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Sociedad

Exclusivo: El viaje de Rubén y Cacho Fangio a Europa
01-10-2017 Estuvieron en Italia, España e Inglaterra. Conocieron la historia de la familia Fangio y recorrieron los lugares donde el quíntuple dejó su huella como leyenda.

Rubén y Cacho Fangio siguen afianzando su vínculo de hermanos y en cada cosa que hacen intentan recrear la historia de la familia de la que siempre fueron parte, aunque la justicia los reconoció oficialmente recién hace un año y medio tras estudios de ADN y demandas por filiación. Juntos, ahora, viajaron a Europa. En Italia conocieron los orígenes de la familia Fangio, recorrieron las calles de Castiglione Messer Marino, un municipio situado en el territorio de la provincia de Chieti, en Abruzos. Los abuelos de Juan Manuel provienen de esta región. En 1887 el abuelo Giuseppe Fangio, vino a la Argentina, instalándose en la zona de Laguna de los Padres, muy cerca de Balcarce, para explotar montes de curro, un arbusto de ramas gruesas y hacer con ellas carbón vegetal. Y así comenzó a escribirse la historia. Pero Rubén y Cacho llegaron al viejo continente por algo más que su vinculación familiar, fueron a reafirmar su nueva identidad, la que los convierte en Fangio de pura sangre. Según le contó Rubén a La Vanguardia, viajaron por una invitación que llegó de Europa, y patrocinada por una persona enamorada de los coches de colección como también de Juan Manuel Fangio. “Estuvimos en Gootwood, Inglaterra, y el propietario como así también organizador del evento, Lord March, al enterarse que nos encontrábamos allí, nos otorgó un pase preferencial para circular y por supuesto para poder acceder a los salones vip y destacó a un escoces para guiarnos”, relató el hijo del quíntuple. El Festival de Goodwood se realiza en el sur del Reino Unido todos los años en lo que es la cita automotriz más convocante del calendario. La única condición es sentir pasión por los autos y la velocidad, como Rubén y Cacho. La morada pertenece al Lord March, un aristócrata inglés con un capricho: que en sus dominios corrieran los mejores exponentes de la velocidad. Un fastuoso castillo, un hipódromo y un autódromo a escala real oculto entre la frondosa vegetación: la mítica colina, propiedad del duque de Richmond, es sede del museo en movimiento de la competencia automotriz. En esos caminos, en el contexto de las fragancias que emanaban de los jardines de la finca ubicada en Chichester, Condado de West Sussex, Rubén y Cacho tuvieron un encuentro con el  tres veces campeón de Fórmula 1: Jackie Stewart. También conversaron con Darío Franchitti, y la sobrina de Stirling Moss. “Como ocurre habitualmente en Inglaterra fueron días lluviosos pero la gente llegaba por miles. Al  iniciarse la carrera principal fuimos invitados a dar las vueltas previas seguidos por los que protagonizarían la competencia. Por los parlantes anunciaron que nos encontrábamos en ese auto y nos ovacionaron por tratarse de los hijos de Juan Manuel Fangio. A la hora de realizar la ceremonia de premiación, Lord March comentó que íbamos a Roma a la misa del Papa Francisco, pero que hicimos un alto para llegarnos hasta ese lugar. Nos entregaron un presente y para sorpresa nuestra la gente se nos vino encima solicitando autógrafos. Fue algo increíble y muy emocionante”, dijo Rubén mientras relata parte de la experiencia de un viaje inolvidable.

Recorrida                                                                                                                             Pero la agenda de Rubén y Cacho Fangio no tuvo respiro. Se entrevistaron con Armando Cifuentes, aquel corredor que se accidentó en Cuba cuando Fangio fue secuestrado en 1958. “También visitamos Pescara y luego llegamos a Asturias. Estuvimos en el Museo de Fernando Alonso, en Gijón, en un club de amantes de coches de colección. Nos llevaron en una Ferrari a una feria temática, y estuvimos en el Museo de Alfa Romeo.  Fernando de la Hoz, nuestro anfitrión, guía y amigo, un estudioso conocedor de autos de colección, no dejó de sorprendernos; nos llevó a un museo de coches antiguos y clásicos llamado Torre Loizaga, una colección que está formada por 75 automóviles de los cuales 45 pertenecen a la marca Rolls-Royce, y un castillo fantástico”, recordó.

Tierra                                                                                                                                    Sobre la visita a Messer Marino, contó Rubén que “es un lugar de montaña y de una belleza indescriptible y con gente de la cual uno queda enamorado por la calidez con que nos trataron. Como no podía ser de otra manera nos encontramos con  algunos argentinos como Mariano Lalli y su hermana Claudia, otras personas que nos acompañaron siempre y algunos Fangio como Enzo y Doménico, presidente de la asociación histórica y cultural Juan Manuel Fangio, un pequeño museo que merece ser apoyado por el cariño que le brindan. Nos recibió en su despacho el intendente de la Comuna y un nutrido grupo de personas y  un cuerpo de soldados. Nos entregaron una plaqueta y un escultor del lugar nos dio una obra de nuestro padre que, oportunamente, será llevada al Museo del Automovilismo en Balcarce”. También Cacho y Rubén recibieron una copia del acta de nacimiento de Loreto Fangio, aunque figura como “Lorito” Fangio en ese documento histórico. “También Doménico nos invitó a su casa a conocer a su familia y  nos entregó una lámina con el árbol genealógico de la familia Fangio que, después de una ardua investigación llega a Giuseppe Fangio en 1790 y su esposa Marianela Franceschelli en 1791. Compartimos en Oviedo largas charlas con Jaime Tertiere quien fuera muy amigo de nuestro padre. Tal vez me olvido de mencionar algunas personalidades con las que he tenido alguna charla y otras que si bien me acuerdo perfectamente me pidieron que no las mencione. Como sea, ha sido un viaje muy importante, no por las distancias y lugares visitados, sino por la necesidad que tenía de reencontrarme con mis orígenes. Es parte de esta etapa en la que intento, en el final de mi vida, acostumbrarme y aceptar mi verdadera identidad. En definitiva la que siempre tuve y la que siempre busqué”, concluyó.

La nota completa en la edición impresa. 

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