"Ese batir de alas genera ansiedad. Su gente se relame esperando ver cómo se devora la red rival. Los rivales lo ven venir mientras piensan cómo frenarlo. Son los hinchas de Argentinos los que terminan gozando las virtudes de Nicolás Pavlovich. Una vez más, el delantero volvió a dejar rastros en el arco rival, marcando el terreno. Este Buitre se nutre de caviar".

Así arranca uno de los tantos reportajes de los que ha sido objeto Nicolás Pavlovich. Olé reflejó en sus páginas sus pensares y sus vivencias. Anécdotas de niño por ejemplo, cuando siendo socio del Club Social Campo de Pato, jugaba al tenis con su hermano, o cuando en un partido de pato rompió un aro, o meros recuerdos de sus comienzos en Racing Club de nuestra ciudad.

Hoy con 30 años a cuestas Pavlovich o Nicolás (descartemos el buitre, suena muy feo), es el máximo ídolo del fútbol de Argentinos Juniors, y muy bien mirado por el fútbol nacional. De Racing subió a Argentinos de Rosario y de allí, a Newell's. Tuvo largos pesares a causa de lesiones. Jugó en Racing Club (AFA) y disparó para Rusia, Al Saturn Ren TV.

Cuenta que allí tuvo algunos problemas con el idioma y que a veces las cosas se le daban a gato por liebre. Brilló en el Saturn Ren con goles y más goles. Apostó a más lejos y casi lo vence la nostalgia en Alemania, cuando en pleno mundial lo contrata el Kaiserlautern, no tuvo un pasar tan brillante. Gran parte del tiempo lo pasó lesionado y más tarde volvió a América.

México lo ubicó en el Monarcas Morelia donde también anotó varios tantos más. En su regreso a la Argentina fue derecho a Banfield. Algunos goles más, hasta que en este año ingresó al Argentinos. Luego de calibrar el comienzo y la vuelta al fútbol nacional empezó a meter goles y con ellos a ganarse el cariño de la gente. Sus buenas actuaciones son una constante.

Actuando para Argentinos encaró dos torneos paralelos: el Apertura y la Copa Sudamericana, donde ya lleva cuatro goles en cada certamen. Con el cabezazo desde el área, el miércoles ante el Palmeiras, el balcarceño, se sumó a la cima de tabla de artilleros. Anotando en el primer tiempo, y cerrando la serie con Palmeiras, llegó a su cuarta anotación en la Copa Sudamericana.

Por eso la tremenda ovación de los 22.000 hinchas de Argentinos que sacudieron los cimientos del estadio Diego Maradona, cuando Pavlovich fue reemplazado por Gabriel Pérez, a poco del final. Es que no sólo con goles se metió en el corazón de la gente. Si alguno lo duda, basta retrotraerse al sábado pasado, cuando en la misma cancha gambeteó a tres jugadores de Tigre.

Tiró un caño glorioso a Paparatto y definió con sombrerito ante la salida de Daniel Islas. No fue gol. Pero esa jugada estableció que Pavlovich es el mejor refuerzo de Argentinos en la era Gorosito. Y no sólo por los goles. Desde sus primeros pasos en el Campo de Pato y en Racing, hasta hoy, ha corrido mucha agua bajo el puente, pero lo mejor está por venir. Que dure.