El ataque dura pocos minutos pero es efectivo. Sin mucha logística, inspeccionan visualmente el terreno y a la víctima y actúan. Cada integrante de la banda tiene un rol definido, aunque las órdenes casi siempre llegan por parte de quien más arriesga y sobresale en el momento de mayor tensión. En este caso es una joven mujer de 20 años que es sindicada por los investigadores como la líder de un grupo que el 28 de mayo del año pasado asaltó un locutorio del centro de Balcarce y sería responsable de otros hechos similares que, igualmente, son materia de investigación. En la jerga policial –explican las fuentes- se los identifica como “pirañas”, ya que se caracterizan por su agresividad y sobre todo por su voraz apetito. Otro dato cierto por el que vinculan el accionar de esta banda con los mencionados peces es por la sensación que experimentan al alimentarse y después no hacerlo adecuadamente.  En el hecho que se investiga, fue la chica la que ingresó al local y a cara descubierta amenazó al empleado colocándole un cuchillo en el cuello. Los otros tres integrantes de la banda actuaron con caretas de zombies y fantasmas para proteger sus rostros. Según confiaron fuentes del caso, hay testigos que mencionaron que en los días previos al robo fueron vistos recorriendo comercios con la intención de comprar las tan mentadas caretas. Aquella madrugada de mayo finalmente atacaron. La chica ingresó al locutorio pidió “unas pilas” y cuando el empleado se dio vuelta avanzó. Lo llevaron al baño, lo ataron, y saquearon el kiosco que funciona también en el ingreso. Finalmente se llevaron las play station –en total fueron tres-, además de robar el dinero de la caja registradora, una bicicleta  y mercaderías y productos del sector kiosco, entre los que se cuentan chocolates, encendedores y profilácticos. Los investigadores creen y estaría documentado, aunque no incluido aún en la causa, que parte de los objetos robados fueron vendidos a los pocos días del asalto en una galería del centro de la ciudad de Mar del Plata.

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