Sociedad
Le cuesta sonreír. No porque sea un chico triste, sino porque la vida lo puso varias veces en el límite con la muerte. Toto no se separa de su pelota de fútbol, aunque ahora descubrió la computadora y no pierde oportunidad de pegarse a la pantalla. Desde que nació, sus posibilidades de vivir y de morir pelearon a la par. Un soplo en el corazón y luego una complicación más severa lo llevaron a transitar horas dramáticas cuando apenas había llegado a este mundo. Gabriel Santoianni tiene hoy 13 años y Valeria Elizabeth Todaro (34), su mamá, lo mira y no puede creer aún hoy que ese chico que tiene delante de sus ojos sea el mismo al que los médicos no le daban chances de sobrevida. “Sálvemelo”, le suplicó Valeria a los cirujanos que lo operaron en el Hospital Garrahan de Buenos Aires cuando su cuadro comenzó a ser desesperante. “Gabriel nació el 30 de enero de 2003 y a los cuatro meses le descubrieron una enfermedad por un resfrío, una bronquiolitis que en ese tiempo no existía. Se ahogaba, le agarraba tos, se ponía morado, tenía diarrea, vomitaba la leche y no quería tomar la teta algo que es normal cuando nacen, además tenía fiebre y le agarraban convulsiones. A través del doctor Claudio Yamahachi, lo llevamos a un control en el Hospital de Balcarce y lo dejamos internado. El primer diagnóstico fue “Tetralogía de Fallop” una enfermedad donde las venitas del corazón no se desarrollaban. A través de una ecografía le descubren ese soplo en el corazón, le pusieron oxígeno y al otro día lo derivaron al Materno Infantil de Mar del Plata donde estuvo un mes internado en observación para después derivarlo al Hospital Garrahan. Era todo nuevo para nosotros, hubo mucha gente que nos ayudó, aprendimos a movernos allá en taxi, colectivo, las calles, y hoy lo recuerdo y para nosotros fue difícil todo”, le dice a La Vanguardia la mamá de Toto.
En proceso. En el Centro Cardiovascular Garrahan, contó Valeria, “le hicieron un ecodopler y se concluye con casi lo mismo que nos habían dicho en Balcarce. El cateterismo informó: “ramas pulmonares hipoplasias y confluentes, ASPD permeable, colaterales múltiples, Arco AO derecho, estenosis distales de ramas pulmonares”. Es una enfermedad que con el tiempo fuimos descubriendo lo que era con análisis de sangre, estudios, ecografías, y rayos. A los 7 meses fue la primera cirugía donde le colocan el primer homo injerto, una válvula de plástico en el lado derecho del corazón, un conducto con conexión al pulmón. Él estuvo muy grave, no le daban posibilidades de vida y sólo recuerdo que le dije al médico “sálvemelo doctor”. A nosotros lo único que nos quedó fue la fe, estuvimos viviendo en el Garrahan durante 21 días, y gracias a Dios el nene reaccionó bien”, recordó la mujer.
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