En determinados momentos la vida y distintas circunstancias ponen a prueba a las personas. Son instancias de quiebre. De definiciones existenciales. Es el punto exacto donde lo espiritual y el amor se imponen a cualquier visión materialista de las cosas. Julián Pinchetti, actual consejero de la Cooperativa de Electricidad y dirigente del PJ, pelea hoy contra una grave enfermedad que lo mantiene con la guardia alta desde hace siete años. Todo empezó con un proceso de dolor abdominal muy fuerte tras lo cual le diagnosticaron pancreatitis crónica, una enfermedad inflamatoria del páncreas de difícil tratamiento. Desde ese día, tuvo una internación anual sin conseguir ningún tratamiento paliativo salvo el de desinflamar el páncreas para evitar males mayores como la muerte. Cuentan en su entorno que es un proceso muy doloroso que no le permite ingerir alimentos ni líquidos, lo obliga a estar en constante reposo y con un tratamiento analgésico muy agresivo. Durante todo este tiempo, en los distintos diagnósticos por imágenes, aparecía una imagen denominada calcinomia, algo así como una bolita de calcio que no ameritaba ningún tipo de tratamiento. Hace cuatro meses los profesionales del Hospital Municipal Felipe Fossati le diagnosticaron un tumor de 7 centímetros en la cabeza del páncreas y rápidamente lo derivaron a interconsultas con especialistas en el tema -que no son muchos en el país-. Pinchetti dio con el cirujano Pablo Sánchez uno de los mejores especialistas en Argentina y de ahí en más comenzó un periplo bastante angustiante para la familia ya que, en principio, las posibilidades de una salida favorable eran nulas. La cirugía parecía el único camino, pero el cuadro clínico lo hacía prácticamente imposible. Luego de infinidad de idas y vueltas, de ilusiones y desilusiones se tomó la decisión de avanzar por la vía quirúrgica, “más por urgencia que por conveniencia” –dice Julián-. “Desde un primer momento se me aclaró que era una cirugía muy riesgosa y sin ningún tipo de garantías y de ser exitosa con consecuencias que llevaría de por vida, pero acá estoy”, le dice Pinchetti a La Vanguardia. Si bien el viernes volvió a internarse en Buenos Aires por una nueva complicación, antes habló con este diario sobre su enfermedad,  el apoyo en las redes sociales y los deseos de volver.

-¿Cómo está hoy después de la operación?
-Hoy estoy en pleno proceso de recuperación, es muy lento y todos los días aparece algo nuevo. Fue una intervención muy difícil, me operaron el 14 de febrero y la misma tuvo una duración de 9 horas. Se trató de una pancreotomia parcial (extirparon más de la mitad del páncreas) y duodenectomia (extracción del duodeno), según los profesionales la operación fue un éxito pero estuve 12 días en terapia intensiva y en el quinto se realizó otra intervención de 4 horas denominada lapatomia exploratoria debido a intensos cuadros febriles y de dolores muy agudos. Recién el día 12 estos síntomas cesaron y empecé a normalizar mi situación. Fue muy angustiante y dolorosa esta etapa, a mi familia la desahuciaron en dos oportunidades por mis retrocesos, al punto de que hubo un día que tuve algo llamado delirium hiperactivo, producto del dolor, stress y medicación. Fue muy triste ver la cara de mis familiares, sobretodo de mis hijos. Hoy tengo un montón de efectos colaterales….pero estoy vivo y con muchas ganas de seguir así.

-¿A qué cosas se aferró?                                                                             -Fundamentalmente a mis hijos Mateo, Tobías y Lucia, mi razón de ser, mi todo, fue lo único que pensé antes durante y después de la cirugía.
Y en mi papá que ya no está. Creo que también me acerqué a Dios, pensé en un montón de cuestiones existenciales y las respuestas las encontré ahí.
Y por supuesto en el apoyo de mi familia y amigos que no me dejaron un solo instante y me alentaron a pesar del panorama sombrío. Y por último a mis ganas de vivir, a pesar de las caras pesimistas que me rodeaban yo hacía fuerza a pesar de que no podía, quería vivir.

-¿Qué cosas le dejó esta experiencia tan límite?
-Muchas…las ganas enormes de disfrutar a mis hijos mucho más, estar más en contacto con mi familia, celebrar la amistad todos los días, abrirme al amor y a Dios, dosificar mi trabajo y darle la importancia que ameritan los problemas…nunca pensé en estar tan cerca de la muerte y el solo hecho de pensar en todo lo que aún no hice me da más fuerzas, tengo mil proyectos, salvo que esta vez no son solo laborales, sino para mí y los que me rodean.

-¿Cómo será la recuperación de ahora en más?
-Es un proceso largo pero lo haré de acuerdo a lo que digan los profesionales, apoyado por el amor de mis hijos, mi familia, amigos y todos los que me quieren.

-¿Lo sorprendió la masividad de apoyo y posts en las redes sociales?
-Realmente yo no tomé mucha dimensión hasta ahora, estuve prácticamente desconectado, hoy que voy viendo toda esa catarata de amor y buena onda me siento apabullado, tanto cariño no deja de emocionarme. A mí me comentaban lo que pasaba pero uno está inmerso en salir y no le presta atención. Estoy profundamente agradecido a todo Balcarce, las cadenas de oración de los distintos credos, y los miles de mensajes y llamados. Fue mucho, me lleno el alma y siempre lo voy a llevar en mi corazón como uno de los gestos más lindos que he recibido. También quiero destacar a gente que desde otras provincias o lugares del mundo me dejaron su apoyo, pero repito gracias Balcarce…

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