“Taj Mahal, en sí mismo, es una historia de amor viviente, que late todavía, recordándonos que hay amores que son capaces de enfrentarse al tiempo para hallar una eternidad unida”.

por Patricia Mucci. Me encuentro en India, en el país de los colores, los sabores y las grandes desigualdades. No podría hoy precisar si me encuentro en India o India me ha encontrado a mí. Este es mi segundo viaje al misterioso gigante asiático. Esta vez más al norte en la ciudad de Nueva Delhi, capital actual del país. Caótica, asfixiante, densa con temperaturas que superan ampliamente los 40 grados cada día, se hace imposible no amar u odiar estar aquí. Es que India tiene eso… o te enamoras o quieres salir huyendo. Los primeros días son difícil de adaptarse, el clima, el idioma, las comidas picantes, la diferencia horaria, las miles y miles de personas en las calles, las bocinas, las vacas, los tuc tuc, los rituales hinduistas, católicos, musulmanes....y podría seguir mencionando miles de cosas que al final del día terminan siendo superficiales. Es que en verdad India te duele, te lastima por donde mires. Más allá de su belleza y sus años de Historia con sus monumentos y restos arqueológicos, de humanidad queda muy poco. Las personas en situación de calle se han multiplicado escalofriantemente, el sistema de castas se ha endurecido y los valores y derechos fundamentales proclamados allá por 1947 por la UNU, aquí ni aparecen. A un poco más de 200 km (que lleva recorrer unas 5 horas debido al tráfico) de Delhi, se sitúa la ciudad de Agra. Junto a Delhi y Jaipur forman lo que se denomina el triángulo dorado, algo que todos deberíamos conocer una vez en la vida. Agra es una ciudad del estado de Uttar Pradesh en el norte de India. En ella, se encuentra el icónico Taj Mahal, un mausoleo construido para la esposa del gobernante mogol Shah Jahan, Mumtaz Mahal (quien murió durante un parto en 1631). El imponente edificio principal incluye un gran domo y complejos tallados en marfil blanco con incrustaciones de piedras preciosas. Hoy habitan la ciudad 1 millón y medio de personas, que en su mayoría vive del turismo...o en la calle en condiciones deplorables. Agra es un sueño para quien la visita, por allí encontrará plasmado en la arquitectura, la más magnífica obra construida por amor. Pero es también un infierno cotidiano para sus habitantes. El Taj Mahal recibe unas 30.000 personas al día. Y 3 millones de viajeros de todo el mundo al año.

Taj Mahal

El Taj Mahal es uno de los más bellos edificios del mundo, es el resultado de una bella y trágica historia de amor. Considerado, además, como una de las siete maravillas del mundo. Fue construido en el siglo XVII. Es una  increíble proeza arquitectónica, su inmortal belleza se nutre del antiguo amor entre un emperador y su esposa. El Taj Mahal es poesía hecha arte, un canto al amor, una obra sublime que sólo un alma enamorada sería capaz de ofrecer al mundo.  No hay nada más profundo que creo hasta hoy he podido visitar. Sentarse en uno de los bancos que hay por todo el Jardín del Paraíso y admirar la silueta del impresionante Mausoleo recortada sobre un cielo limpio te conmueve hasta las lágrimas. Porque es eso.. es una poesía, es el amor puesto en mármol y piedras preciosas como jamás uno podría imaginar. Cielo que poco a poco se tiñe de rosa al caer la tarde. De fondo, en las afueras del Templo, en la ciudad, en Agra pueden oírse  los cánticos y sus oraciones. Los mantras y el aún hoy el amor desesperado de este hombre por esta mujer. Hago silencio mientras lo observo, silencio interno, meditativo, porque el externo es un caos, los miles de turistas pelean por la mejor foto, el mejor ángulo. Hago silencio y puedo imaginarlos, amándose hasta en la eternidad. Allí, en silencio, con los ojos humedecidos, y conteniendo el llanto no dejo de pensarlo. Sentado en aquel banco, que alguna vez uso Lady Di para sus fotos de boda, me cuesta comprender el amor, mi mirada se dirige hacia la silueta que se refleja en las aguas del estanque, e imagino la secuencia final de este amor. El recién emperador se encontraba en Burhanpur, en una campaña militar, cuando le llegaron noticias de que su esposa teniendo complicaciones en el 14° parto. Sha Jahan no lo pensó dos veces y, desesperado y con una angustia que le paraba el corazón, regresó al lado de su mujer para poder pasar sus últimos instantes junto a ella. Al morir ella, todo fue poco para él.

Los mejores constructores, los mejores obreros, las mejores joyas, las mejores piedras... Todo era poco para el lugar de reposo de su amada; incluso, se desvió el rio Yamuna para que el Taj Mahal pudiera reflejarse en sus aguas. Y allí, tras dos décadas de construcción, en el 1648, fue enterrada su amada Mumtaz Mahal. Junto a ella, fue enterrado años después el propio emperador para que reposaran siempre juntos, eternamente.

Sensaciones

Despacio, triste por un lado, impresionada por el otro,  alegre por cumplir el sueño de cualquier viajero, pude pasear por sus jardines, tan simétricos, tan coloridos, tan naturales, recorriendo en mi mente la historia. Y también mi propia historia. ¿Cuánto de cada uno de nosotros esta puesto allí? ¿Cuánto de nuestros amores, pasiones, y desgracias eran reflejadas por aquel mármol traslúcido? Y allí, tras subir los primeros escalones de acceso al Mausoleo que se hace más inmenso aún de pronto, más impresionante, sucede algo dentro del alma. Algo se quiebra para siempre, algo te recorre el cuerpo como una corriente energética. Algo que te atrae, una fuerza que te lleva a querer tocar con tu propia mano el mármol y descubrir que no es un sueño y que, como en la vida diaria, el amor es la fuerza más poderosa, es la única fuerza capaz de sanar los corazones. Pero también de destruirlos impiadosamente. Un "lugar" que resulta inolvidable. Un "no lugar" encerrado en una lágrima. Una visión que jamás podré apartar de mis ojos y es que el Taj Mahal, en sí mismo, es una historia de amor viviente, que late todavía, recordándonos que hay amores que son capaces de enfrentarse al tiempo para hallar una eternidad unida.