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Sociedad

Alejandro Ale, un luchador de la vida y un legado que sigue vigente
23-04-2017 Su hijo Javier lo recordó como un hombre de bien, un boxeador de ley, aunque se apena por su pronta partida. El día que ganó una pelea con la mandíbula rota. Su legado. Foto: La Vanguardia.
Alejandro Ale fue un padre de pocas palabras y muchos gestos. Siempre mostró el camino, hizo la huella, y le pidió a sus hijos que no se aparten de ella. Recordado boxeador, se fue hace diez años, aunque su recuerdo late en los corazones de los que lo tuvieron como guía y ejemplo. “El viejo era un tipo muy luchador, era de dar mucho, era de compartir todo, siempre tuvo muchos amigos, era un tipo que lo que tenía te lo brindaba, pero en el momento de ponerse serio se ponía muy duro porque era muy recto. Él siempre quiso que nosotros fuésemos su ejemplo por el resto de su vida. Acá, en el pueblo, por cada lugar que camino la gente lo recuerda bien, por su momento y su pasado en el boxeo y por su forma de ser. Le brindó mucho a Balcarce, no le importaba el peso, pero sí le importaba que la gente llegara a su casa con su mercadería, con su fruta, con su verdura, para que pudiera llegar a la mesa como quizás lo seguimos haciendo hoy nosotros. Él trabajó muchos años con Colucci, también lo hizo como transportista y mucho tiempo en la papa, y esa tarea no le permitía entrenar para el boxeo, aunque tenía un físico privilegiado. Recuerdo que a él lo llamaban el día viernes confirmándole una pelea y él iba al frente, como siempre, y no le importaba con quien iba a pelear; subía al ring y daba todo. Él dejó de boxear por el año 1974. Quiere decir que yo todo lo que sé sobre él es por mis hermanas Sandra y Alejandra, o por la gran cantidad de amigos y seguidores que tenía y que me han contado sus hazañas. “Yo lo vi a tu papá pelear y me acuerdo cuando peleó con el uruguayo Clark. En esa pelea Clak le rompió la mandíbula y tu papá siguió peleando y le ganó por nockout”, me contó un cliente emocionado”, sostuvo Javier.

Datos                                                                                                                                       Alejandro Ale ganó 33 peleas y empató una. Le decían el “torito” porque pegaba muy fuerte. A mí todo me lo han contado y me enorgullece mucho que La Vanguardia lo recuerde. Es emocionante que lo sigan teniendo presente porque, a veces, son cosas y personas que se dejan pasar”, dice Javier quien en la lona de su camión lleva una foto gigante de su padre a modo de homenaje. “El primer día que llegué al mercado la gente paraba y tiraba los autos a un costado, yo no entendía que pasaba, y se bajaban los conductores y lloraban cuando veían su imagen, incluso acá afuera de la frutería sabe estar el camión estacionado y la gente se queda mirando la imagen de papá que fue muy amigo también del viejo Ubi Saco, quien lo quiso llevar muchas veces con él a Mar del Plata, pero nunca lo convenció”.

Imágenes
Las fotos –cuenta Javier-  “me las trajo hace unos años la hija del Gallego Gutiérrez (Fabiana) que era la persona que armaba los festivales de box y un gran amigo de mi papá. Él lo acompañaba siempre, no lo dejó nunca de lado y hoy están los dos descansando, gente que hoy descansa en otra vida y en su mundo deben estar juntos porque estuvieron toda la vida así. Cuando vi por primera vez las fotos lloré mucho, de emoción, por verlo ahí, que se yo, es mi viejo y yo lo amo y estará conmigo para siempre. Ahí nomás mandé a hacer un cuadro que hoy está colgado en una pared de la frutería. Es mi viejo, mi ídolo y sigue siendo mi guía”, se emocionó Javier.

Partida         
Alejandro Ale falleció hace 10 años. “Como olvidarlo, porque después de dos años de su muertes nació mi hija y fue el mismo día, un 21 de septiembre. El tuvo una enfermedad en un pulmón, falleció a los 57 años, y se fue muy joven. Es muy triste el recuerdo, aunque sé que soy una parte de él”, dijo Javier. “Papá no paraba, con su enfermedad se levantaba igual a las cuatro de la mañana y viajaba, no había quien lo parara, sabiendo que no podía hacia un montón de cosas pero a veces esas enfermedades que son fulminantes no las podes combatir con nada. Tenemos un lindo recuerdo gracias a Dios. Él quería que fuésemos luchadores, que nunca bajemos los brazos y eso que hemos pasado situaciones difíciles. Bajar los brazos jamás, lo digo porque a veces la gente se entrega y no es así, hay que luchar y seguir para adelante hasta el último día como peleo él con su enfermedad y no se entregó jamás”.

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