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Sociedad

La foto del abuelo Horacio, tomada en el verano de 1973
24-09-2017 La foto tomada en el verano de ese año muestra a los hermanos Mansor en el barrio de la infancia junto a una de las motos que preparaba su padre. Recuerdos de familia.

Por Marcos Gabriel Mansor. Esa foto –cuenta Marcos- es del año 1973. La motito es una Garelli ´75, y yo soy el morochito y mi hermano menor –Rubén- es el pelirrojo. Yo tenía 5 años y pico, y mi hermano casi 4. La sacó mi abuelo, Horacio Sócrate, quien se ganaba la vida como fotógrafo. La Garelli ´75 en una época había sido de carreras. Recuerdo que corrían en Tandil, en Necochea, en todos los autódromos de la zona, andaba bien esa motito. Mi viejo preparaba en su taller motores de dos tiempos, era de los mejores mecánicos de moto. Tenía el taller en la calle 30, entre 21 y 23, después se trasladó a la Uriburu –hoy René Favaloro- y 30, al lado de lo del taller chapista de Pedraza. Papá no corría porque era muy pesado entonces siempre se la corría alguien”. Dice Marcos que la foto le da nostalgia. “La foto me da un poco de tristeza a veces, mi hermano está en Málaga, España, y hace años que no lo veo. Nunca se pudo acomodar económicamente después de la crisis del 2002 y se fue como tantos otros, a buscar un futuro mejor. Tengo una hermana que tendría  un año cuando el abuelo nos tomó esa fotografía, a ella si la veo seguido por suerte. La casa que se ve detrás de nosotros  es nuestra y es el lugar donde aún vive mi mamá. Es en el Barrio PyM, con sus históricas calles de piedra. Este barrio se construyó en el año 1969, se levantaron 96 casitas en ese lugar, recuerdo que dos se hundieron, las hicieron y se hundieron de nuevo hasta que recién en la tercera vez que las levantaron quedaron firmes. Nosotros antes de tener esta casita de material vivíamos en una casilla en la calle 42,  entre 37 y 39, ese sector era todo campo cuando éramos chicos. Me acuerdo que la plata no sobraba, no puedo hablar de números, si que un par de zapatillas o un juguete costaban una fortuna.  Sí me acuerdo que la comida era barata, y en casa siempre había para comer en abundancia. Había dos canales de televisión y una hora de dibujos animados en cada uno, y que los esperábamos ansiosamente. Todos trabajaban,  los padres venían a las 12, había ferroviarios, me acuerdo de tres por lo menos, otros en INTA, municipales, pero trabajar lo hacían todos.

La nota completa en la edición impresa. 

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