que nunca más nos apartamos. Nunca me voy a olvidar del ritual del  lavado de manos con un cepillo ante la atenta mirada de Simonelli, quien fue muy importante en nuestra formación y nos enseñó la responsabilidad con la que había que elaborar  lo que, en definitiva, era una comida como cualquier otra.  Compartimos todo lo que se pueda  imaginar dentro de una hermosa amistad. Pepe era una persona muy dedicada a su trabajo y sumamente responsable. Compartimos muchas anécdotas, él siempre me protegió y me enseñó a estar concentrado cuando fabricábamos el helado, especialmente cuando lo despegábamos de la campana de la máquina que lo enfriaba porque un descuido te podía causar un golpe. También me enseñó a respetar al horno pizzero, ya que un descuido era un riesgo para la cocción de la pizza y para quien lo operaba. Pepe siempre estaba pendiente de esos detalles y como yo era chico, me protegía y me lo recordaba. Cuando él se independizó, al poquito tiempo me convocó para que lo acompañara en su Pizzería “El Cerrito” y desde ese entonces siempre lo hice. A nosotros nos enseñó todo el recordado Adelmo Simonelli, quién fue el fundador del Bar Italia.

La mozzarella
La mozzarella de Pepe era exquisita, única. Desde siempre tuvo un trato especial con la gente y un respeto absoluto, lo que le permitió ganarse el cariño de todos lo que lo conocieron. Fue un ser muy especial para mí por lo que lo voy a recordar permanentemente.  Fue una persona a la cual no hacía falta pedirle nada porque  siempre estaba pendiente de todas las personas que estaban a su lado y cuando él se daba cuenta de alguna necesidad, enseguida te lo brindaba. Fue muy feliz  ayudando a sus amigos o colaboradores a quienes los trataba como si fueran de su familia. Como esposo y padre siempre estaba atento a su esposa e hijas brindándoles todo lo necesario, y se ocupó y preocupó mucho por la educación de sus hijas, las que felizmente le regalaron cada una de ellas sus títulos universitarios.

Pizzería “El Cerrito”
Omar Gutiérrez, responsable de esta sección, así lo recordó: “Pepe nunca tenía problemas de horario para la atención en su local, podían estar hasta que sus clientes quisieran y si del grupo alguno se quería ir, giñándole un ojo al resto le gritaba su clásico ¡¡“Pará, que apuro tenés?!! “Pará, vení, vamo’ a tomar una cerveza, vení disfruta a los amigos!!”. Muchas veces cerraba la puerta con un candado gigante desde adentro del local para que nadie del grupo se fuera antes. En su Pizzería “El Cerrito” el olor a frito era un clásico, una marca registrada, era genial. Muchas veces, le dijimos y le recomendamos poner un extractor para que no nos quedara el olor a frito en la ropa y siempre contestó sonriendo; “Ma que olor, esto es amistad, es señal de que estuvieron acá, conmigo, comiendo empanadas, pizza y con amigos. Van a pasar los años y no se van a olvidar nunca de estos momentos. Ahora pienso, cuánta razón tenía el querido Pepe…”, contó.

Papá
Mabel –su esposa- y sus hijas Florencia y Luciana han sido las motivaciones de Pepe en la vida. “No tuvo hermanos de sangre, a falta de eso supo rodearse de grandes personas que fueron hermanos de la vida como Armando Simonetti y Atilio Antonelli, ellos estuvieron en todo momento con él, escuchándolo, retándolo, cuidándolo y queriéndolo. Y también tuvo amigos de fierro como los hermanos Cerezuela, Oscar Marmorato, Julio Gimaray, y quedan muchos más, no los nombramos, pero ellos saben quiénes son. A sus clientes y conocidos de la vida gracias a todos por el cariño y las lindas palabras que tuvieron para con papá. Gracias, sobre todo, porque en vida, se lo demostraron también. Él fue un laburante más, pero a todos lados donde iba se lo trataba como un rey.  Cuando sos buena persona, pones el corazón en tu trabajo y entendes lo importante que es tratar bien a los demás, recibís esto a cambio. Decir que estamos orgullosas del papá que tenemos, es poco. Aprendimos muchas cosas de él, luchar hasta el final, es una de ellas. Su fuerza interior fue admirable. Fue un gran compañero de vida, de mi mamá, de esos que una mujer sueña con tener. Y como papá, qué decir. Fue lo más amoroso, cariñoso y protector del mundo. Dicen que antes de nacer uno elige a los padres que va a tener. En todas las vidas que tengamos que vivir lo volveríamos a elegir. La gente solo se muere cuando se olvida, pero él va a ser eterno. Gracias a todos”, expresaron.
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