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Sociedad

Santiago y Aida, un matrimonio que lucha contra el tiempo y el olvido
26-07-2015 Viven en una casa muy humilde sin calefacción y con el techo roto. Santiago sufre de cáncer y en el Hospital demoran los estudios y le cambian de médico. Piden ayuda. Foto: La Vanguardia.

La historia de Aida y Santiago puede emparentarse con la de cualquier otra pareja mayor que lucha por subsistir en un mundo cada vez más tecnificado y, a veces, poco solidario. Las circunstancias de la vida los llevaron a transitar distintos caminos y a vivir algunos momentos de felicidad y muchos de zozobra y desesperanza. Aida Torres (66) y Santiago Sorich (65) viven en una casa fría, de paredes descascaradas y a medio terminar. Las temperaturas gélidas atraviesan sin piedad el umbral de la puerta que no cierra bien porque está vencida y el frío por momentos se torna insoportable. Pero ellos parecen estar acostumbrados, aclimatados a las circunstancias de su existencia. Santiago sufre de cáncer y debe realizarse sesiones de quimioterapia cada 15 días. “Él toma su medicación y cuando está dolorido les aviso a los doctores porque “no quiero que se me muera así”. Pero de la Guardia vamos a rayos, de ahí nos mandan a hablar con Eduardo, el empleado que da los turnos, pero no puede ser que me lo atienda un doctor distinto cada vez que vamos al Hospital y muchas veces no nos quieren atender en la Guardia. Él se debilita mucho después de cada quimio, en la última que le hicieron vino muy dolorido, le cuesta mucho levantarse, se ha caído varias veces y ahora encima se le sumó que tiene cálculos en un riñón. No sé qué hacer, no nos quejamos del trato sino que hay veces que nos atiende el que está y no un médico de cabecera como debería ser”, se quejó Aida.

La casa
Según le contó la mujer a La Vanguardia, “con la casa hace rato que venimos pidiendo que nos la puedan cerrar aunque sea una parte. Santiago se muere de frío acá y sólo nos calentamos con una garrafita. Siempre nos han tratado bien en la Municipalidad de Balcarce pero no terminan, es demasiado tiempo. He visto a varias personas –autoridades municipales- pidiéndoles que por favor me terminen porque así no se puede vivir, es como si estuviéramos viviendo afuera, este hombre –por su esposo- se me va a morir acá”, destacó la mujer.

La nota completa en la edición impresa.

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