Se cumple un nuevo aniversario de la guerra de Malvinas. Una historia que todavía hoy –en 2018- permanece viva en la memoria colectiva de todos los argentinos. Todo comenzó el 20 de diciembre de 1981, dos días después de la asunción de Galtieri como tercer presidente de la dictadura militar, cuando el general tenía sobre su escritorio el plan de desembarco. Lo había elaborado el comandante de Operaciones Navales, contralmirante Juan José Lombardo, por órdenes del jefe de la Marina, almirante Jorge Anaya, principal impulsor de la idea de abandonar las negociaciones diplomáticas con los ingleses y pasar a la acción. El 2 de abril de 1982, tres días después de la movilización en la Plaza de Mayo, alrededor de cinco mil efectivos al mando del general Mario Benjamín Menéndez desembarcaron en Puerto Stanley, la capital de las Islas Malvinas, desde entonces rebautizada como Puerto Argentino. La guerra no tuvo paz ni freno. Muerte y desolación. Avanzó y el día 2 de mayo un submarino británico detectó, gracias a la información satelital proporcionada por EE.UU., el crucero “General Belgrano”, mientras navegaba fuera de la zona de exclusión. El crucero fue torpedeado y hundido. La cifra oficial de muertos ascendió a 368 hombres. El 21 de mayo, unos días después de que concluyeran los esfuerzos de la ONU, sin que se produjera ningún avance, las tropas británicas desembarcaron en San Carlos. Durante los días siguientes no cesaron los ataques aéreos contra los buques británicos que trataban de desembarcar suministros en tierra. Fueron hundidos tres buques de guerra y un mercante, el Atlantic Conveyor, varios helicópteros se perdieron y numerosos aviones argentinos fueron derribados. El saldo final de la guerra fue la reocupación de los tres archipiélagos por parte del Reino Unido y la muerte de 649 militares argentinos, 255 británicos y 3 civiles isleños. Allí estuvieron nuestros héroes, nuestros veteranos. Los mismos que serán homenajeados este 2 de abril. En todos estos años hubo muchos homenajes y reconocimientos, pero pocos como los ocurridos en los últimos dos años. Por eso un párrafo aparte merecen los integrantes de Mis Huellas en Malvinas, la Agrupación Celeste y Blanco y quienes decidieron hacer de la causa Malvinas una causa de todos. Gabriel Nifuri, uno de los veteranos de Malvinas, recordó alguna vez a La Vanguardia que “cuando se acercan estas fechas uno siempre vuelve la mirada y repasa en dos o tres días parte de la historia de aquel año. Para los que estuvimos en el frente de batalla realmente es un momento muy particular porque sentimos de cerca, en primera persona, la guerra en su más cruel expresión”, dijo. Estas acciones –como tantas otras experiencias límites- están prolijamente relatadas en el libro "Vinieron y les presentamos batalla", de Jorge Luis Reyes, en ese entonces teniente de la Fuerza Aérea, quien apuntó sus vivencias y las de su grupo, desde el 2 de abril hasta el 22 de junio, en que regresaron, luego de estar prisioneros en las Islas, a su Base de asiento en Mar del Plata. Es un relato diario lleno de anécdotas y circunstancias en la que interactúan varios protagonistas, aparece el balcarceño Gustavo Pizarro,  ex combatiente de Malvinas que durante la guerra tenía 18 años. En una entrevista con La Vanguardia en 2012, Pizarro contó que “cuando Reyes fue a la Facultad apareció un profesor de historia -Santiago Sánchez Fernández Arlau- quien sabiendo que estaba en las islas le mandó una carta diciéndole  que se sentía orgulloso de que su alumno estuviera ahí y entre otros conceptos le pidió que tomara nota de lo que sucedía porque con el tiempo tendría más valor de lo que yo podía imaginar. En una pequeña agenda de bolsillo que él encontró escribió todo lo que le sucedió. Él mismo detalla día por día lo que le pasó, aunque decidió publicarlo treinta años después. La gran pregunta era saber por qué un teniente que estuvo en Malvinas y llevó un diario de guerra día por día había esperado treinta años para publicarlo. Y Pizarro tiene una respuesta. “Porque después de ese tiempo recapacitas y ves las cosas desde otro lugar. Es como que caes y te decantas, y haces un duelo, un balance más equilibrado de lo que te pasó. Cuando uno vuelve de la guerra la emoción cruza todos los relatos y no comprendes. Después de 30 años vos sacas todo lo que tenes adentro, te reconfiguras en todos los sentidos”, sostuvo.

Mis huellas                                                                                               Pero si hay un hecho para destacar en este último tiempo, es lo que generaron los chicos del proyecto Mis Huellas en Malvinas que, junto a ex combatientes y profesores, realizaron un viaje histórico a las islas para honrar a nuestros héroes. La Fundación No Me Olvides fue la plataforma desde donde nació un proyecto que superó todas las expectativas.  “Mis huellas en Malvinas” tuvo como objetivo que los alumnos de los últimos años del nivel secundario “problematicen, comprendan y analicen con juicio crítico” los valores que surgen de la “malvinización” y la “Causa Malvinas”, el compromiso con las instituciones relacionadas con los caídos en Malvinas y sus familiares, la importancia de la participación ciudadana, y la defensa de los derechos personalísimos, como ocurre con el derecho a la identidad y la construcción propia del conocimiento histórico y sus distintas líneas de estudio, principalmente aquellas que dan cuenta del tratado de la historia reciente. Para lograrlo, los alumnos, como en Balcarce, realizaron una tarea muy comprometida que, seguramente, será recordada por siempre.