El investigador estadounidense trabajó constantemente en busca de la preservación de la integridad del recurso natural suelo, cuya importancia es vital para la producción agropecuaria. Para formar un centímetro, la formación puede tardar hasta 1000 años.

El pasado 7 de julio se celebró el Día Nacional de la Conservación del Suelo. Ese día fue instituido en Argentina como “Día Nacional de la Conservación del Suelo” en memoria del Dr. Hugh H. Bennet, “Padre de la Conservación del Suelo” y creador del “Servicio de Conservación de Suelos del USDA”. El suelo es el producto final de la desintegración y descomposición de una roca o materiales originarios en la superficie terrestre como consecuencia de su exposición a los agentes atmosféricos y agentes biológicos. Está compuesto por minerales, materia orgánica, agua y aire, y es biológicamente activo, ya que una cuchara con suelo contiene más organismos que la cantidad de habitantes de todo el mundo. Se lo considera como un recurso esencial “no renovable”, ya que, para formar 1 cm de suelo, la formación puede tardar entre 100 y 1000 años. La demanda mundial de alimentos crece de manera sostenida, asociada al crecimiento de la población mundial. El suelo como motor de la producción de alimentos, fibras y biocombustibles debe ser preservado,  para neutralizar los procesos de degradación como: la erosión, la desertificación, la contaminación, la compactación, la acidificación, la salinización, la urbanización, la pérdida de fertilidad, y el impacto del cambio climático. Estas degradaciones son causadas principalmente por actividades agrícolas, ganaderas y forestales que utilizan técnicas inadecuadas, con consecuencias negativas no solo productivas, sino también por su impacto en la calidad de vida de quienes la habitan.

Prácticas probadas                                                                                                                        Para un manejo sustentable del suelo, contamos con prácticas probadas y adecuadas como sistematización en lotes con pendientes o anegables, construcción de terrazas y canales de desagüe vegetados, cultivo en contorno, siembra directa, rotaciones de cultivos, uso de cultivos de cobertura y protección de la biodiversidad, entre otros. Para el Dr. Bennett: “El suelo productivo es el fundamento de la agricultura perdurable sin la cual no puede haber prosperidad ni progreso”. En tanto, vale decir, el objetivo de las charlas que se desarrollaron en la Casa de la Cultura el 11 de julio pasado fue generar un espacio de diálogo y reflexión que lleve al entendimiento necesario para alcanzar la protección y recuperación de este preciado recurso. El documento lleva la firma de Héctor Ligier y Guillermo Studdert, de la Estación Experimental INTA Balcarce– Unidad Integrada Balcarce, Facultad de Ciencias Agrarias, UNMdP –Unidad Integrada Balcarce.

La elección está en nuestras manos                                                                                   

Escribió Bennett, “la tierra productiva es nuestra base, porque cada cosa que nosotros hacemos y aún casi todo lo que nos convierte en una gran Nación, comienza y se mantiene con la sostenida productividad de nuestras tierras agrícolas. Usted y yo como individuos o agrupados como parte de la raza humana, somos inseparables, excepto por la muerte. El mismo desafío nos confronta a cada uno de nosotros. Su deber y el mío es claro como el cristal y es intransferible. Podemos ayudar o podemos oponernos. La elección está en nuestras manos”. Mientras tanto, a través de los permanentes avances tecnológicos y culturales, se persigue sobre todo en los últimos años un mejor tratamiento de este vital recurso que muestra ostensibles señales de degradación en muchas zonas de nuestro país.