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Jueves, 25 de Abril de 2024 | 7289 Usuarios únicos

Kárting

Un campeón de la vida
10-12-2018 Matías Lencina se recuperó de una delicada dolencia para quedarse con el título en el Kárting Regional
“La única lucha que se pierde es la que se abandona”. Esta emblemática frase de Ernesto “Che” Guevara es la ideal para iniciar esta nota, pues grafica como ninguna la situación por la que atravesó Matías Lencina, el joven y promisorio piloto balcarceño que acaba de coronarse campeón de la categoría 110 c.c. del Kárting Regional.
Es que a pesar de su corta edad debió atravesar un momento muy duro de su vida. Aquejado por una delicada dolencia, que hasta  puso en riesgo su vida, tuvo que abandonar la actividad que más le seducía. Su auténtica pasión: correr.
Fueron más de tres meses donde tuvo que pelearle mano a mano a su enfermedad. Su internación en un centro asistencial marplatense y hasta la imposibilidad de estar en su propia ciudad, se transformaron en una barrera que parecía infranqueable. Pero allí afloró su espíritu de lucha, su irrenunciable convicción de salir de esta situación para volver a sentir la adrenalina de la velocidad. Quizás aquellos que no sientan esta pasión correr por sus venas no lo entiendan, pero en muchas ocasiones este sentimiento es un combustible que permite alcanzar hasta lo que parece imposible.
“Mientras estaba internado, en lo único que pensaba era en recuperarme, porque no veía la hora de volver a la pista. De estar manejando un karting. De hacer, eso que me hace feliz”, le dijo a LA VANGUARDIA. Toda una síntesis que nos exime de mayores comentarios.
Su historia no pasó desapercibida. A partir de la gestión de familiares, amigos y allegados a través de las redes sociales, su caso corrió como reguero de pólvora. Fue así que los pilotos más importantes del país y los responsables de las principales categorías se tomaron su tiempo para enviarle un mensaje de aliento. Respaldándolo y ayudándolo a transitar el momento. Y fundamentalmente, refrescarle la idea de que ese futuro que tanto ansiaba, no era una quimera.
Y el mensaje llegó. Hizo su efecto. Y el 28 de octubre, en el marco de la octava fecha del calendario, Matías volvió a la pista. Lo hizo ganando en Mar del Plata. Pero en rigor de verdad, ya había conseguido una victoria mucho más importante: había hecho realidad su sueño.
 
Un año muy
complicado
Con 14 años cumplidos (el pasado 27 de octubre) Matías afrontó su primera temporada completa dentro de la categoría 110 c.c. Demostró una rápida adaptación y los resultados no tardaron en acompañarlo. “Siempre me gustó mucho el automovilismo, y el karting se me transformó en una pasión”, indicó.
“Este primer año fue bastante complicado. Por el tema de mi salud me perdí una parte del campeonato. Por suerte, cuando pude volver, logré los triunfos necesarios que me permitieron quedarme con el título”. “La verdad es que todo me parece un sueño, porque en algún momento pensé  que no volvería a correr más”.
Allá por el mes de junio la aparición de una delicada dolencia lo alejó de las pistas y lo puso frente a frente a otro desafío mucho más complicado. Fueron cuatro meses duros, difíciles. 
En ese trance, se sostuvo en el afecto de sus padres, sus amigos y el cariño que recibía desde todas partes, en forma de mensajes de aliento. “Fue muy emocionante recibir el cariño de tanta gente. Muchas de los cuales no conocía. Ni qué hablar lo que significaron los mensajes que pude ver de algunos pilotos muy importantes del país. A través de los videos me deseaban la recuperación. Esas muestras de afecto me dieron mucha fuerza”, apuntó con la timidez propia de su edad.
Aunque reconoció que hubo uno en especial que le llegó más profundo. “El saludo que más me gustó fue el del “Gurí” Martínez, porque siempre fue mi ídolo. Fue una alegría inmensa que se haya tomado ese tiempo para mandarme su apoyo”.
 
La consagración
El retorno a la pista fue en Mar del Plata, cuando restaban tres fechas para el cierre del torneo. Más allá de todo lo vivido, la cabeza de Matías seguía enfocada en la chance de ser campeón. “Me sentía muy emocionado de volver a subirme al karting, pero convencido de que podía alcanzar mi objetivo. Corrí tratando de sumar la mayor cantidad de puntos posibles, para seguir arriba en el torneo. Y tuve la suerte de ganar. Por lo cual ese retorno será siempre un recuerdo imborrable”.
Se llegó así a la doble jornada que tuvo como escenario al trazado establecido dentro del autódromo “Ciudad de Mar del Plata”, y donde se definía todo. “Me sentía un poco ansioso. Sabía que llegaba con buena diferencia con respecto a quienes me seguían, pero no quería confiarme. Por eso encaré las dos carreras con la intención de sumar todo lo que se pudiera”.
Y las cosas se fueron dando de la mejor manera. La victoria en la penúltima fecha (se corrió por la mañana) lo dejó a las puertas de la corona. “Ahí quedé muy cerca del título, lo que aumentó mi ansiedad”. Si lograba el triunfo en la serie de la siguiente jornada (se hizo por la tarde) quedaría consagrado. Pero cometió un error, tocó desde atrás a quien iba ganando (Manuel Figueiras) y le colocaron bandera negra. Lo cual no obligó a largar la final desde el último lugar. “Era una complicación que no esperaba, pero traté de serenarme, ya que la carrera era larga”.
Precisamente, con el paso de las vueltas fue avanzando en el clasificador, hasta saltar a la punta. En el tránsito del último giro apareció un contratiempo. “A la salida de una curva empezó a fallar el karting. Debo reconocer que me asusté un poco, porque pensé que no llegaba. Por suerte no faltaba tanto para el final, y pudimos ganar, asegurando el título”. “Cuando desarmamos, mi preparador (José Ruberto) se dio cuenta que el pistón se estaba “agarrando”. Si hubiese durado una vuelta más, no llegábamos. Siento que Dios me ayudó a ganar esta carrera”, reconoció.
Con la victoria consumada, las sensaciones afloraron. “Cuando me bajaron la bandera sentí una mezcla de emociones. Ver a toda mi familia festejando y compartir con ellos esta alegría fue algo muy fuerte. Muy emocionante e inolvidable”.
En la parte final de la charla, Matías apuntó que su intención es seguir el próximo año dentro de la categoría. “Quiero correr todo el año y poder lucir el “1” de campeón”. Respecto de su futuro deportivo, se mostró muy cauto. “Ahora sólo pienso en el karting, más adelante se verá si aparecen otras opciones”.
También tuvo elogiosos conceptos para sus padres (“fueron mi sostén en los momentos difíciles y siempre están conmigo”), su preparador José Ruberto (“me dio un karting muy bueno durante todo el año”) y para todas las personas que siempre lo acompañaron y a todos aquellos que le hicieron llegar su voz de aliento en los momentos más complicados.
La fría estadística deportiva dirá que Matías Lencina se terminó coronando campeón de la divisional 110 c.c., luego de una temporada positiva (reunió 240,50 puntos, dejando como subcampeón a Manuel Figueiras, con 192,50). Pero más allá de los números, lo que consiguió este joven gladiador fue sobreponerse a la más dura adversidad, enviando un claro mensaje: con voluntad y tesón, todas las barreras se derriban. Se trasformó nada más y nada menos que en un auténtico campeón de la vida.
 
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