Dicen que fue una pregunta la que sorprendió al jefe de Gabinete, Marcos Peña, durante su extensa exposición en la Cámara de Diputados. “¿Cuánto corresponde a remuneraciones de funcionarios eclesiásticos?”, planteó la diputada radical Carla Carrizo, compañera de Martín Lousteau en el bloque Evolución. La respuesta fue una cifra millonaria: el Estado gasta 130.421.300 pesos en los sueldos de los obispos de la Iglesia católica. A esta cifra hay que sumarle el presupuesto que destina -por ejemplo- en subsidios a las escuelas católicas y todas las acciones que realiza el Gobierno para instrumentar lo que dispone el artículo 2 de la Constitución Nacional: el sostenimiento del culto católico apostólico romano, pese a que la Argentina es un país laico. Aunque todavía no hay una postura oficial desde Casa Rosada, hace dos años Elisa Carrió ya manifestaba sus críticas sobre el peso de la Iglesia católica. “Me parece muy bien la separación entre Iglesia y Estado; yo, que soy creyente, si fuese presidente derogaría la ley que les da sueldos de secretarios de Estado a los obispos porque creo que esas relaciones no son buenas para los creyentes”, dijo en su momento. El diputado de Cambiemos Daniel Lipovetzky señaló que “en una Argentina con tanta desigualdad podría usarse para ayudar a gente que realmente lo necesita”. La Iglesia, conmovida por esta situación que se debate en foros y agendas políticas, tiene una posición tomada. El obispo de Mar del Plata, Gabriel Mestre, visitó esta semana la ciudad de Balcarce, en el contexto de las fiestas patronales por San José, y respondió a La Vanguardia una consulta referida a la polémica instalada. -“Esto es claro y es un tema de carácter constitucional que se planteó desde siempre y que es público. Además, está publicado desde hace muchos años, y tiene un trasfondo histórico que fue cuando se enajenaron muchos bienes de la Iglesia y esto fue parte de un mecanismo de reparaciones relacionado con los sueldos para obispos, para sacerdotes de fronteras y para los seminaristas. Es un porcentaje ínfimo que yo creo que habría que replantear hoy en día, habría que buscarle otro formato, que sea más coherente primero con el resto de los cultos, porque por qué a la Iglesia católica sí y a los otros cultos no. Entonces yo creo que a eso habría que plantearlo así, y por otro lado buscar que ese dinero que el Estado aporta de alguna manera termine yendo a los lugares más pobres y necesitados.  Creo que tiene que debatirse, plantearse y presentarse de una manera distinta”, enfatizó.

El aborto                                                                                                                                Respecto del tema del aborto, y el debate parlamentario que se inició esta semana, el obispo señaló que “claramente para la Iglesia católica la posición es pública y definida, no hace falta recordarla. Es la defensa absoluta de la vida en toda circunstancia. También, a veces, lo que se pone como argumento son las situaciones más difíciles que puede tener una mujer en su vida y en todos los casos la postura de la Iglesia católica es la defensa de las dos vidas, la defensa de la mujer que puede estar enferma, que puede ser menor a veces, que puede ser dramáticamente sujeto de una violencia de género que rechazamos de plano porque es un valor evangélico la no violencia, defender la vida de la mujer y defender la vida no nacida, el ser humano que está en las entrañas de esa mujer. Esa posición para nosotros, además de ser una posición religiosa, es una posición humana antropológica, filosófica y jurídica. Defendemos las dos vidas, cuidamos las dos vidas y nos jugamos por las dos vidas”, afirmó.